El Congreso de las Escuelas Normales

 en Andrea Ramírez

Andrea Ramírez Barajas*

A Alma Dzib por su congruencia
y por mantenerse hasta el final
en la noble tarea de estar al lado de otros.

No he tenido acceso a la convocatoria y a sus términos, pero tengo conocimiento de que muy pronto se llevará a cabo un Congreso Nacional de escuelas Normales, espacio pensado para discutir, deliberar y tomar decisiones en torno al futuro de dicho espacio institucional.
Las escuelas Normales como bien se sabe, son las instituciones que desde hace más de cien años se han encargado de formar a los nuevos docentes, desde finales del siglo XIX a todo lo largo del siglo XX y lo que llevamos de este siglo XXI, las escuelas Normales han combinado en su oferta académica una serie de modelos y de perspectivas pensadas para formar docentes, desde la visión de la herencia artesanal, la trasmisión cultural del oficio, pasando por enfoques centrados en la investigación, hasta llegar a confluir en un modelo centrado en el desarrollo profesional de las y los docentes al poner en el centro las habilidades y capacidades profesionales de los nuevos educadores y educadoras.
Pero también, las escuelas Normales son espacios contradictorios, su visión ha quedado estancada a los años 60 o 70 del siglo pasado, no se ha tenido el cuidado de vigilar el relevo generacional (incluso en el estado de Jalisco, se dieron descaradas prácticas de corrupción al entregarle las horas académicas a las secretarias y personal de apoyo); y el SNTE, en aras de mantener el control corporativo de los que esperan sus agremiados, han mantenido el control político de la mayoría de las escuelas Normales del país.
Las Normales han dejado pasar tres grandes oportunidades para ponerse el día en cuanto a elementos pertinentes que les permitan adquirir elementos para participar en el en el debate pedagógico de la actualidad. Dichos elementos son los siguientes:

a) No tienen clara una concepción sobre el elemento vertebral de su tarea: la formación.
b) No se fomenta la investigación como mecanismo para generar conocimientos que se a su vez se traduzcan en compromisos para la mejora de la calidad y en las condiciones institucionales para la formación básica y en la formación misma.
c) No existe correspondencia entre la formación de docentes y las políticas públicas destinadas para tal efecto.

La discusión o el debate sobre la realidad en la que sobre viven muchas escuelas Normales del país, está centrado en los rezagos institucionales, en las carencias materiales y en la queja sobre el abuso de poder de las autoridades, ¿qué más se puede decir o qué más se pudiera esperar?
Las Normales, sin desparecer, deberán transformase en verdaderas instituciones de educación superior que sean capaces de estar al día y anticiparse a las necesidades de la formación. Algunos elementos desatendidos en la formación serían los siguientes:

a) La formación, para la atención de las necesidades socioculturales, formar en contextos violentos y agresivos, es decir diversos.
b) La formación en la perspectiva de asumir un compromiso real de formar verdaderos profesionales de la educación que tengan el compromiso y la mística del pasado, pero con una visión y una solidez académica del presente.
c) La formación en los nuevos entornos globales y con los avances tecnológicos, los nuevos docentes que se formarán en las escuelas Normales deberían saber diseñar y usar pedagógicamente las nuevas tecnologías, los entornos virtuales y el manejo de dispositivos móviles con verdaderos fines educativos, ¿cómo hacerlo?, son pocos los que lo saben pero este punto ocupa uno de los primeros lugares en la actúa agenda de desarrollo de las instituciones formadoras y actualizadoras de docentes.
d) El congreso de las escuelas Normales deberá resolver el asunto de la democracia en la gestión y en la vida cotidiana de dichas instituciones. La democracia de las Normales para las decisiones y para las acciones es el punto prioritario para dar lugar a nuevos acuerdos y a nuevas acciones.

No tengo claro ni el lugar, ni la agenda de dicho Congreso, lo que sí, es que el debate sea en serio, que se convierta en un diálogo informado en la perspectiva de sacar consensos y compromisos para el futuro inmediato.
Ojalá la DGESPE invite a colegas de otros ámbitos y de otras instituciones, cuya expertez permita mirar de mejor manera el cambio al que pretenden comprometerse.

*Doctora en educación y consultora independiente. andrearamirez1970@hotmail.com

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