Hasta nuevo aviso. El regreso a clases presenciales en Jalisco

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Estaba demasiado pintado que el anuncio soberbio del regreso a clases presenciales anunciado para el 25 de enero en Jalisco no tenía sustento alguno, y menos por el incremento de casos y la saturación de camas de hospital para recibir a pacientes Covid en crisis.
Pero más allá del incremento de casos de Covid y de mortandad, el problema principal es la falta de condiciones en las escuelas para poder regresar al modelo presencial, tanto en los protocolos de salud de los espacios como por la falta de vacunas para los trabajadores de la educación.
El día de hoy el presidente López Obrador anunció que están proponiendo que el estado de Campeche regrese a clases presenciales para la tercera semana de febrero, toda vez que se vacune a los 20 mil docentes que atienden las escuelas en dicha entidad este fin de semana, dicha medida está muy distante que pueda ocurrir con docentes y demás trabajadores de la educación en Jalisco y, si fuera posible la vacunación para mediados o finales de febrero, estaríamos regresando de manera presencial después de Semana Santa.
Si bien, es sabido que el gobierno de Jalisco ha dado la nota en cuanto se refiere al tema del Covid, ya que fuimos el primer estado que confinó las escuelas y, sin embargo, dicha medida no se ha reflejado positivamente para bajar los índices de contagios; también fuimos de los pocos estados, cuando no el único, que ha presionado un botón de emergencia por tercera vez, con los cuales se han prohibido y suspendido reuniones masivas y familiares, cierre de plazas y comercios no esenciales y, por desgracia, los índices de contagios y fallecimientos van a la alta, es cierto que mucho de ello depende de la voluntad de las personas, pero también es cierto que además depende de la credibilidad que las personas le tengan de su gobierno y, por desgracia, han pasado las dos cosas, aunque un poco más lo segundo.
La escuela será, definitivamente, la última institución que regrese a la normalidad, pero mientras sucede lo deseado por todos, hace mucha falta poder hacer una evaluación sistemática, formal y seria de las carencias y aciertos de ésta en la contingencia y procurar que, en el corto, mediano y largo plazos se propicien medidas para modificar lo que no se hizo bien y mejorar lo que se hizo correctamente.
Lo cierto es que lo sucedido durante estos 10 meses ha generado mucha tela para que investigadores, analistas y conocedores del fenómeno educativo hagan las lecturas y análisis correctos de la realidad enfrentada y, como resultado de ello, redacten y propongan propuestas de intervención e innovación viables para alcanzar los niveles de calidad y excelencia educativa tan deseados por cuanto gobierno llega al poder.
Porque de nada servirá que regresemos a hacer lo mismo de siempre y que dicho regreso sólo sirva para quitarle un peso de encima a padres, madres, tutores y demás responsables de hacer la tarea docente en los hogares, en fin, esperemos con toda la calma del mundo qué fecha concreta le pondrán al nuevo aviso.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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