Garantía limitada

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

La venta de automóviles suele promoverse a partir de una garantía asociada a un tiempo de adquirido o una distancia recorrida. Lo que no significa que esos vehículos no puedan durar varias veces más lo estipulado en esa garantía. Sabemos de casos en que los propietarios se aburren antes de que los vehículos les fallen. En algunos aparatos electrónicos existen también garantías de duración. Lo que hay que recordar es que esas garantías se cumplen siempre y cuando se haga uso de esos aparatos de determinadas maneras, en especial que no intentemos que funcionen en condiciones o para usos para los que no fueron diseñados. Así, no podremos reclamar la garantía si no usamos los lubricantes o los combustibles estipulados por los fabricantes de los vehículos. O si usamos los aparatos electrónicos para otros usos o en condiciones extremas.
Desafortunadamente, en los aprendizajes no solemos tener esos apoyos legales. Es raro que haya cursos en que se garantice que aprenderemos todo y bien, o que prometan devolvernos el dinero o reponernos el curso para enfrentar sus retos una segunda vez. En nuestras experiencias de aprendizaje no suele existir ese tipo de apoyos: si no aprendo, entonces tendré derecho a una segunda oportunidad, o a la reposición del dinero o el tiempo invertidos. Sobre todo, con el tiempo, debemos considerar que ése no se puede reembolsar. El tiempo que nos distraemos en otras actividades cuando podríamos dedicarlo a determinados aprendizajes es un tiempo que probablemente no tendremos disponible en un futuro.
Como docentes, como estudiantes o como tutores, ni siquiera como funcionarios de una institución educativa podemos garantizar que habrá aprendizajes si no se dan determinadas condiciones como ser constantes en la realización de determinadas actividades. Tomar notas, estar presente, preguntar, dialogar, realizar las prácticas asociadas con la asignatura, ensayar, practicar, repetir, identificar los desempeños correctos y los que salen de los límites de lo considerado correcto, son algunas de esas actividades. Ni siquiera las calificaciones altas que asignen los encargados de evaluar esas asignaturas son garantías de que quienes sean condecorados con ellas realmente tendrán la capacidad de aplicar las habilidades o conocimientos de los que se da constancia en determinados documentos.
Las garantías siempre se asocian con determinados “caveat”: cuidado, también esto puede fallar y no podemos reemplazar el aparato, el curso, el tiempo, si no se cubren determinados requisitos. Hay que considerar, mortales y falibles que somos, que nuestros desempeños pueden variar y deteriorarse. De ahí que nuestros estándares puedan variar. Que, en algunas disciplinas se exijan cotas en las ejecuciones cada vez más altas. Y que se reconozca que los logros del pasado podrían convertirse en los requerimientos mínimos para ser admitidos como criterio de admisión en determinada categoría.
De cualquier modo, ni el haber pasado por determinadas asignaturas, ni haber gozado o sufrido determinadas experiencias son garantía, o tan solo lo son “limitadas”, de que nuestros aprendizajes y sus permanencias. Como bien sabemos, hay muchos factores que pueden afectar lo aprendido: desde la atención prestada, el tiempo transcurrido, las oportunidades de aplicación, las veces que se ha practicado. Como en muchas otras declaraciones de garantía, las asociadas a los aprendizajes deben tomarse como vigentes únicamente bajo determinadas condiciones.

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

Comentarios
  • María Sanmiguel

    Muy de acuerdo!

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