El cuarto poder

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez*

La televisión que entretiene, rica en imágenes, sonidos, lugares, ha sido como una ventana a otras vidas, sitios o experiencias, con programas para toda la familia que por un rato se evade de la realidad convirtiéndose en espectador-consumidor, los televisores han evolucionado desde grandes aparatos de bulbos y antenas hasta pantallas de plasma con diferentes aplicaciones. Es simbólico el control remoto que le da el poder de elegir a quien lo tiene en su mano, aunque en ocasiones no haya mucho que ver, de dos canales que se veían borrosos a una tecnología avanzada, ahora con cientos de opciones para diferente público. En parte, la televisión en crisis comercial ya que plataformas como Netflix o Amazon están ganando mercado porque hay contenidos de mayor calidad disponibles a todas horas y libres de publicidad.
La escuela y muchos padres han limitado el tiempo de los niños ante el aparato electrónico, por la pasividad, no se mueven, la pupila dilatada, el cuerpo quieto y también por todos los modelos que promueve, por el fondo que son los mensajes que transmite al inconsciente colectivo, la podemos culpar en parte de la obesidad, de promover Coca-Cola que es la chispa de la vida, Sabritas, a que no puedes comer solo una, a galletas que te comes de una mordida, jabones que dejan todo blanquísimo o brillante, a ver con romanticismo la vecindad o a soñar con el príncipe azul de clase acomodada que le propone matrimonio a la que trabaja en casa, o bien, el hombre que desde su cómodo sillón o con amigos disfruta de un partido de futbol olvidando su pesado trabajo o sus deudas, con cerveza en mano ve los comerciales de cigarros, bebida, condones que son mostrados por modelos estereotipados de hombres y mujeres con cuerpos perfectos, con actores que ganan lo suficiente para comprar casas blancas.
En la etapa infantil el problema fue que la televisión ocupó el papel de nana o niñera mientras los padres ocupados los dejaban expuestos. Es y fue la industria especialista en el entretenimiento, se ha enfocado en vender sus productos los cuáles son comerciales, la elaboración de programas de distinto tipo va acompañada de anuncios con la última moda del consumo. Espacios costosos para quien paga los minutos de trasmisión, no eran gastos, eran inversiones. Y qué decir de la tele como portavoz oficial de noticias, la manipuladora de la opinión pública que enfoca la atención en casos de éxito y en tragedias, cosas que repite una y otra vez hasta que te tragas el cuento y la sociedad seudoinformada ocupada de eventos que pasan en otro lado y descuidada de su contexto.
El anuncio de la alianza de 4 televisoras (Televisa, TV Azteca, Grupo Imagen y Multimedios) con el gobierno para desarrollar clases y contenidos educativos es una contradicción, la educación ha combatido la influencia de la misma en las conductas de los alumnos, las investigaciones han probado la hipótesis de manipulación del pensamiento y la conducta a través de los mensajes trasmitidos como verdades en los medios de comunicación, a los cuales se les ha llamado el Cuarto Poder (en un texto coordinado por Raúl Trejo Delarbre en 1985, nombró a Televisa como el Quinto poder).
Un cambio de paradigma es el que hoy se vive en el Sistema Educativo Nacional con la estrategia de clases televisadas que busca llegar a todos los rincones del país para un regreso a clases el 24 de agosto de 2020. Podemos ser críticos ante el medio de la televisión, sin embargo, es positivo que se ofrezca una alternativa por el riesgo de contagio, los ejemplos de escuelas que vuelven a clases presenciales y tienen que volver a cerrar por niños o maestros contagiados, este es el caso de China, Corea del Sur y Francia que sólo duró 2 días, en los países que ya regresaron y mantienen las escuelas abiertas los papás han llenado un formulario donde aseguran que los niños están sanos, no tienen coronavirus y que en la familia no hay enfermos.
La ventaja la tienen la telesecundaria y el telebachillerato que se implementaron en comunidades alejadas, estas modalidades han basado en este medio su estrategia de enseñanza, la diferencia es la presencia cercana del profesor, los problemas que se han presentado han sido lugares donde no llega la señal televisión, las antenas se descomponen o desprograman, así como televisores en mal estado entre otros, al igual que clases aburridas y profesores sin formación en didáctica.
Ante la contingencia, el magisterio, aunque purfs o no apoyar la iniciativa observa puntos críticos en la misma, aún no está clara la estrategia del anuncio presidencial a la operación, las preguntas son muchas:

¿La tele educa?, ¿es un complemento remedial?, ¿las clases iguales para todos en un país desigual?, ¿el maestro va a dar seguimiento y va a reforzar?, ¿cómo se va a realizar el diagnóstico sobre todo con los alumnos de nuevo ingreso?, ¿se darán a conocer antes los contenidos para poder planear y acompañar a los alumnos?, ¿cómo se van a evaluar los aprendizajes?, ¿se va a mandar oficialmente la programación y materiales a profesores para contextualizar lo que se presente?, esperemos que en lo estatal y local se vayan aclarando situaciones metodológicas importantes.

Esta forma de regresar a clases no asegura lo educativo, si bien garantiza que este disponible una clase a través de la televisión en los hogares mexicanos falta saber de la interacción con lo que se presente, que a través de ello aprendan lo que tienen que aprender, en la experiencia de Aprende en Casa I que se puso en práctica antes de la contingencia muchos maestros descargaban los contenidos y los enviaban por otros medio a los padres o alumnos, además ahora hay que recordar que el porcentaje de los padres que trabajan es alto, el Inegi menciona que “73 de cada 100 mujeres de 15 años o más que forma parte de la población económicamente activa (PEA), tiene al menos un hijo nacido vivo”, esto nos ilustra que esos niños crecen, requieren servicios educativos y que la madre trabajadora tiene dificultades para acompañar al niño en una clase televisada desde casa (comunicado de prensa núm. 243/19 8 de mayo de 2019 …).
El riesgo es la actitud pasiva que puede prevalecer al ser espectador y no constructor del propio aprendizaje, quienes estén cercanos a los niños se espera promuevan la participación de los alumnos, que se mantenga en constructivismo como enfoque y no la educación bancaria de exposición de contenidos que tienen limite de horario y canal.
Una carencia en los programas de estudio aparte de la vida saludable es el pensamiento crítico que se ha desarrollado poco en las aulas y los estudiantes, esto habrá que fortalecer para que ya sea por medio de la televisión, una plataforma digital, la educación presencial a distancia, para que no nos vendan exposiciones y luego las califiquen de educación o de clases, con la finalidad de que los alumnos puedan reflexionar sobre lo que se les presenta.
Se requiere plantear la televisión como lo que es: “un medio”, una alternativa que junto con otros que ya se están trabajando, el WhatsApp, las plataformas, repositorios, los cuadernillos autodidactas, los videos, libros, tutoriales, programas de radio, grabaciones de audio, las tutorías o asesorías, pueden contribuir como estrategia emergente la cual habrá que analizar, reorientar, ajustar, adaptar para poder proponer lo que rescate a la educación de los niños.

*Doctora en Educación. Jefa de Sector de Educación Preescolar en la SEJ. grace-soto@supervisores.sej.gob.mx

Comentarios
  • Adriana Piedad García Herrera

    “¿Las clases iguales para todos en un país desigual?”

    Grave!!!
    Saludos

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