Evita aprender por obligación, es por gusto

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

Les voy a contar un cuento de conflictos y turrón… había una vez un país muy cercano, no había castillos ni palacios con reyes ni princesas, más la gente se consideraba feliz. Las noticias de cada día eran como de otra realidad, como que pertenecían a otro espacio, eran informes desalentadores y deshumanizantes pero no les afectaban a todos por igual, simplemente algunos, oían sin prestar mayor atención.
Había escuelas donde se comentaban y se analizaban las condiciones y ambientes, sucedían tragedias pero los resultados, para un gran número de personas y jóvenes entre 15 y 23 años promedio, no escuchaban, era una calma interna inexplicable. En ese país había dificultades, era complejo pero la mayoría de esos jóvenes tenían la oportunidad de estudiar, superarse, crecer profesionalmente, sólo que al llegar a sus aulas, clavaban la mirada en unos aparatos portátiles, esbozaban sonrisas y centraban ahí su atención. ¿Recibir cátedra? ellos no sabían qué era ni para qué, su futuro no existía, simplemente era el aquí y ahora.
Algunos docentes y con base a sus asignaturas, intentaron apoyarles, hacerles reflexionar en todo lo actual para comprender(se), conocer lo histórico y por lo tanto el porvenir, pero pareciera que eso era para otro lugar o tal vez de una ciudad ajena, así pensaban… ¿pensaban? Mejor dicho, actuaban.
La escuela para ellos era una obligación y no lograban comprender que era un derecho. “Aprendían” por obligación y no por gusto. aun cuando contaban con todas las posibilidades a su favor; permanecían en un letargo enigmático. El aprendizaje no se incorpora al sujeto por obligación sino por oportunidad, sin embargo, cada quien aprende lo que quiere, porque creen que viven en La tierra de Jauja –¿qué es la Jauja? Preguntaron, es un lugar ficticio descrito en un entremés actuado desde 1547. –Ah., entonces el cuento es en un país muy lejano, nuevamente alguien replicó– –No, dice el cuentacuentos, es un país cercano ya que el entremés habla de la existencia de tierras en donde se puede vivir sin trabajar, sin responsabilidades, sin moral, sin conciencia y creer que el pan y la miel caerán de los árboles–. Por increíble que parezca, estamos en el siglo XXI y aún existe la ingenuidad; pero no hay de qué alarmarse, en realidad no es problema si se piensa con calma, simplemente se retoma el “sentido de comunidad” que menciona Bauman. Einsten dijo: “Nunca consideres el estudio como una obligación…” y sin ánimos de devaluar ni atacar la era moderna, entonces se visualiza que contaríamos con una amplia visión para saber vivir en equilibrio, ¿será posible? Colorín colorado…. Este cuento nos tiene asombrados.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. veve30@hotmail.com

  • Lali

    Excelente relator. Muy buen motivador.

    • Verónica Vázquez-Escalante

      Gracias y espero realmente…saber motivar. Un abrazo

  • Balbás

    En el país de Nunca pasa nada, es real?

    • Verónica Vázquez-Escalante

      Desgraciadamente si pasa algo…pasa que no pasa, que no se comprende que hay quien se muere por aprender
      Gracias por comentar y recibe un abrazo

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