FIL Guadalajara 2019. La semana de los libros y la cultura

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Este sábado 30 de noviembre se inauguró la edición 33 de lo que es apliamente reconocido más allá de Guadalajara, Jalisco, México, la Feria Internacional del Libro (FIL). En esta semana nuestra ciudad se convierte en el centro cultural a nivel mundial. Hoy el invitado es el enigmático país de la India. Y se esperan cosas nuevas.
En la edición de algunas publicaciones especializadas no se dan datos de nuestra ciudad, por ejemplo, cuántos libros leemos en promedio los tapatíos o los jaliscienses anualmente, cuáles son los temas más favorecidos por los jóvenes tapatíos en sus gustos por la lectura, cuál es la disparidad que se puede encontrar con respecto a los usos o hábitos de lectura entre sujetos que han llegado a estudios universitarios con respecto a las personas que solamente concluyen la educación básica, entre otras cosas.
Ya se ha icho reiteradamente que este evento no ha sido pensado para vincularse con el desarrollo cultural del estado, sirve más bien para promocionar a la familia que controla a la Universidad de Guadalajara y que gana un gran beneficio de capital simbólico con la realización de este evento año con año.
La FIL que se realiza en Guadalajara, no nos hace ni más, ni mejores lectores, a lo que más llegamos es que nos acerca los libros a nuestra casa y los pone a la disposición de todos, corrijo, más bien a todos aquellos que tienen la posibilidad de pagar por ellos.
La otra parte es la imagen que representa el valor simbólico de este evento y de ser el centro cultural del mundo en la primera semana de diciembre, así como es el hecho de organizar la Feria del Libro de Madrid, de Fránkfurt, de Buenos Aires, etcétera, son espacios que sirven como iconos del fomento a la lectura en sus respectivos espacios territoriales.
El otro punto es el clima o el ambiente lector que facilita la FIL en su edición de cada año, no conozco en los 33 años de existencia algún trabajo académico o alguna tesis que sirva para obtener un grado académico, alguna reflexión, algún ensayo, que tenga a la FIL de Guadalajara como objeto de indagación o de cuestionamiento. Lo que si sucede es que este espacio anual sirve para que muchos personeros, lisonjeros y oportunistas se aprovechen de estos espacios. Algunos investigadores concluyen su trabajo y publican su libro en este evento para obtener bonos y beneficios aunque sólo impriman 20 o 40 ejemplares, a muchos otros les gusta exhibirse en este evento, con su aguda cara de intelectual orgánico al servicio o a la venta del mejor postor.
Los más (que en realidad son los menos) ignoran este espacio como una feria exceptiva e insulsa, su vida académica y su producción intelectual no giran en torno a este evento. Y esa es la gran paradoja, la FIL de Guadalajara no nos hacen mejores lectores, pero también para muchos es una burla, una ofensa a la intelectualidad, debido a que no fomenta lo que dice fomentar y no existen beneficios sociales de su realización. Como decía Paulo Freire, los pobres y desarrapados del mundo, después de cada año de FIL siguen siendo igualmente pobres y tristemente más desarrapados que un año anterior, lo valioso de los libros no alcanzan a resolver su hambre ni a saciar su sed de justicia social.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

Comentarios
  • Eduardo Rojas

    Guuua, que buena observación no lo había percebido de está manera tan descriminatoria y como dejá atrás la lectura en los diferentes grados de nível educativo, además la forma de enriquecerse está gente que está a cargo, Yo he hido los precios de los libros son caros como quieren que se fomente la cultura de leer, las familias prefieren comprar comida que un libro.

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