El juego simbólico de la actualización

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Parte del impacto de la pandemia ha sido la edificación de la operación del sistema educativo en cimientos de tecnologías de la informática y comunicación.
La ilusión de la comunicabilidad a través de estos medios ha recreado nuevas inequidades.
La actualización imaginaria de cascadas que no mojan el suelo fértil de los hacedores del proyecto educativo.
Los educadores que de manera híbrida o presencial construyen comunidad educativa real en condiciones de emergencia, son apenas una muestra de la antítesis onírica con la que se juega a formar los supervisores, directivos y docentes en la Pedagogía de la ficción de la escuela feliz.
La estrategia unidireccional y el formato cansino de guías, pensadas desde el autismo y desarticulación de la educación básica; pensadas desde los compartimentos estanco, de piezas de rompecabezas que no embonan, ofrece una propuesta recreativa muy lejana de la ciencia y la cultura pedagógica de la formación de directivos y docentes.
Los sujetos “participativos” empujados a los acuerdos y compromisos, los instrumentadores de diagnósticos y los operadores de acciones en el marco de la autonomía responsable, los que saben escuchar y son medallistas olímpicos de la tolerancia a la frustración a una “formación” virtual sin esencia.
Estamos a media semana de los Consejos Técnicos de Zona, las heterogéneas formaciones de los jefes de sector en preescolar y primaria y las más heterogéneas formaciones de supervisores e inspectores generales de los otros niveles y servicios que concurren en el universo de la educación básica, son convocados para que se vistan del rol de difusores de una propuesta vertical , construida centralmente, cuyas debilidades emergen sin radiografías diagnósticas y dónde la eterna repetición de formato de preguntas y actividades de educación inicial exhibe el tepetate de un territorio donde nadie escucha a los de abajo.
De esa manera el camino no conduce a nada.
El sistema tiene una orografía semiótica agotada, la retórica de estalactitas mira solo la oscuridad de la caverna.
Cómo afirma el filósofo fundacional del Círculo de Viena, Ludwig Wittgenstein, en referencia a los juegos de lenguaje cotidianos “Nuestras palabras sólo expresan hechos, del mismo modo que una taza de té solo podrá contener un volumen de agua propio de una taza de té por más que se vierta un litro en ella”.
Las habilidades del profesor, el pensamiento y su práctica, no se constituyen con sumas aritméticas de días u horas de actualización o de CTE en fases intensivas.
Los objetivos, las metas y las acciones esperadas no se dan por la vía del autoritarismo ni por los oníricos devaneos de vulgarización de la planeación estratégica o de planeación prospectiva en piso de pandemia.
Vender sueños de cambio para el 2040 o de construcción de madurez de comunidades de aprendizaje robustas y dispuestas a la innovación y el cambio para 2024 es un juego simbólico de lenguaje que lo compran muy pocos.
Los profesores excluidos de los bienes de información y la actualización por carencias de equipos o conectividad, por carencia de habilidades digitales, son apenas una realidad mal conocida o ramplonamente ignorada.
El número de educandos cuyas familias y contextos carecen de las herramientas para el aprendizaje se ha incrementado proporcionalmente.
Los escasos apoyos que fluyen desde el nivel de gobierno federal son insuficientes para satisfacer necesidades.
A pesar de que apenas atravesamos periodo de elecciones, no se ha otorgado en nuestra entidad federativa ni una sola computadora, ni un solo apoyo extraordinario de becas para disminuir esta brecha.
Es cierto, se entregaron útiles escolares, zapatos y uniformes, pero la pandemia y las escuelas cerradas los inutilizaron. Mientras, se suscitaron otro tipo de necesidades tecnológicas en docentes y alumnos sobre las que no se reaccionó adecuadamente.
Lo que ha sido prolijo es la venta fácil de la palabra y bajo el manto encubierto de la autonomía responsable endilgar a nivel de zona y escuela la tarea de sacar adelante no solo el servicio sino también hacerlo de calidad y respetuoso de las condiciones socioemocionales de las comunidades educativas.
Se venden sueños.
La hermenéutica más elemental de los materiales diseñados exhibe una preocupante falta de claridad.
La ausencia de estrategia e improvisación es la constante.
De nueva cuenta se empobrece el momento estratégico de actualización en la fase de planeación y organización del nuevo ciclo escolar obsesivo del tiempo en los 200 días a nivel de calendario.
Hay una nueva generación de guías nacionales de la Nueva Escuela Mexicana elaboradas para apoyar los procesos de actualización del magisterio durante dos semanas previas al inicio del ciclo escolar 2021-2022.
El desdén implícito de las guías nacionales en entidades como Jalisco replantea nuestro concepto primario de sistema educativo nacional, nuestra finalidad de hacer unidad nacional, nuestro concepto de formación del perfil del mexicano necesario.
Baste pensar la utopía escolar del siglo XIX en materia de laicismo y la significación ausente de autonomía responsable de conceptos derechosos elitistas como el Bien Común usado sin mayor pudor o “inocencia” axioteleológica usado en el cuerpo de las guías Recrea.
A manera de espejo, a manera reactiva-propositiva, en entidades como Jalisco, se ensaya una nueva generación de guías Recrea ausentes de claridad; en pendientes resbaladizas de conceptos literarios, con ausencia de rigor de estructuras gramaticales y cuidado del uso del lenguaje.
La idea de Recrea pensada como logo mercadológico, como supraestructura, a manera de puente colgante.
Recrea luce débil para cruzar el desafío del proyecto educativo estatal en el escenario real-no futurible- de las aguas turbulentas sanitarias de la nueva generación del Covid cepa Delta.
Ya los diseñadores repiten, reproducen formatos y atiborran de actividades con la paradójica ilusión de crear sentido, con un galimatías conceptual a manera del laberinto donde habita el Minotauro y sin esperanza de dar con el hilo de Ariadna.
Juegos de lenguaje de la torre de Babel central donde hay un ejército de actores que simulan comprensión e inoculan en aguas revueltas de política y academia, de academia frágil sin política, con mensaje entre líneas de aplicación autoritaria.
La línea descendente, la orden implícita en las preguntas que hacen abortar el aprendizaje dialógico.
Lenguaje academicista y literario donde el sueño parece ser la metáfora vertebral.
La escuela feliz con risa nerviosa por el bajo nivel de comprensión de los principios, que no por representarse gráficamente con circulitos como pompas de jabón son mayormente comprensibles.
La escuela feliz como sueño y ensueño de preescolarización de la dimensión socioemocional para pintar con gises de colores y ocultar la realidad del sufrimiento; los cuatro trimestres previos de pérdidas cognitivas en el preámbulo del retorno a las escuelas.
La metáfora visual y el ensayo de un holismo mal ensamblado estilo Krishnamurti.
Las comunidades de aprendizaje en y para la vida, el concepto filosófico de vida, como espiritualidad improvisada, sin visión clara del estado de cosas en materia de formación continua de profesores.
El juego de lenguaje de una actualización en fase de formación de directores, la preparación más científica y menos literaria necesaria.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

  • Rebeca Hernández

    Excelente texto, atinado y acertado, refiriendo realidades y constatando utopías. Si acaso pudiera leer este texto algún encumbrado ,perdón, alguno de los que están sentados solo en su escritorio y se les llama secretarios de educación. La realidad del maestro es esta, sin recursos, sin tecnología, sin apoyo de ninguna índole. Los hijos de los docentes, están apoyando a su padre maestro con la enseñanza y practicas en las TIC y no reciben un sueldo, solo el agradecimiento de su mentor.

  • Rogelio Olea Garcia

    Excelente reflexión, estoy totalmente de acuerdo con usted ,las guías de recrea dejan mucho que desear muy pobres académicamente, contenidos muy respectivos , no están apegados a los contextos.

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