El inicio: ese momento difícil

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Cuando un niño empieza a entender y significar, desde lo personal, aquello que ocurre en lo social empieza a sentir emoción ante el inicio de diferentes ciclos, como la escuela después de vacaciones o bien un nuevo año al terminarse el calendario, en donde se genera diferentes expectativas que lo hacen ilusionarse. En el caso de los adultos es diferente, ya que el inicio de año, de un ciclo, proyecto, administración, no sólo requiere una planeación en torno a lo que se debe realizar, sino que también se deben ir construyendo, con antelación, una serie de condiciones previas, lo que complica ya mucho el principio, pero también se parte de una base para asegurar el logro de los objetivos trazados.
De esta manera, si alguien quiere iniciar un proyecto comercial deberá conseguir permisos, locales, contar con una inversión y, con seguridad, una serie de estudios de mercado que le permitan ofrecer un producto o servicio que pueda ser consumible en el lugar donde se asienten. Un docente deberá realizar un análisis de los logros conseguidos en el año que terminó, tomar cursos y realizar su planeación previa al inicio de un nuevo ciclo escolar. Y así podríamos dar algunos ejemplos más, pero también es importante señalar otro aspecto importante de lo difícil que es un inicio.
Cada inicio de año las personas en lo individual, como cada 6 años los gobiernos entrantes, delinean sus objetivos tomando en cuenta necesidades que deben cubrir o bien aspectos que se deben corregir. Al momento de su definición existe una evidente motivación y hay una prospectiva de logro en donde se miran ya los resultados que provoca sonrisas por la futura satisfacción que se obtendrá; sin embargo, conforma pasa el tiempo y se van encontrando diferentes obstáculos que impiden su logro, o bien, cuando los resultados que se van obteniendo son inferiores a los esperados empieza a presentarse frustración, comienza a generarse desmotivación y, entonces, o bajan las expectativas o se deja de lado el propósito, dejando de ser una prioridad o algo en lo que se tiene fe, lo cual será lamentable si aquello que se deja correspondía a una necesidad vinculada con la salud y/o la integridad.
¿Qué hacer en estos casos? Obviamente se puede hablar de constancia y disciplina, no obstante, lo más importante será siempre no perder el enfoque y no dejar de lado aquello que es prioridad, pese a los obstáculos o los magros logros que se obtengan; los cambios, aunque sean mínimos, siempre serán significativos e importantes si son para bien. Así que el deseo para este año será que cada persona y el gobierno entrante se centren en sus objetivos, no los pierdan y no muestren desaliento ante las dificultades: necesitamos que todos y cada uno, de verdad, estemos bien. Feliz año

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar