Fin de ciclo atípico

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez*

Los alumnos, oficialmente de vacaciones, desean y solicitan las evaluaciones que les avalen lo que han cursado y los certificados para la entrega al siguiente escalón de su educación. Sin embargo, el fin de ciclo contagiado de coronavirus, al menos las plataformas de control escolar están colapsadas entre la falta de previsión de una tecnología que soporte los tráficos virtuales y la cantidad de usuarios que simultáneamente se conectan a ella en fechas de consulta de calificaciones y descarga de documentos.
La plataforma Dgaire es el soporte de un sistema educativo que esta improvisando su cierre de ciclo, si, atípico, los padres de familia, alumnos, egresados, maestros, directores no se hacen el ánimo a despedirse por mensaje, a evaluarse con una hoja que se descarga de una página que no abre, con información que desaparece, que ayer si estaba y hoy no. La comunidad educativa le dice no a la forma de entrega electrónica, fría, despersonalizada, pero en tiempos de COVID-19 es segura, que no tiene riesgos, no pone en peligro a nadie.
Se ha roto el ritual, no hay carpetas adornadas que entregar, no se han impreso en las escuelas los certificados ni las boletas de calificaciones, no hay salones de eventos contratados para el grupo que egresa. En vez de eso se han realizado videos hechos de fotografías con momentos de la vida escolar, otros efectúan entregas en las calles donde avanzan los autos que llevan al graduado, esto si se tiene la suerte de tener los recursos para hacer esta clase de convocatorias, que dejan pensando a la mayoría que no tiene la posibilidad, también subsiste el deseo de llevar los documentos a la casa del alumno para felicitarle.
En preescolar la experiencia nos había enseñado que algunos padres no pueden o no quieren cooperar con la escuela, en sus materiales o mantenimiento y aluden al derecho genuino de la educación gratuita, pero en el fin de ciclo muchos se comprometían con vestidos especiales niños con camisas y pantalones nuevos, incluso anillos, no tenían para una cosa pero si para la otra. Existe la crítica de que en preescolar y primaria no hay graduación, esto que se cursa son los cimientos para continuar la educación, pero cada escuela y familia celebra y festeja de la forma que desea.
Ahora todos los eventos de clausura no están autorizados, por reunir personas que pueden contagiar a otras, como ha sucedido en bodas o en fiestas; se menciona que se ha trasgredido la indicación que hay quienes los llevaron a cabo, son rumores que llegan pero que no señalan quién les autorizó, en caso de que si se tenga esta información tendremos la responsabilidad de reconvenir a quien pone en peligro a los demás.
Las ceremonias como ritos de celebración acordes a la cultura, algunos forman parte de la tradición que alguien instituyó y los demás continuaron, rituales de los adultos que se alegran por el peldaño escalado en la vida familiar, que señala el avance en la carrera de la vida. La educación para todos, como logros de la vida democrática, como un bien que se obtuvo después de la revolución, la educación como escalera social que ahora parece derrumbada, por lo difícil que era asistir a la escuela y no tener que trabajar desde temprana edad o porque los padres no tenían los recursos o porque la escuela no llegaba a todas las comunidades. Por ello se fueron instituyendo estas ceremonias de graduación, no todos tienen la oportunidad de avanzar por los niveles educativos, cada nivel es un filtro que va atrapando a los alumnos y los expulsa de este recinto sagrado para arrojarlos a la vida real. Sólo basta analizar los números de los estudiantes de educación básica y los que llegan a la educación media y superior.
Este ciclo escolar atípico ausente de rituales, aunque han hecho peticiones de ceremonias donde se guarde la distancia se les ha insistido en atender las indicaciones que son por el cuidado de la salud. Hay que recordar que la escuela es esencia, el mensaje es de fondo, lo que te aporta la institución, en tiempos de cambio habrá que crear nuevas formas de alegrarse por un momento como éste.
El fin de ciclo, la última parte, que se accidentó por la pandemia, el tramo cortado cual carretera trozada por un huracán. Un fin de ciclo pegado a un receso escolar que no se sabe dónde comienza y dónde termina. Las fechas que las autoridades han señalado a nivel estatal y nacional no se han cumplido, se condicionan a otros factores de los contagios. Quedan tareas para el control escolar, por lo pronto hay algunas propuestas a realizar.
En este paradigma de la incertidumbre, que se invierta en plataformas tecnológicas seguras y eficientes. Es parte de la ineficiente descarga administrativa de la cual ni con la pandemia nos hemos librado. Repensar el control escolar si se le van a dar estas funciones administrativas de evaluador y certificador del proceso educativo. Se ha invertido en diversas áreas, en mochilas y útiles, en infraestructura, en política, también es necesario que se invierta en plataformas funcionales que ayuden a la descarga administrativa y mantengan la comunicación asertiva con la cantidad de usuarios que forman el sistema educativo.
¿Qué tal que cambiamos la celebración de la comida con sus vestidos y gastos en un libro, en un curso con el cual pueda avanzar en su educación, en una experiencia de estudio o de ser posible, en la compra de un medio tecnológico que le permita seguir desarrollando habilidades digitales y fortaleciendo su educación a distancia?
Repensar el ritual del fin de un ciclo, que la circunstancia nos pide cambios de fondo y no sólo de forma, a las familias les corresponde innovar en como celebrar el final de un ciclo tal vez solicitando la reanudación de las clases presenciales con todas las medidas de salud, diciendo a los padres que no son conscientes de los riesgos que ellos son el primer filtro y si pedimos escuela será para trabajar en alianza con ella; o también con el dinero que pensaban utilizar en la celebración que destine a que su hijo continúe su educación.
Por las grandes cosas que nos ha dejado la escuela, a través de ella somos profesionales o técnicos, porque la educación es la única que nos va a sacar de las crisis sociales, económicas, ambientales, salud, por ser una igualadora de oportunidades busquemos la manera de reactivarla, escalonada, con medios tecnológicos, con medidas sanitarias, guardando la distancia; la escuela no es un peligro de contagio, es el hogar de la ciencia y la sabiduría, es la oportunidad de avanzar en este mundo que todavía muestra racismo y pobreza. Es urgente la reactivación de una escuela incluyente, con presencia en la vida de todos.

*Doctora en Educación. Jefa de Sector de Educación Preescolar en la SEJ. grace-soto@supervisores.sej.gob.mx

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