El Zócalo: cambios en la historia del país

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

En las últimas semanas la capital del país pudo presenciar eventos que hubieran sido impensables hace algunos años y que cambian la forma de contar nuestra historia.
En los últimos días de julio, dos días antes de la consulta popular llevada a cabo por el gobierno federal, el grupo de rock “Maldita Vecindad”, caracterizado históricamente por sus líricas y formar parte de distintos movimientos que buscan generar conciencia y compromiso social, realizó a un costado del Zócalo, acompañados de otros músicos y actores de un performance, una presentación en la que promovieron la participación para poder enjuiciar y encarcelar a los expresidentes. Pese a que no se obtuvieron los esperados, definitivamente representó un acto democrático que nos dio la posibilidad de cambiar la historia y emular a otros países, en los que se ha podido juzgar a sus mandatarios, pero abre la puerta y la posibilidad de pensar en un futuro distinto, de mayor exigencia a los políticos y de menor corrupción. Excelente legado para las generaciones jóvenes.
Sin embargo, lo acontecido en la semana del 13 de agosto sí cambia por completo el enfoque y la forma de ver y enseñar la historia. Precedido por el cambio de nombre de la Plaza de “La Noche Triste” por “Plaza de la Noche Victoriosa”, la presentación de la maqueta del Templo Mayor. Huey Teocalli, para celebrar los 500 años de resistencia indígena. Evidentemente se trata ahora mirar la historia desde la visión de los vencidos.
Es un hecho que el presidente ha tenido una cercanía con los movimientos decoloniales que han ido creciendo en Latinoamérica en los últimos años, que tienen por objetivo cambiar la perspectiva que se tiene de los países coloniales y de los estragos que causaron en el continente, al mismo tiempo que se reconoce y valora el papel de los pueblos originarios y las diferentes etnias, así como se defienden sus derechos, su cultura, sus tradiciones y su sabiduría. En el caso del presidente López Obrador ya nos había mandado mensajes claros sobre su postura cuando había incluido a uno de los principales representantes de lo decolonial, Enrique Dussel, en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México durante su gestión al frente de la capital del país, Universidad que por cierto acaba de cumplir 20 años de iniciar funciones.
Estos eventos que buscan cambiar la historia tienen, lógicamente, también un sentido político, por lo que recibió críticas de sus adversarios y dio un golpe más a la relación tensa que se tiene con España, a la que se pidió una disculpa que, seguramente, nunca llegará.
Es probable que, de cambiar el partido en el poder en futuras elecciones, se hagan cambios para que todo vuelva a ser enfocado y aceptado como lo fue por muchos años; no obstante, no se puede negar el mensaje de rescate y fortalecimiento de la identidad que se ha mandado que, de muchas maneras, tiene un mensaje de acabar con la discriminación, el racismo y mirar a todos por igual. El Zócalo representa pasado y futuro unidos, política, culturas entrelazadas, con presencia permanente de indígenas. No es, por tanto, cualquier lugar y no es cualquier mensaje. Vale la pena reflexionarlo.

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar