Hay de errores a errores: la UNAM y el socavón

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

La palabra error siempre trae consigo una connotación negativa a sus espaldas. Sin embargo, el tiempo nos ha demostrado que en muchas ocasiones puede anteceder al aprendizaje, como diría Piaget, o bien puede ser vivido como un momento para corregir aquello que se hizo mal o darle mayor fundamentación al conocimiento que se posee. En los meses de julio y agosto fuimos testigos de dos grandes errores, lo maximizo respondiendo a esa tendencia humana de enfatizar y engrandecer las fallas, que se llevaron reflectores y fueron noticia principal durante varios días: hacemos referencia al Paso Exprés en Cuernavaca y a la falla en la calificación de los exámenes de los aspirantes a ingresar al Nivel Medio Superior. Pese a que el impacto y las consecuencias no pueden dimensionarse de igual forma, dadas las particularidades de cada uno, lo más sorprendente es el tiempo de reacción y la forma de asumir la responsabilidad de cada uno de estos errores.
El caso del Socavón reveló, nuevamente, un cuadro de corrupción, de robo a la nación, desviación de recursos, inflación de costos, retrasos en las fechas promesas de entrega, de discriminación en la atención y, como siempre, de impunidad. Pese a las dos personas que fallecieron por la falta de una respuesta inmediata y las contundentes evidencias de un trabajo mal diseñado, no hay ningún responsable hasta el momento que pague legalmente su falla, su omisión, su error. De hecho el partido oficial ha defendido a ultranza a todos sus miembros afiliados implicados en el caso, bajo el argumento de que no se debe politizar la situación. Solamente se han dado mochilas a los familiares y se les ha ofrecido una cantidad infame y vergonzosa por sus difuntos. Es (sin duda) una respuesta política.
La UNAM, por su parte, dando siempre la cara y con un sólido compromiso social, brindó respuestas a las solicitudes que la sociedad le demandó por la falla. Se recibieron a 3613 alumnos más de los recibidos originalmente, lo que obligará a la construcción de más edificios en los CCH para dar cabida y espacio a estos alumnos que no estaban considerados aceptar. No se buscó evadir responsabilidades ni hacer un drama político de lo sucedido, al contrario, se vivió el error como la posibilidad de que 3613 personas más, junto con sus familias, pudieran vivir un sueño y un logro. Es, sin duda, una respuesta académica.
Algunos medios y actores políticos intentaron desprestigiar a la UNAM, pero no se pudo porque más personas terminaron siendo beneficiadas con el error. Algunos medios y actores políticos intentaron proteger y minimizar a los responsables del Socavón, pero no se pudo porque se siguen cometiendo los mismos errores y nadie paga por ellos, lo que incrementa el descontento social.
Surge entonces una pregunta ingenua: viendo la forma de responder y asumir la responsabilidad ante las fallas cometidas ¿por qué se sigue incrementando el dinero que se da a los partidos políticos con algunos miembros carentes de ética y no se incrementa en la misma proporción el presupuesto de las escuelas públicas que permitiría cumplir un número mayor de sueños y formar a hombres de bien? La situación es obvia: es por una razón política.

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

Comentarios
  • veronica vazquez-escalante

    Estoy de acuerdo, si es una razón política, también la falta de humanidad, la falta de compromiso social en beneficio de la sociedad mexicana. El egocentrísmo no superado de la infancia, o sea, primero yo, luego yo y sigo yo.
    La muerte de dos personas trabajadoras, de bien para su familia y su sociedad no se repone con nada. El estímulo al estudio es definitivamente una gran oportunidad y un beneficio; aunque de nada sirve vivir sin amar ni amar sin vivir.
    Gracias por este artículo tan claro y contundente

  • Patricia Hernández Ángel

    Otro error técnico lo comete el INEE a partir del fallo dado a los asesores que participaron en la convocatoria de promoción 2015 y después de dos años de haber cumplimentado en tiempo y forma todos los requerimientos establecidos por el INEE y la CNSPD envían un dictamen técnico diciendo que:

    1. La Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) informó a la Secretaría de Educación Pública (SEP) a través del oficio número A10001-0727-2017 su decisión de no autorizar el proceso de calificación de la Evaluación del Desempeño del personal docente con funciones de Asesoría Técnica Pedagógica que ingresaron en el ciclo escolar 2015-2016, al término de su periodo de inducción en Educación Básica.
    2. Esta decisión obedece a que, la evidencia empírica que resultó del análisis psicométrico de los instrumentos de la tercera etapa de dicho proceso, una vez que fueron aplicados, muestra que éstos no cumplen con los criterios técnicos establecidos por el Instituto, por lo cual la integración de los resultados de la evaluación no sería válida para determinar las competencias objeto de esta evaluación.

    ¿Ahora a los asesores solo les queda asumir los errores que comete el INEE?

    ¿y al INEE y a la CNSPD quien los evalúa?

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