El que juega con fuego

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez*

Ha entrado la estación de la primavera y con ello se alejan los climas invernales, la temperatura aumenta cada vez más, es la época de las secas, las lluvias no se presentaron al inicio del año y el agua se acaba. Dos situaciones difíciles se enfrentan, escasez de agua e incendios, las presas disminuyen sus niveles al igual que los vasos de agua, los mantos freáticos, que abastecen a las ciudades; a la par los incendios se extienden, se prenden los cerros, los bosques, las sierras, los caminos, es el fuego desatado que voraz consume lo que encuentra a su paso.
Los incendios hoy revelan descuido y escaso trabajo en prevención, 78 puntos incendiados en el país, en el norte se queman Nuevo León, Coahuila y Sonora, en el centro se incendia el Pedregal en la CDMX y Puebla con múltiples sitios, en Jalisco se prenden tiraderos de llantas, basureros y sierras, en Nayarit se quemaron Los Palapares, en Michoacán están en riesgo los bosques que albergan la mariposa monarca, varias Reservas de la Biosfera incendiadas,ni ellas se salvaron con los programas de protección que tienen. El dato duro es alarmante, señala la Comisión Nacional Forestal Conafor 78 incendios forestales activos en 23 estados del país, con una superficie preliminar afectada 27,459 hectáreas. Asimismo, se contabilizaron 24 incendios liquidados, es decir, ya no representan un riesgo de propagación del fuego (https://www.infobae.com/america/mexico/2021/03/28/incendios-forestales-en-mexico-hay-78-eventos-activos-en-el-pais/).
Señala una especialista que éstos pueden ser provocados, pero que las altas temperaturas propician que cualquier chispa ocasione el fuego y, a partir de ahí, con los fuertes vientos característicos de este tiempo se propague con rapidez, le llaman índice de sequedad de combustible, que es todo lo que puede prenderse, el cual tiene alerta de riesgo, se ha señalado el 2021 como un año de gran peligro de incendios. Aún faltan aproximadamente 3 meses para que lleguen las lluvias.
Antes, el campesino tenía como método de cultivo el tumbar la hierba seca para después quemarla, era sencillo así limpiar su pedazo de tierra en la preparación para la siembra, con ese afán se desmontaron pedazos de cerro tanto como parcelas, se ha tratado de cambiar estas prácticas, pero hoy la realidad es que han llegado empresas más grandes para apropiarse de las tierras.
El problema es añejo, la pobreza y la falta de educación en las personas del campo mexicano, lo cual los obliga a vender y rentar sus las tierras para sobrevivir, además que los grandes invasores lograron cambios en el uso de suelo para construir casas, edificios, o para sembrar lo que conviene a la empresa y no al campesino, la siembra de maíz cada vez más fracasada y la exitosa empresa tequilera que compra y vende lo que quiere o la de invernaderos que también presentan explotación de sus trabajadores y la apropiación del agua y la tierra.
Es previsible que cuando lleguen las lluvias a esos lugares donde se cambió el ecosistema presenten problemas, arrastren el poco suelo fértil que había y causan inundaciones y más sequía, ya que disminuye la capacidad de absorción de la tierra.
Estos incendios son un reflejo de las sociedades actuales, de cómo un problema o un tema que puede ser abordado con diálogo o la aplicación de la ley se enciende rápidamente una chispa de incomprensión, unilateralidad, juicio, intereses mezquinos y se propaga un fuego que destruye la viabilidad de resolver las cosas. Existen varias mechas encendidas como la lucha incomprendida de las mujeres, algunas cansadas de la injusticia prenden la hoguera queriendo quemar todo y demostrar la injusticia, lo que se vive es destrucción y confrontación, exposición de las vulnerabilidades sociales, señalamiento de culpables, como el caso lamentable de la mujer salvadoreña que vivía refugiada en México y fue asesinada por exceso de fuerza a manos de la policía.
“Si falto yo, quémenlo todo” escuché la frase ahora para el 8 de Marzo, me asemeja un grito de una desaparecida o una violentada, sin embargo, encender todo sólo nos deja más lastimados y expuestos y no repara el daño, la cultura de abuso se sigue perpetrando, de otra manera y en otro lugar.
Recordar que el que juega con juego termina quemado. Las próximas elecciones son también campo de batalla, los partidos y los candidatos traen fuego y gasolina en sus lenguas y manos. Están dispuestos a encender los ánimos para denostar al actual proyecto de gobierno y para apuntar con el dedo al otro candidato. No saben que cuando apuntan hacia el otro, los otros cuatro dedos apuntan para sí. Un país erosionado, con sus recursos hechos carbón no le sirve a nadie. Frenar la lengua y realizar propuestas, ayudar a reconstruir (no al gobierno federal o estatal), se puede empezar por la cuadra y la comunidad.
El fuego avanza voraz, como lo hacen los intereses mezquinos de muchos ambiciosos empresarios, como el que quemó el cerrito de Mezquitán, en el municipio de Autlán, que quedó desolado, todo por sembrar agave, no le ajustó la tierra y hasta a un lado de la carretera hace su siembra, ante la vista de todos se escuda en un cártel y su abogado para invadir la zona federal y al ejido, además de la ceguera impasible de las autoridades fantasmales. El modelo social que prevalece es el del individualismo, se decide en base a deseos y necesidades personales o de grupos pequeños. Además, se ejerce una inmediatez, no se planea el largo plazo para resolver problemas que aquejan a todos.
No es una queja, es un llamado para que hagamos algo en conjunto, porque solos no hacemos nada, salvo mirar y criticar, se requiere hacer más. La ley de protección a los ecosistemas se debería enfocar más en la reparación del daño que en la multa. Parece que le dejamos el problema a las comunidades donde se localizan los incendios y se deja a las autoridades y a los organismos de cuidado del medio ambiente que lo extingan. Personal de la CONAFOR junto con brigadistas arriesgan su vida por apagar el fuego. Necesitamos reconectar con los otros y con la naturaleza. Que se finquen las responsabilidades de los que destruyen personas y recursos, que el enfoque de la ley sea trabajar en la reparación del daño.
Se necesitan apagafuegos, construir una nueva sociedad que trabaje en común, con trasparencia, honestidad, ayuda mutua, el trabajo solidario y bien retribuido como medio de crecimiento. Así como nos enfocamos en luchar contra un virus ahora sumemos esfuerzos para apagar los incendios forestales y locales. Reconectar con la naturaleza es una prioridad,

*Doctora en Educación. Jefa de Sector de Educación Preescolar en la SEJ. grace-soto@supervisores.sej.gob.mx

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