El fin del ciclo escolar 2024–2025. Hay preguntas que no tienen respuesta
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Por disposición gubernamental se adelantó el final del ciclo escolar 2024–2025; los niños se van a sus casas y maestras y maestros esperan un poco más y no se sabe para qué. Particularmente, el ciclo escolar que acaba de concluir es el ciclo de la transición; dio lugar a que los nuevos gobiernos, tanto en la esfera federal como en el ámbito local, mostraran lo que esperan de la educación.
Cada final de ciclo escolar se convierte en una oportunidad para reflexionar en torno a la importancia de la tarea educativa en espacios formales y escolares, medir los impactos, considerar la satisfacción de los usuarios, buscar estrategias para hacer ajustes, pensando en la mejora y medir al final la producción académica.
¿Qué nos deja el ciclo escolar 2024–2025? Como decía líneas arriba, este año es un año de transición; se afina la propuesta de la NEM y se hacen los ajustes al diseño curricular y a la familia de libros de texto.
Pero también ha sido un año de pobreza pedagógica e institucional; el clima que prevalece en el contexto institucional es de incertidumbre. En el ámbito federal, la NEM no goza de una segunda parte que termine de darle claridad a las intenciones de incertidumbre de dicha propuesta y a la claridad en cuanto al papel de las y los maestros, y a la capacidad por darle claridad a la propuesta curricular junto con la apropiación desde la práctica de educadoras y educadores.
En el caso de Jalisco, el asunto se vive aún peor; aquí prevalece una tendencia por privilegiar el proceso de privatizar el servicio educativo. El dilema de definir si la educación es un servicio o un negocio, en Jalisco se decide por la segunda instancia; existe un descuido en la atención a las instituciones públicas sobre las que se encuentran en el nivel superior y los posgrados, pero un desmedido involucramiento en apoyar a las instituciones privadas.
Fue nombrado hace unos meses el nuevo subsecretario de Educación Superior, y si bien no es necesario el protagonismo mediático, la agenda y los temas pendientes de la educación superior siguen atorados en algún escritorio de la burocracia gubernamental.
El caso más sintomático es el del sistema de unidades de la Universidad Pedagógica Nacional; desde hace largos meses está atorado el proceso para optar por la definición de la figura jurídica, promulgar una ley orgánica y abrir el proceso que permita consolidar un nuevo modelo de permuta nacional y relevar a las autoridades universitarias en el ámbito nacional. De todo esto no existe autoridad que lo pueda atender.
Así las cosas, por lo tanto, vamos a entrar en una fase de receso obligado durante dos semanas de julio y tres de agosto; las escuelas reabrirán la última semana para docentes y las niñas, niños y jóvenes regresarán a las aulas hasta el 1º de septiembre. La expectativa y la esperanza es por una mejor educación; por tanto, ¿habrá algo nuevo que esté por venir en educación y del cual aún no nos hayamos enterado?
*Doctor en Educación. Profesor-investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com