Elba Esther la progresista

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

A raíz de la liberación de Elba Esther Gordillo Morales por el mismo gobierno que la detuvo cinco años, cinco meses y 11 días, muchos medios (todos), han tomado la noticia y el hecho como una prioridad por su importancia, contenido e impacto coyuntural en sus espacios y programación, hoy, al igual que ayer y siempre, su imagen controversial desata críticas (la mayoría ácidas y negativas). Sus enemigos la respetan y reconocen en ella una gran líder y controladora de un gremio que aporta millones de pesos por cuotas sindicales sin que nadie, ni propios ni extraños, obliguen al SNTE a dar cuentas de los destinos de los recursos, amén de las demás aportaciones de los gobiernos federal, estatales y municipales, ha sido (se quiera o no) un personaje clave a lo largo de cinco sexenios, incluido, desde mi percepción este último, y explico por qué.
Justo al final del gobierno de Felipe Calderón (de hecho desde antes), se desató una campaña contra el SNTE y, Elba Esther en especial, eran los primeros rounds para preparar a la población en general a lo que estaba en puerta: una reforma educativa. El reportaje-película-pasquín-documental De panzazo (dirigido por Juan Carlos Rulfo a petición y financiado por la agrupación Mexicanos primero) fue la bandera usada por Televisa y los empresarios oligarcas encabezados por Claudio X González para desprestigiar por parejo todo lo que oliera a escuela pública, por delante el SNTE, Elba Esther y, sin querer queriendo a los maestros, bastaron unos cuantos meses y una campaña intensiva en los medios para generar en la población un hartazgo contra la educación pública, se basaron en todo (lo legal y lo ilegal, lo verdadero y lo falso), específicamente en los índices de evaluación a la educación de la OCDE. Fue tal el rechazo y la realidad adversa contra Elba Esther que rápido se dio cuenta que (a estas alturas) ya era un estorbo para el gobierno (tanto el que iba de salida “Calderón”, como el que estaba llegando “Peña Nieto”), estaba más que claro que en los nuevos escenarios y tiempos políticos ya no tenía cabida en ninguna parte, a tal grado que el PRI y Peña Nieto (antes y durante la campaña electoral) se deslindan de ella y su partido, era el inicio de su debacle, por lo cual su lectura era la correcta: no habría oportunidades con estos neoliberales.
Ante este panorama (y sabedores de la inteligencia política de Elba Esther), al verse acorralada y con un espacio restringido de operación preparó su salida momentánea del SNTE, no me queda claro si lo previó tal como sucedió, con detención y todo lo que ya sabemos, pero lo cierto es que a sus allegados los formó para la obediencia total (si, aunque se ruboricen Juan Díaz y sus allegados, total), –me voy, pero se quedan para cuidar mi patrimonio–, seguramente esa fue la orden. Por qué digo esto, porque los cargos que le imputaron en el proceso judicial no fueron comprobados y demostrados debido a que ningún agraviado (el SNTE y los maestros, los supuestos dueños del patrimonio producto de las aportaciones) no presentaron denuncia alguna, de lo cual se encargo (que no sucediera) la actual dirigencia sindical encabezada por Juan Díaz de la Torre, quien, a decir de sus cercanos era y es su fiel servidor (sus declaraciones contra Elba Esther, desde mi percepción, son puro teatro).
El SNTE hoy se mueve en dos frentes, por un lado, Juan Díaz no para de señalar su inconformidad contra la reforma educativa que hasta hace un mes era un promotor incondicional y sin restricciones, cada que puede se presenta en espacios selectivos y ante maestros a modo para recordarles que siempre ha estado de su lado, defendiendo sus derechos y demandas, incluso se dio tiempo para hacer las paces y buscar un acercamiento con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, que al parecer no ha sido tal porque ninguno de los portavoces ha hecho declaración alguna al respecto. Por otro lado, Elba Esther y sus cercanos han emprendido una campaña que pretende retomar el mando del SNTE y ahora se presentan como los insurgentes de la lucha magisterial: progresistas, demócratas, incluyentes y dispuestos a recuperar todo lo que se perdió para la escuela pública y los maestros durante este sexenio que está por terminar.
Lo de Díaz de la Torre y Gordillo Morales es una lucha ficticia donde los maestros seguirán siendo medios pero nunca parte de los fines, lo del SNTE realmente es un efecto cultural independientemente de quien o quienes estén al frente, siempre terminan por interpretar y pragmatizar las cosas para que la clase dorada de maestros que lo dirigen actúen como viejos hacendados, dueños de tierras, vidas y destinos; vivir a la sombra del SNTE es sinónimo a ser parte de la repartición patrimonialista materializada en recursos monetarios, plazas, regalos, viajes, puestos públicos, fueros, favores de todo tipo, futuro asegurado…
Conforme vaya agonizando el actual sexenio y antes de que inicie el siguiente, el SNTE ya se habrá adaptado y acomodado a los nuevos tiempos (como siempre), en este escenario harán lo mismo que los ha caracterizado a lo largo de la historia, pero ahora en los terrenos de Morena lo que antes hicieron con el PRI y con el PAN.
Está pues, más que pintado el regreso de Elba Esther Gordillo Morales al frente del SNTE, ya bien sea en persona o a través de su grupo cercano(eso es lo de menos), además que tiene de su parte a dos personajes clave en el siguiente sexenio: Esteban Moctezuma Barragán desde la SEP y Marcelo Luis Ebrard Casaubón en la política externa, ambos, producto de la nobleza mexicana y con linaje real.
Seamos testigos entonces de lo que está por venir para el SNTE, Elba Esther, los maestros y la educación, lo que está pendiente y en duda es la adhesión, sumisión o independencia de la CNTE en este nuevo escenario político, al tiempo.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

Comentarios
  • Gaby

    Woooo muy bien

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