La actual coyuntura para democratizar al SNTE y mejorar la educación

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Es sobradamente sabido que el SNTE es la organización sindical más numerosa de América Latina, tiene en su interior una membresía de cerca de 1 millón y medio de trabajadores de la educación, distribuidos en todo el territorio nacional y en las diversas modalidades de trabajo (tipos de plaza, nivel educativo, etcétera). En el SNTE los dirigentes están ahí debido a los fuertes intereses políticos y económicos que representa el ser dirigente o representante sindical. El patrimonio sindical es enorme: manejo de las cuotas sindicales, créditos de vivienda y de otro tipo, préstamos, manejo de plazas y cambios de adscripción, las cuales se vendían y se siguen vendiendo, los acuerdos en las negociaciones con los gobiernos locales para colocar a los dirigentes del SNTE en puestos claves de la administración pública local, etcétera.
Lo que ha motivado a actuar a los dirigentes tradicionales del SNTE (llámese de Vanguardia revolucionaria, Institucionales, Elbistas y últimamente de Maestros por México) no son principios sino fuertes intereses de poder y de dinero. Es por ello que con el gobierno de López Obrador se inaugurarán nuevas reglas para encabezar al SNTE, “el que tenga la mayoría es el que tendrá la dirección del sindicato”. Sabemos incluso que en muchas democracias o intentos de democratización, las mayorías también se equivocan.
En Jalisco existen dos secciones sindicales, la 16 y la 47, una de ellas agrupa a los maestros y trabajadores federalizados, la 16, con cerca de 40 mil afiliados; la otra, la 47, tiene en su seno a los maestros y trabajadores de la educación adscritos al sistema estatal de educación, con cerca de 30 mil afiliados, en ambas secciones, se mueven distintos grupos lo cuales se disputan el poder y, las dos secciones locales no han estado exentas de cacicazgos sindicales locales.
La tarea de democratizar al SNTE no se reduce a tener la mayoría, es un buen inicio pero se requiere mucho más, se trata de construir en la mentalidad de las y los trabajadores de la educación una alternativa válida, sobre el principio de que “otro sindicalismo es posible”. Para esto la CNTE ha sido la única instancia que se ha opuesto verdaderamente y ha estado en contra de los excesos de sindicalismo oficial, en Jalisco el núcleo o los agrupamientos de trabajadores democráticos, lo son desde la formación en la escuela Normal (principiante los egresados de la Normal Rural de Atequiza), a partir de las luchas específicas que se dan en cada región y de las tradiciones de lucha ligadas con grupos o movimientos de izquierda, principalmente de la llamada izquierda Independiente o izquierda revolucionaria.
Desde los grupos disidente que abanderan proyectos democráticos al interior del SNTE hay dos grandes cuestiones a superar:

1. El convencerse que si se puede dar el cambio y democratizar al SNTE y no conformarse con migajas de poder (representaciones minoritarias en las secciones).
2. Y superar las negociaciones que han hecho algunos dirigentes para poner por delante sus necesidades personajes o sus intereses específicos.

El problema de los grupos democráticos en Jalisco es que se ha creado una especie de monopolio al servicio de un pequeño grupo, el cual ha tomado el poder y no lo suelta, porque tampoco ha habido una instancia más fuerte que se lo arrebate. Aquí incluimos una tercer limitante al creer (por algunas expresiones) que el enemigo lo tenemos en casa.
En estos momentos se presenta una de las mejores coyunturas para democratizar al SNTE, no sólo en Jalisco, sino también a nivel nacional, para ello se trata de sumar fuerzas, de ser muy incluyentes, cuidando principios básicos, es importante que las dirigencias se sanean dando lugar a la gente nueva, a las y los jóvenes que ocupen cargos importantes en la representación. Pero el componente más importante (para democratizar al SNTE) es la capacidad de inventiva y las acciones creativas con una visión democrática, las marchas, los plantones, el volanteo, las pintas, pegas y colectas de recursos son muy imitantes pero están basadas en un modelo tradicional de hacer política, cuyo defecto es que son muy desgastantes para los contingentes. Hoy se trata de dar lugar a las redes de comunicación y de acción, a acciones rápidas y sorpresivas que sirvan para ir minando la columna vertebral del charrismo sindical.
La democracia en el SNTE está a la vuelta del esquina, si, pero que hay que construirla y practicarla, ser congruente desde nuestra propia casa. La democracia se vive en los mismos espacios en donde confluimos todas y todos, que soñamos con un SNTE al servicio de las y los trabajadores de la educación.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

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