¿Identidad nacional?, eso que se diluye

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

El texto presentado por el compañero Jorge Valencia en esta semana, con el tema de la violencia, abre muchas posibilidades de análisis sobre el origen y las causas de la presencia de este fenómeno. Quisiera hacer, desde otro lugar y otra mirada, una lectura del problema realizando su abordaje a través de la noción de identidad que, otrora, dotaba de sentido y orgullo a la vida de muchas personas, pero hoy parece diluirse.
Ya resulta común, por ejemplo, escuchar que a partir de la globalización se empezaron a perder las identidades nacionales, sin embargo, considero que esto va más allá y tiene que ver precisamente con la pérdida de la identidad.
Desde los campos del conocimiento de la Psicología podemos hablar de que, la identidad, remite, en un primer momento, a una exterioridad que me confiere una serie de condiciones y características que permiten el reconocimiento y valoración de mi ser y, también, de mi individualidad. En un segundo momento, podemos establecer que existen en el entorno social diferentes roles, instituciones, lugares, grupos y personas que poseen una serie de rasgos que alguien quiere para sí, con las que se identifica, y que, al apropiárselas, constituyen una de las distintas identidades que puede detentar y tener una persona. Así, podemos tener una identidad por el lugar de nacimiento o de residencia, por la raza o preferencia sexual, por la escuela a la que asistimos o el nivel de estudios, por un equipo deportivo de preferencia, por un grupo o género musical, por el lugar de trabajo, por la familia, por una colonia, por el oficio o profesión desempeñada, por una ideología o causa, entre muchas otras que podemos señalar y que son significativas para cada persona.
Pero, volviendo al tema de inicio, es claro que la identidad nacional, la identidad mexicana, ha empezado a perder sentido y valor entre muchos de los que vivimos en este país. Históricamente diferentes teóricos y estudiosos han hablado sobre lo mexicano, como rasgo identitario, y siempre se ha enfatizado en la dificultad que implica hablar de ello. Hoy los hechos, principalmente el incremento de la criminalidad, en sus diferentes expresiones como el robo, la corrupción, la trata de personas, el narcotráfico, los secuestros, los asesinatos, e incluso la desigualdad, hablan de que no se mira al otro como semejante, como alguien con el que se tiene un vínculo que hermana, con el que se comparte un espacio, una nacionalidad, cultura y una historia, y que sí se percibe al dinero como rector y cauce de la vida de muchos, poniendo lo individual por encima de lo colectivo.
Podemos establecer, entonces, que como sociedad se ha fomentado más el amor por el dinero y no por eso llamado identidad mexicana. Falta, por tanto, que los niños y adolescentes entiendan, vivan y sientan la necesidad de tener una identidad mexicana y dejar de seguir significando al dinero como lo más importante en la vida, esencia de la criminalidad. Pero entiendo que es difícil y que requiere que, desde la familia, la escuela y la sociedad en general se pueda dar el cambio; además, estamos en un país en donde el dinero le falta a la gran mayoría, incluso para lo más básico. No justifico, no me gusta, ni estoy de acuerdo o conforme con lo que pasa, pero es claro que enfrentamos una crisis de identidad que no mostrará cambios en el futuro próximo. Espero, por el bien de México, que sí.

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

  • Marco Romo

    Llevó ese fervor de identidad nacional, como lo han llevado nuestros queridos expresidentes y funcionarios de primer nivel de las últimas décadas, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña (si no están ENOJADOS, es porque no están poniendo atención a las malas administraciones y enriquecimientos inexplicables); como lo han llevado nuestro poder legislativo desde los 80’ (que debería ser el poder dominante, con legislaciones a modo de quienes ejercen el poder y con enriquecimientos inexplicables); como lo han llevado el poder judicial desde los 80’ (con resoluciones y enriquecimientos inexplicables que nos deberían encabronar). Ese es mi fervor de identidad nacional…

  • MARCO ANTONIO GONZALEZ VILLA

    Siempre es grato contar con sus comentarios que develan un análisis profundo y un pensamiento crítico. Personas como usted deben ser líderes que nos ayuden a generar cambios. La denuncia, como usted siempre lo hace, es un ataque frontal a lo que necesita cambio. Le mando un saludo

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