Enterarse de los procesos secretos

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

Hace unos días, mi hijo mayor me pidió ayuda con su tarea de quinto de primaria. La misión consistía en responder una serie de reactivos que derivarían en un guión para una representación de un pasaje de la historia de nuestro país. Desde personajes, situación, diálogo, aclarar el argumento y varios reactivos que se extendían por varias páginas más, con sus respectivos espacios para ser llenados EN EQUIPO. Aprovechando la tecnología moderna, pedi(mos) ayuda a través del grupo de WhatsApp conformado por progenitores de los niños de ese grupo. Algunos tenían idea de lo que había que hacer, pero el señalamiento principal, en el que insistió mi hijo (a pesar de haberme pedido ayuda), era que se trataba de un trabajo en equipo que debían resolver los estudiantes. “Así que ya terminé de ayudar”, y solo reiteré la conclusión en ese grupo, lo que a la vez era premisa básica: “pues entonces ya se pondrán de acuerdo en la escuela, en equipo”.
De cualquier modo, la breve experiencia me dejó con la inquietud acerca de cómo los progenitores de nuestros estudiantes ven los procesos por los que han de pasar en nuestros cursos. La experiencia con mi hijo me hizo recordar que es frecuente que en algunas de las carreras en que he impartido cursos, los amigos, los excompañeros de bachillerato, los parientes y, sobre todo, los padres, se preguntan: “¿para qué dices que sirve eso que estás estudiando?”
Alguna vez, una estudiante de geografía se quejaba de que la gente le preguntaba sobre los planetas, ya que estudiaba esa licenciatura. Ella se frustraba porque era difícil explicarles que era especialista en un solo planeta, que se llamaba tierra y por eso se llamaba así su disciplina. Algo similar sucede con la sociología. Alguna vez me preguntaron: “¿eso es una carrera?, ¿hay profesionistas que se dediquen a eso?”, lo que me recordó los problemas que tienen los estudiantes para convencer a sus padres de que estudian o que, a lo mejor ya hasta se titularon de una profesión de la que poco saben sus propias madres acerca de qué trata.
Los progenitores tenemos problemas para entender los procesos que van construyendo un argumento más amplio en la formación de nuestros hijos. Y como docentes asumimos que los que estudian nuestras asignaturas las insertan en la lógica de su formación profesional, misma que entienden a la perfección. El problema es que no siempre sabemos a qué se dedican TODOS los especialistas de la profesión en la que ayudamos a formar a otros, ni siempre estamos dispuestos a trabajar en equipo para lograr una definición o, al menos, un esclarecimiento acerca de lo que hacemos en nuestras profesiones. Puedo entender, como padre que quedo perplejo ante una misión específica de un grupo de estudiantes que incluye a mi hijo, la perplejidad de tantos padres que tienen la paciencia para esperar a que sus hijos terminen su carrera y que luego asisten a los actos de graduación con la esperanza de que, al fin, alguien les diga hacia qué rumbos dirigían sus esfuerzos y desvelos sus hijos a los que han visto tan poco en los últimos ocho o diez semestres.
¿Además de explicar a los estudiantes, hemos desarrollado estrategias para explicar a sus progenitores de qué trata la profesión? Todavía más allá: ¿en qué medida este esclarecimiento nos ayuda a sacar a la luz los procesos a los que se dedican (o dedicarán) los profesionistas a los que formamos?, ¿cómo se enterará la gente que pudiera requerirlos de los talentos y habilidades de los egresados de esas licenciaturas para que sean luego capaces de insertarse en el mercado laboral?

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

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