El diseño de un nuevo plan de estudios en un 50% por cada parte

Adriana Piedad García Herrera*

En días pasados Jaime Navarro escribía de los maestros que no tienen voz ni voto en el tema de las Reformas educativas. Al respecto la Dirección General de Educación Superior para el Magisterio (DGESuM), responsable de la Educación Normal a nivel nacional, lanzó una convocatoria para el replanteamiento de los Planes de estudio de formación inicial docente para fijar una ruta de trabajo de 2021 a 2024.
La reunión nacional se realizó el 29 de septiembre del año en curso y tuvo su antecedente en reuniones estatales (del 13 al 17 de septiembre) y reuniones por cada escuela Normal (del 6 al 10 de septiembre). El ciclo de conversaciones giró alrededor de 5 mesas de trabajo, pero me voy a referir solo a la mesa 3 “Construcción de la estrategia nacional de actualización de los planes de estudio”.
En múltiples ocasiones la SEP ha convocado a consultas para definir, o quizá podríamos decir “validar”, la ruta a seguir en las reformas a la educación Normal, así lo hizo en 2019 y esta nueva convocatoria tiene el propósito de “relanzar” esa iniciativa. Lo que sorprende de la convocatoria 2021 es la propuesta compartida de actualización de los planes de estudio en un 50% por cada parte, me explico: la SEP, a través de la DGESuM, ha decidido que los nuevos planes de estudio para la formación inicial docente, que habrán de generalizarse en todas las escuelas Normales en 2024, se elaboren “con la participación de las comunidades normalistas” y para ello propone tres escenarios:

En el escenario A la DGESuM, en conjunto con las escuelas Normales, elaboran los programas de estudio de los cuatro primeros semestres de la Licenciatura y cada entidad federativa elabora los programas de quinto a octavo semestres. En el escenario B serán las entidades federativas las que diseñen el currículum de primero a cuarto y la federación los cuatro últimos semestres. Y el escenario C propone un diseño compartido durante los ocho semestres en el que la Federación aporta 50% y la otra mitad las entidades federativas.

Más allá de discutir cuál será el mecanismo de actuación de la SEP ante las propuestas de las 32 entidades federativas, la pregunta que surge al revisar el material es acerca del mensaje que está enviando la SEP con esta iniciativa. ¿Será que por fin tendrán voz y voto las comunidades normalistas? O por ahí hay una iniciativa en ciernes de modificar el artículo 23 de la Ley General de Educación en la que la Secretaría no determinará más los planes y programas de estudio “aplicables y obligatorios en toda la República Mexicana” para la Educación Normal.
Lo que es innegable es la heterogeneidad de opiniones que se han suscitado al respecto, incluso se llegaron a plantear escenarios D y E del trabajo compartido. La realidad es que la SEP se aplicó una prueba de fuego al asumir el compromiso de iniciar la operación de los planes de estudio “actualizados o rediseñados” en el ciclo escolar 2022-2023; estaremos pendientes de la evolución de la estrategia y la convocatoria de participación.
Como expectativa hay poco que decir en relación con la fecha en la que se aplicará dicha reforma a nivel nacional, es decir, 2024, año en que concluye su mandato el gobierno en turno a nivel federal, y en el caso de Jalisco a nivel estatal, por lo que asoman las mismas preguntas del pasado ¿tendremos cada sexenio una nueva política de formación inicial docente que niega todo lo realizado en los sexenios anteriores? Esa tendencia se ve claramente en los planes de estudio 2012 y 2018, justamente al término de un sexenio y el inicio de otro ¿pasará lo mismo en 2024?

*Doctora en educación. Catedrática de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco. adrianapiedad.garcia@bycenj.edu.mx