Gente que no

 en Jorge Valencia Munguía

Jorge Valencia*

Sociedad confusa y caótica, la mexicana no alcanza para una definición sensata. La decadencia se sobreviene sin haber alcanzado su plenitud. En México todo es sospecha y rencor. El Estado carece de credibilidad sin encabezar el autoritarismo de 80 años que heredó la posrevolución. Nadie cree que las elecciones sean limpias ni que los gobernantes detenten la hegemonía. Los partidos se turnan el poder dentro de una alternancia pactada que no se confiesa, pero se intuye.
Los mexicanos somos gente suspicaz. Nuestra memoria es una memoria de traición y engaño. De incompetencia y rapacería. Contemplamos nuestra historia como una sucesión de equívocos y alevosía. Benito Juárez es el indio que lo sufrió todo, el liberal radical que tuvo fe. Nos queda el recuerdo de su nacimiento en una fecha que no le coincide y una polémica que poco le atribuye. El actual gobierno federal lo resignifica desde el idilio y la resistencia. El patriota del peinado fácil y la frase célebre.
Nuestro liberalismo decimonónico perdió la mitad del país y desembocó en una dictadura militar que la oligarquía celebró con cinismo. Treinta años de contención social explotó en una revolución que modernizó al país, pero no legó equidad.
Eso somos. Decadentes. Damos bandazos: de la derecha embozada al neoliberalismo sin raza, nuestra izquierda se yergue con más dudas que argumentos, con más esperanzas que certezas. Nadie confía en otro programa político ni en un caudillo que lo enarbole. En algún punto pasamos de la miseria a la recesión sin haber gozado la opulencia, mientras los beneficiarios de la ignominia se repartieron la riqueza nacional. No nos puede ir peor. Entre crisis y mafias, somos un pueblo sin convicciones que sólo espera el domingo.
Pero hay gente que no. Que se esfuerza por lo correcto. Gente que cree. También somos ésos.

*Director académico del Colegio SuBiré. jvalenci@subire.mx

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