Esos filtros, la simulación

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez*

Mientras que los filtros sean para cubrir un requisito o condición, un virus ataca con todo su potencial y la enfermedad impacta cada vez más a los conocidos. Filtramos el aire, detenemos el paso en tapetes sin sentido, miramos sin apreciar, escondemos la sonrisa en esos cubrebocas diversos, el termómetro chino no mide nada y un guardián verifica que el ritual se realice, ese es su trabajo.
¿Medida de salud o de control?, ¿en qué la han convertido?, la instalación de filtros es una necesidad a partir de la propagación del virus, se señalò como una acción preventiva, revisar que la gente use mascarilla o cubreboca, poner gel antibacterial, colocar un tapete sanitizante y tomar la temperatura, son las cosas usuales en estos filtros, los cuáles no son evaluados por su efectividad sino por su colocación.
Se ha hablado de que el primer filtro es el hogar, pero si las creencias de las personas son diferentes, si aun ahora hay quien no cree en el virus y si en las malas intenciones del gobierno y el nuevo orden, entonces el primer filtro no existe, nuestra necesidad de trabajo, la reactivación económica y la falta de conciencia nos lleva a espacios concurridos, a festejos banales y a correr riesgos fatales.
Los bancos, el poder financiero que han abierto, sólo permiten el ingreso del aforo establecido para que la gente no permanezca en la sucursal pero sus clientes en la calle, bajo el sol, ante el polvo y aire, algunos insolados, eso es daño colateral, se recomienda la banca en línea como si todos manejan un teléfono inteligente y cuentan con los datos celulares.
Las áreas comerciales prometieron el uso de medidas sanitarias y la instalación de filtros, fue una condición para la reapertura, sin embargo, al pasar de los días, la gente anda como si nada ocurriera, se observa que los tapetes están más secos que un desierto, sirven para que se tropiecen los que no reparan en su colocación, hay que buscar dónde se encuentra el gel o el bote que está vacío, de la calidad del mismo no se puede hablar, el transporte público, zonas como Medrano o los tianguis tienen filtros de mentiras, con un virus cada vez más de verdad.
¿Y la Secretaría de Educación?, su filtro es de miedo, inoperante y riesgoso, se debe realizar una fila para que los que están en el ingreso verifiquen persona a persona a qué área van para contactarla, si tienen cita, después del interrogatorio y registro al fin dejarlos pasar, mientras esto se realiza los demás que acuden al trámite deben esperar más bien con impaciencia, parados, porque en las sillas que se han colocado algunos se sientan pero, tal vez olvidan que tocar las cosas es un riesgo. Pueden pasar más de 30 o 40 minutos de pie antes del ingreso, un guardia de seguridad insta a avanzar en esos espacios delimitados en la imaginación y marcados por las sillas. Una vez en el interior –y vaya que sientes que es un logro–, poder atravesar las puertas de cristal con los guardias cansados y apáticos de esas personas que no entienden, es entonces que otro filtro te aguarda: el del baño desinfectador, se ha instalado una regadera con un líquido que en pequeñas gotitas te cubre, lo bueno es que están tomando medidas, lo malo que no sabes que líquido es, el cual además irrita los ojos. Es muy desalentador tratar de arreglar un asunto o entregar algún documento, órdenes de la Secretaría de Administración, no se conoce si pasen por esos filtros o tienen su acceso privado por el estacionamiento.
Guardias de seguridad, con poca preparación en salud y escolaridad, son los encargados de que la gente atienda el protocolo en este lugar y en muchos otros, siguen indicaciones, cuando se les pregunta por qué crean un cuello de botella o qué sentido tiene aglutinar a las personas, dicen que son órdenes y para que la gente esté tranquila le toman la temperatura en la mano, aunque esto no sirva de nada. Los asintomáticos ni fiebre les da y andan tan campantes por todos lados.
Son órdenes de la administración, porque se preparan medidas para un cierre de las áreas, porque los contagios aumentan, porque siguen muriendo personas y los administradores no se dan una vuelta para ver cómo funcionan las cosas, porque debes llevar esos documentos que no pueden ser enviados digitalmente, porque se requiere la presencia, ésa que no se puede sustituir con el escaneo y la llamada, con el correo electrónico, la despersonalización avanza cada día. Los trabajadores de la Secretaría que deben acudir viven el drama de un filtro que es para todos, que no discrimina a quien trabaja ahí, no prioriza el ingreso de personas de mayor edad, no optimiza el tiempo de nadie.
Lo que si se constata es que no hay un verdadero cuidado del otro, la otrodad quedó como un sueño para mejores tiempos, donde no haya agresividad y enojo ante medidas que lejos de protegerte te exponen, cumplen con el requisito pero ahora el riesgo es diferente, mientras permaneces a la espera y el tiempo transcurre es más probable que estés contacto con alguien enfermo o que haya tocado lo que tu vayas a tocar en la inconciencia que estamos viviendo.
Estos filtros discriminan a los niños más que a nadie, ellos no tienen cabida en ningún lado, deben vivir confinados mientras dure el virus, se menciona que aún no pueden ingresar a los espacios públicos. Nosotros somos la educación básica y estamos al margen de esta discusión. ¿Cuáles son las opciones para los niños, que son nuestro presente y futuro?, más que relegarlos deberían crearse alternativas, parques con árboles y lugares con juegos infantiles desinfectados donde jueguen con libertad, donde corran y respiren aire puro, estos lugares, aparte de ser usados por los deportistas, también lo utiliza gente que usa drogas. En las tiendas o comercios, darle prioridad a una madre que lleve un niño, que no ha podido dejarlo en casa, porque a veces no son cosas que se encargan. Las calles que sean seguras, con autos que transitan con cuidado para que los niños puedan asomarse y encontrarse con algún amigo. Ahí es donde queremos guardias como protectores sociales y no un soldado mal pagado en el ingreso de un edificio.
Otro filtro que se requiere es uno para que se tomen mejores decisiones, que agilicen los pagos pendientes, que ya cubran las vacantes de las escuelas solas, que se opte por enseñar a cuidarnos de diferentes maneras, poder decirle al otro que duelen las pérdidas humanas y que juntos acordemos nuevas medidas que si funcionen y donde la educación sea la protagonista.

*Doctora en Educación. Jefa de Sector de Educación Preescolar en la SEJ. grace-soto@supervisores.sej.gob.mx

Comentarios
  • Irma

    Mi escritora favorita, cuanta verdad en tus palabras, cuanta luz en las propuestas, cuantas profundas reflexiones y cuanta añoranza y nostalgia de lo que era y había, pero que no volverá.
    La frase de filtros de mentiras y virus de verdad, impacta, sensibiliza, e invita a estar atentos al cuidado de uno y los otros. Recuperar la otredad.
    Gracias por estos artículos, tan significativos, reales y educativos.

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