Jinetes en la tormenta

 en Moisés Aguayo

José Moisés Aguayo Álvarez*

Jinetes sobre la tormenta
en esta casa nacimos
a este mundo fuimos arrojados
como […] un actor olvidado…

Jim Morrison

Con el afán de presentar un ángulo crítico en torno a los desafortunados acontecimientos en el sistema educativo jalisciense, en los que la falta de sensibilidad, la ilegalidad y el permanente golpeteo a la dignidad del maestro, se han volcado de manera estructural y sistemática, socavando la imagen social, el autoconcepto y el respeto por la profesión más noble; me permitiré ofrecer en esta editorial una especie de triple ejercicio hermenéutico, valiéndome de la analogía entre los docentes y directivos que estamos siendo afectados por la falta de pago, el aparato sindical del SNTE (y expresiones alternativas) y las autoridades a cargo de administrar los servicios educativos —en ese orden—, frente a la obra “Jinetes sobre la tormenta”, de The Doors, aprovechando la polisemia y los juegos del lenguaje, que en ocasiones proyectan sobre la conciencia, nuevos ajustes y sugieren maneras de condensar el sentido profundo de los acontecimientos, presentando facetas alternas al sentido común.
Quisiera partir de la noción filosófica sobre la que, a decir de Thomas Vollmer, el verso del epígrafe parece sugerir esa noción Heideggeriana de arrojamiento “al mundo” de la cotidianidad, donde los sujetos atraviesan por ella, sin afán de contemplarla o racionalizarla, simplemente son y están en ella. En este sentido, maestras y maestros, durante los últimos meses, ante la falta del legítimo reconocimiento monetario a nuestro trabajo, hemos visto reducida nuestra capacidad de agencia y de autogestión: nos han “arrojado” a una situación deplorable: El sistema educativo nos ha forzado a concentrarnos en la supervivencia. Hemos tenido que mostrar nuestras habilidades para domar el potro salvaje de la carencia, cual diestros jinetes… y no hemos salido ilesos: los responsables (porque los hay) nos han agraviado, han transgredido el derecho constitucional que nos asiste, cuando menos en lo tocante a los artículos 123, 127 y 134. En esta tormenta, somos jinetes.
Por cuanto al papel de la representatividad sindical, que en los entretelones de la situación ha mediado y desplegado acciones de gestión en lo local; cabe decir que, por el actuar de algunos compañeros comprometidos, se redime un segmento muy acotado; no obstante, a la luz de las declaraciones previas al reciente paro laboral, vale decir que se quedaron cortos con las acciones. No estaría de más hacer énfasis en el carácter enérgico que debe sellar todo emplazamiento: si no se cumplen los plazos, se actúa en consecuencia. Ello nos hace pensar que priva aun la preocupación por lo políticamente correcto, en su indefinición por lo políticamente correcto: la línea o la causa. ¿Estarán dudando si alinearse con quien no los alinea, con un seudoliderazgo nacional que no escatima para ofrecer al magisterio como botín electoral, pero que no es capaz de pronunciarse ante el turbulento escenario de la educación en Jalisco?
De otras expresiones que se dicen disidentes o que se asumen proactivas, qué decir: si este escenario no les da sino para concentrarse únicamente en los sospechosismos, o para mostrar el carácter autótrofo de la mordacidad, ése que alude a un único discurso válido, a una única forma de disidencia legítima, es porque quizás, es tiempo de reflexión seria lo que falta, para estar a la altura de las circunstancias y participar de una renovación no de cuadros, sino de perspectivas en torno a su acción y a sus potencialidades reales de incidir sobre la política educativa y la representatividad gremial.
Ambas instancias, en esta tormenta de indefiniciones, son jinetes en vilo; ya se darán cuenta.
Para completar el cuadro, hace falta mencionar al nebuloso jinete principal, ése que lo mismo hace gala de su ineficiencia, como de su falta de sensibilidad. Ni ante las afectaciones ni ante los afectados, ha salido nadie a ofrecer públicamente una disculpa creíble, ni una explicación contundente, que no esté cifrada en el lenguaje velado de la tecnocracia. A este jinete le ha tocado el corcel más irredento: el gordo potro del erario público. Las evasivas, las pocas muestras de decencia ante la peor crisis en la historia de la Secretaría de Educación Jalisco, sólo sugieren que este jinete sí que sabe jinetear, aunque no precisamente las adversidades, sino el gordo potro del erario.
A estos tres jinetes; en virtud de la imposibilidad de ofrecer un mensaje ecuménico, huelga acotar: A los colegas, organización para la reivindicación y la instrumentación de las acciones para fincar responsabilidades a quien resulte responsable de esta ignominia.
A los jinetes en vilo, la proposición de natura es mirar su reloj de pulso: es hora de atender la voz del magisterio, no de los adoctrinamientos.
Y… al tercer jinete, sugerirle pulcritud al asear el reducto de su gestión, no sea que queden cabos sueltos, o archivos, o indicios; ¡ah!, y que cierre bien la puerta por fuera.

*Doctor en Educación. Supervisor de Educación Primaria. moyagualv@hotmail.com

Comentarios
  • Gloria Guzmân Arce

    En la narrativa del problema se concentran la preocupaciòn,el descontento ,las omisiones ,y percibo la tibieza al no enfrentarnos con mayor fuerza y energía al monstruo(Sej-fone) se percbe el desencanto por no tener la fuerza para resover de una vez por todas el problema que tiene 2vertientes:trabajo con responsabilidad pero no me pagan y me aguanto aunque no se resuelva mi problema personal …..por la responsabilidad……..gracias Moy.

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