Esa institución…

 en Jorge Valencia

Jorge Valencia*

…la que torturó personas y luego las quemó vivas por traducir la Biblia a las lenguas vulgares… La misma que obligó a Galileo a decir que la Tierra es plana… La que negó la teoría de la Evolución y se burló de Darwin. También de Kepler y de Copérnico y de Juana de Arco y de Sor Juana Inés de la Cruz. La que vendió indulgencias celestiales a cambio de prebendas para sus representantes. La que guardó silencio durante el holocausto de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. La que estuvo del lado de Franco durante la Guerra Civil de España y apoyó los continuos derrocamientos militares de los gobiernos liberales del México decimonónico. La que aplaudió a Pinochet en el bombardeo al Palacio de la Moneda donde despachaba Salvador Allende, hasta entonces el único presidente de izquierda electo democráticamente en la región. La que excomulgó a los jesuitas que practicaron la Teología de la Liberación en la guerrilla latinoamericana del siglo XX. Ésa. La que oficia ceremonias privadas para novias de familias pudientes y consagra los alimentos de las bacanales elitistas de una sociedad donde la mitad de los habitantes se muere de hambre. La que bautiza a los bebés que serán los dueños de las empresas, los defensores de FOBAPROA, los líderes de los monopolios. La que ha coronado reyes, bendecido bombas, confeccionado las camisas negras del fascismo. Ésa. La que niega la igualdad sexual, la libertad de género, el divorcio, la planificación familiar, el rock pesado, la carne ciertos días del año… La que encubre la pedofilia de sus embajadores, los óbolos de origen incierto, las concertacesiones en lo oscurito, los pactos de caballeros, el “draft” de los corruptos, la difusión de los secretos confesionales, la santa apariencia de los malditos… La misma institución que niega el progreso, la libertad de conciencia, la felicidad terrenal, la pasión mundana, la igualdad de los hombres. La que abrió el alegato acerca de si los indígenas de América también eran personas (en todo caso necesitaban ser tratados como niños y repartidos en encomiendas) y los africanos merecían la esclavitud (la sufrieron hasta el siglo XIX; la evitaron en Sudáfrica hasta el XX). La que patrocinó las Cruzadas, instituyó la Inquisición, justificó los caprichos y la oligofrenia de los monarcas, la expansión de los imperios, la difusión de la ignorancia. La que promueve en sus representantes la mutilación de una sexualidad plena (tal vez por eso sus perversiones) y los disfraza con faldas y alienta al vulgo a que les bese las manos y les financie sus principados y les celebre sus opiniones infundadas de temas que no dominan. La que persiguió a Hidalgo, a Ernesto Cardenal, a Leonardo Boff, a los poetas que no se persignan, a los músicos que no cantan villancicos y a los pintores que no iluminan angelitos. La institución que condena, amenaza, fanatiza, reprime, culpa, aliena, manipula, engaña, coarta, divide, aparenta y genera discordias, insidias, conflictos, mentiras, triquiñuelas, guerras. La que nunca, salvo en su origen, ha estado del lado de los pobres, de los que dicen la verdad, de los que piensan, de los justos. La institución que retuerce argumentos para justificar la lejanía con quien los fundó.

Ésa.

La Fifa.

*Director académico del Colegio SuBiré. jvalenci@subire.mx

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