Goliza moral

 en Jorge Valencia

Jorge Valencia*

A Caro Quintero se le atribuye la extravagante sugerencia de pagar la deuda externa con dinero extraído del narcotráfico. Sorprende que sí alcance.
La corrupción en México puede contaminar cualquier actividad empresarial, como demuestra el caso reciente de Rafa Márquez. Con el congelamiento de su patrimonio, aún sin corroborarse su culpabilidad (que tuviera conciencia del origen del capital de la coinversión), su carrera está terminada. Y de la peor manera.
El futbolista más exitoso en un país donde el deporte más popular es el que menos triunfos internacionales ha merecido, enfrenta el peor de los juicios: el desencanto de sus fans. Los memes se han difundido con crueldad y contundencia. Perdió el empleo y el gafete de capitán. Ni siquiera puede disponer de efectivo en el cajero automático y el único futbol que podrá practicar será a través del “X-box”. Sus declaraciones suenan a disculpas de un héroe condenado a perder otra batalla épica todavía sin enfrentarla. “Se trata del partido más difícil de mi carrera”, confesó.
Es un ídolo caído en la desventura de retirarse de la manera menos gloriosa: en los tribunales, sin el balón en los pies. A pesar de conservar facultades, no jugará el quinto mundial, hazaña de consolación destinada para los inmortales sin campeonatos. Además de no ser alemán, su sino trágico consiste en coligarse con quien no debió. El niño con calidad y madurez extraordinarias que debutó hace dos décadas, hoy se muestra temeroso en una rueda de prensa con los escudos embozados de la institución que lo vio nacer. Nadie quiere ser amigo de alguien a quien la justicia acusa de tener malas compañías.
Sin Márquez en el once titular, el fracaso del seleccionado en Rusia está anticipado por una goliza moral. El emblemático número 4, que consiguió que medio país simpatizara con el español Barza (la otra mitad favorece al Real Madrid por Hugo Sánchez), hoy sólo venderá las camisetas de la inocencia en las “cascaritas” llaneras. Su lugar en la historia del futbol está en manos de un juez de los EEUU bajo la administración trumpiana, a cuyo presidente no lo conmueven ni las ballenas en peligro de extinción.
La virtud manifiesta por Rafa en un juego que depende de la asociación correcta, paradójicamente hoy se ve cuestionada por no saber elegir a sus socios. Si enfrenta el partido más difícil, como dijo, tendrá que tirar el centro y rematar él mismo. No podrá desquitarse, como lo hizo con Cobi Jones en Corea, en 2002. Tal vez la tarjeta roja lo acorrale desde entonces.
La vulnerabilidad nacional obliga a una paranoia permanente: consumir caramelos podría considerarse un acto de complicidad con la mafia. La gloria de Rafa Márquez sólo podrá reconstruirse bajo la edición de los videos del pasado. Aunque gane el litigio, el karma de la derrota lo perseguirá siempre. Como su número identificatorio, 4 son los mundiales que jugará. Y en todos perdió.

*Director académico del Colegio SuBiré. jvalenci@subire.mx

Comentarios
  • Nicanfro Tavares

    Una verdadera pena. En una agrupacion a la que pertenezco, se les llama, “daños irreparables”. A Rafa le borraron su carrera los norteamericanos y no fue precisamente en una cancha de fut bol. En ese evento nosotros sus paisanos apoyamos sin condicion a los gringos, por aquello del TLC y por miedo a la loca conducta se su presidente y la cobardia del nuestro. No vaya a ser que el Chapo “cante”. Una pena. Una verdadera y gran pena por Rafa y por todo lo que conlleva este penoso asunto. Gracias Jorge Valencia.

  • Jorge Lopez Blackmore

    Excelente articulo tocayo, siempre admiro la forma como expones las cosas, muy triste, pero no sabemos si se hablara de Rafa Narques por largo tiempo.

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