Expertos en educación necesarios

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Muchas veces me han preguntado acerca de quién o quiénes deben opinar y proponer mejoras para la educación, mi respuesta sintética ha sido siempre la misma: todos aquellos que quieran compartir sus experiencias en el campo (maestros, estudiantes, padres de familia y sociedad), sobre todo si son ideas originales y propuestas que puedan incidir para conformar una escuela sugerente, que puedan aportar luz en el desarrollo de las potencialidades del estudiantado, que tengan la capacidad de reinventarse día a día y que las prácticas y procesos educativos sugeridos estén por encima de cualquier otra lógica.
Digo todo esto porque de unos años a la fecha han aparecido por doquier sujetos que se dicen expertos en el campo educativo y en la realidad social, su carta de presentación va acompañada de un doctorado obtenido en las universidades más prestigiosas de Jalisco, México y el mundo, sus carpetas del currículum son impresionantes: han asistido a congresos, talleres, seminarios, foros y cuanta modalidad de estos formatos existan, han investigado cada rincón de las aulas y los procesos educativos, sus libros y artículos publicados están referenciados en cientos de investigaciones y son tendencia en google academic y páginas por el estilo, con todo ese bagaje se dan el lujo y con autoridad de decirle a la sociedad que se debe educar de X o Y manera, una maravilla.
Algunas de las veces (dichos doctores) desconocen lo que realmente sucede en educación, sobre todo en las dinámicas de las escuelas públicas de zonas marginadas. Las políticas públicas de educación diseñadas (desde esas mentes maravillosas) muchas veces no logran incidir de manera automática y global en la calidad educativa (léase la reforma educativa vigente), sobre todo porque (a éstos) se les olvidó lo más importante, los maestros.
Conocemos infinitos intentos por querer mejorar la educación y, que por diversas circunstancias sexenales han abortado en el camino, hay propuestas dirigidas a los procesos de enseñanza (la mayoría); otras a los aprendizajes (las menos); unas más a la forma de contratación del personal; alguna que otra hacen copias mal hechas de regiones y contextos que tuvieron algún éxito en las pruebas internacionales y; otras más raras, trataron de aplicar programas y propuestas concretas como Filosofía para niños de M. Lipman, las múltiples inteligencias de H. Gardner, las dimensiones de aprendizaje de R. Marzano, la investigación-acción participativa A. de Shutter, etcétera.
En ese sentido, la certificación garantizada del experto en educación no la da un doctorado, también es cierto que tampoco lo hace una experiencia al frente de las aulas de aquellos que recibieron medallas de 30 o 40 años como docentes. La experiencia sistematizada es la que genera visiones más acertadas de la realidad educativa, de ello ha habido intentos con bastante éxito, pero, por falta de seguimiento y el rompimiento de procesos que pudieran incidir en la cultura del profesional docente, terminan por minimizar ese capital y riqueza magisterial y, por esa inercia, también quedan fuera de toda consulta y la posibilidad de diseñar propuestas educativas que mejoren sus prácticas cotidianas en las aulas.
Es necesario, sobre todo ahora que han anunciado el rescate de la dignidad de los maestros, es necesario que ellos mismos aporten ideas y voluntad para conformarse como profesionales de la educación y, que nunca más, lleguen expertos venidos de todas partes (menos de los ámbitos educativos) a decirles lo que tienen que hacer en las aulas para mejorar la calidad educativa, y menos si dichos expertos no han pisado un aula de las que tienen más de 30 alumnos mal comidos, poco estimulados emocionalmente hablando, en escuelas sin los servicios y materiales básicos y, con la presión de la sociedad de que ellos son los responsables directos de la tragedia educativa mexicana.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

Comentarios
  • Alma Dzib- Goodin

    Todos hablan porque confunden la educación, con las estrategias de enseñanza y el proceso de aprendizaje que son aspectos no solo distintos, sino que no se mezclan.
    Estoy de acuerdo con lo que se menciona, solo falta leer un libro extranjero, para asumir que la realidad es única.

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar