La anunciada reforma de la Educación Normal

 en Adriana Piedad

Adriana Piedad García Herrera*

Escuchar afirmaciones como la que hace el Subsecretario de Educación Superior en relación con al menos 30 años de abandono en las Normales, no hace menos que despertar la sospecha del manejo de información por parte de la SEP para legitimar la anunciada reforma. Es una práctica frecuente que con la llegada de nuevas autoridades, se trate de cualquier nivel de mando, se descalifique lo que han hecho las anteriores y se quiera dejar huella porque “ahora sí” éste es el mero cambio. Los docentes de las escuelas Normales que hemos transitado en los cambios del plan 84 al 97, en el caso de la Licenciatura en Educación Primaria, y después al 2012, hemos sido testigos de la transición entre reformas y vale la pena reflexionar acerca de ellas.
Una fecha crucial para las escuelas Normales fue 2005, año de publicación del Reglamento Interior de la SEP, en el que la entonces Subsecretaría de Educación Básica y Normal se queda en el pasado para pasar a una organización por niveles: Subsecretaría de Educación Básica, Media Superior y Superior. Las escuelas Normales pasan a la Subsecretaría de Educación Superior, lo cual con el paso de los años ha mostrado sus ventajas y desventajas. Ahora podemos ser “realmente” instituciones de educación superior: podemos participar en Prodep (aunque en esta convocatoria no hubo recursos para Normales), podemos formar cuerpos académicos y podemos hacer estancias en instituciones de educación superior nacionales o internacionales (todos tienen listas sus maletas para ir a Francia), por ejemplo.
Uno de los temas anunciados de la reforma por el Secretario Aurelio Nuño es transitar hacia los tiempos completos (PTC), condición que permite la participación de los catedráticos de las escuelas Normales en apoyos adicionales. Pero, entre las desventajas, tenemos cada vez más un alejamiento de la educación básica, educación obligatoria a partir del Nuevo Modelo Educativo. Cada vez son menos los profesores que se integran a la planta docente de las escuelas Normales con estudios previos o experiencia en el nivel educativo para el que van a formar a los nuevos docentes. Las actividades académicas que “dan puntos” prácticamente no consideran las actividades formativas que realiza el catedrático de la educación Normal en las aulas y las escuelas de educación básica, no hay entonces un estímulo para ir a las primarias a enterarse qué sucede en el ámbito de práctica de los estudiantes con los que trabajan.
Me decían mis alumnos de cuarto semestre de la ByCENJ que no tenían ningún profesor que hubiera tenido experiencia de trabajo en la educación primaria, y tampoco está bien esa “endogamia” que se les ha criticado tanto a las Normales, pero ahora, desde que somos “instituciones de educación superior” se corre el riesgo de cargar la balanza hacia el otro lado, en términos coloquiales, “ni tanto que queme al santo…”. ¿Será posible, entonces, encontrar ese punto medio entre la educación superior y la educación básica que ha sido por siempre el limbo en las escuelas Normales?

*Doctora en Educación. Catedrática de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco. adrianapiedad.garcia@bycenj.edu.mx

Comentarios
  • Genoveva López Quiñonez

    De acuerdo Dra. Adriana Piedad, las escuelas Normales siendo instituciones de educación superior se enfrentan a múltiples tareas, siendo la que usted señala una de las principales, la cual requiere desde la parte institucional un verdadero apoyo. Felicidades por su aportación.

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