El SNTE ante sus propios fantasmas del espejo

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

He decidido escribir una serie de reflexiones, las cuales saldrán en tres partes, a partir de los cambios o la reforma en el estatuto del SNTE que abrirá la posibilidad para la elección libre, directa y secreta de toda la estructura sindical o como ahí le llaman de todos los órganos de gobierno. Inicia con esta entrega y continuará con dos artículos más:

a) El SNTE y el nuevo escenario político.
b) El SNTE y las ventanas de la esperanza para la democracia.

La historia del SNTE es una historia sui generis, el SNTE es una organización sindical (la más grande de América Latina), que agrupa o aglutina en su seno a cerca de un millón 500 mil trabajadores de la educación de todo tipo, desde preescolar hasta el nivel superior, trabajadores docentes, no docentes y asesores técnico pedagógicos, del medio urbano, rural e indígena; toda esta diversidad ha tenido una constante en sus más de 70 años de existencia: la ausencia de democracia real.
Aunque sus dirigentes dicen que el SNTE es un sindicato democrático, lo dicen como una forma familiar de resolver los asuntos propios hacia el interior de la propia organización. Las modificaciones legales e institucionales que han dado lugar a un nuevo estatuto, colocan al SNTE ante un escenario de vulnerabilidad parcial.
Todo en SNTE tanto en la esfera nacional (CEN del SNTE) como en cada uno de los estados (secciones sindicales), estaban acostumbrados a recibir y respetar la voz del amo. El principal dirigente, líder moral, líder vitalicio, presidente, etcétera, decía lo que tenía que hacerse, cómo tenía que hacerse o a quien debía de apoyar. Esa voz ya no existe, ya no es una, sino muchas las voces y las propuestas que quieren o pretenden erigirse como los grandes (y únicos) líderes de una organización tan amplia y compleja como lo es el sindicato magisterial.
Los distintos liderazgos (léase cacicazgos sindicales) tanto en el ámbito nacional como en las distintas secciones, se habían convertido en un factor de equilibrio. Lo primero que buscaba el SNTE había sido el control de los agremiados y en un segundo momento el poder político y económico que representa estar al frente de una organización tan grande y tan compleja.
Ante la falta de una solo voz que tire línea y que apacigüe a todos aquellos que se quieran insubordinar, hoy emergen distintos liderazgos parciales, regionales, sectoriales. El nuevo problema al que se enfrentará el SNTE muy pronto será el de la legitimidad de sus liderazgos, debido a que el SNTE tiene frente a sí un problema de método, ¿cómo ponerse de acuerdo?, cuando antes solo bastaba mirar hacia arriba, y se tenía la seguridad que desde ahí se trazaba la línea. Ahora la única línea que existe es que no hay línea única y ante ello el SNTE vivirá una especie de orfandad de liderazgos, porque al tener a muchos grupos y personajes con aspiraciones de figurar les costará trabajo ponerse de acuerdo en quien irá al frente. Antes la democracia sindical se ejercía a través del chantaje, además había una serie de códigos secretos y de estilos de proceder para hacer avanzar propuestas y posiciones. Hoy todo eso ya no existe o según la reforma estatutaria ya no existirá más.
¿Qué pasará con el SNTE ante el nuevo escenario político?
Este es el punto para la próxima entrega.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

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