Inteligencia en ambas direcciones

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

“Nadie da lo que no tiene”, así reza una frase común en nuestro lenguaje y, aunque suena obvia, a veces parece no importarnos si es cierta o falsa. La vox pópuli nos dice acertadamente lo que puede encontrarse en lecturas, congresos e ideologías basadas en la formación humana y emocional de los sujetos. Sin embargo, la forma sencilla expresa la enseñanza requerida en algún momento.
A tal acción le podemos llamar comprensión emocional puesto que es reconocida como una tarea del ser humano y más si es de y para los profesores. Dar lo que se tiene intelectualmente, puede resultar fácil o difícil, depende de aquellos factores que desarrollamos en las primeras etapas de vida y la sociedad del conocimiento, a lo cual se le llama educación intrapersonal.
Desde hace algún tiempo, lecturas académicas me llevaron a buscar un concepto que le llaman el “Síndrome del quemado” (burn out) y esa búsqueda me hizo averiguar después el “síndrome de óxido” u oxidado (rust out). La primera es aquel cansancio que presenta el docente por la continua toma de decisiones y se reflejan en ansiedad, agotamiento o depresión. La segunda es la frustración al esfuerzo y no lograr lo esperado, irritación en el carácter, ineficiencia en el trabajo, falta de acción a querer solucionar algunos problemas y se le agregan por consecuencia, enfermedades físicas como úlceras, hipertensión, diabetes y más.
Saber que podemos tener tales problemas, nos debe hacer voltear a ver e intentar comprender a los alumnos y que ellos comprendan que el profesor es tan humano como cualquier persona, incluyendo a éstos, por lo tanto, todos podemos tener ambos problemas y si esta combinación está en el aula, continuaremos con la problemática de conducta, valores depreciados y bajo rendimiento académico en las aulas.
Tanto docente como estudiante deben saber motivarse, fijar metas alcanzables, reflexionar, ser ecuánimes, ambas partes deben poner en juego el afecto, la inteligencia emocional y la confianza para alcanzar a evidenciar ante los padres de familia el éxito dentro del aula y se comprenda que del rol que representamos cada uno, pende el buen funcionamiento de clases, plantel y sociedad.
La crítica constructiva, el buen modo y el respeto implícito en todas las actitudes son herramientas adecuadas a habilidades de manejo inter e intrapersonal. Manejar relaciones positivas con los colegas, estudiantes, padres de familia y en el campo personal, favorecerá siempre a una adaptación óptima del bienestar social y laboral.
Finalmente, se denota que el equilibrio e inteligencia emocional debe fluir en ambas direcciones porque pueden favorecerse, hay que estar plenamente conscientes de qué se tiene y de qué se carece. Que realmente, si tengo paz y tranquilidad, puedo reflejarla y brindarla, de lo contrario no se dará nada positivo. ¿Qué mejoraría usted de sí mismo?

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. veve30@hotmail.com

Comentarios
  • MARCO ANTONIO GONZÁLEZ VILLA

    Una reflexión que tendría que venir desde lo social y lo político: los maestros son formadores del futuro a través de las nuevas generaciones, por lo que su bienestar es garante y ejemplo para los alumnos. Gracias por la reflexión Doctora

    • veronica vázquez-escalante

      Gracias por la sensibilidad de comprenderlo y reflexionarlo. Saludos cordiales

  • Julieta Pérez Fernandez

    La postura del maestro no sólo está centrada en el contacto con el alumno, tiene una responsabilidad con las autoridades docentes y con los padres de familia, cuando no encuentra apoyo en ninguno de estos, su tarea se vielve ingrata. Alguien alguna vez me dijo que es USA, el grupo de alcoholicos mayor es de los maestros. (Dato a comprobar).
    Un abrazo Doctora¡

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