El cerebro y lo social

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

El cerebro humano siempre será un tema apasionante para investigar, para discutir y para aprender. Ya por todos es sabido que, fisiológicamente, su peso y el número de neuronas que lo conforman es similar, en condiciones normales, en todas las personas, por lo que la madurez, el desarrollo y las diferentes formas de manifestar la inteligencias, en sus diferentes posibilidades, responde a diferentes factores; no es una situación inherente o como consecuencia del simple crecimiento físico o que se consiga automáticamente con la edad. No, no es así. Es por las sinapsis, unión entre neuronas, lo que configura y le da estructura al cerebro. Y, pese a ser un proceso permanente, hay momentos específicos en que la sinaptogénesis adquiere mayor importancia; en ello, el aprendizaje y el contexto social serán de mucha ayuda y apoyo.
En el mundo entero es sabido que la mayoría de las y los mexicanos somos fervientes consumidores del picante y, de manera peculiar, interesante, se observa que la mayoría no presenta problemas estomacales o irritación, lo que deja en claro que el mismo contexto social ha influido en la forma en que nuestro estómago responde. Pasa igual con el cerebro.
Como ya señalé, anatómica y fisiológicamente podemos tener similitudes en nuestros cerebros, pero la forma en que desde lo social se le da forma no es algo que debe dejarse de lado.
En esta ocasión me ceñiré solamente a compartir dos ejemplos para clarificar mi punto: la poda neuronal y el papel de la memoria. La poda neuronal es un proceso en el que se eliminan conexiones sinápticas entre neuronas ¿por qué ocurre? Durante toda la infancia y hasta el comienzo de la adolescencia, cada persona tiene más neuronas y sinapsis de las que ocupa, por lo que se da un reajuste y se eliminan aquellas que no se utilizan. En los lóbulos prefrontales, área más evolucionada del cerebro centro de las funciones ejecutivas, y en los lóbulos temporales es donde se observa principalmente la poda. ¿Se pueden ver afectadas algunas funciones? Obviamente sí, entre ellas el autocontrol, la memoria de trabajo, la organización, planificación, solución de problemas y la flexibilidad de pensamiento, por lo que estimular esta área a través de la comunicación constante, junto con el establecimiento de límites y normas, serán de mucha ayuda. Lo enfatizo por aquellos que consideran que los límites no son necesarios en la educación.
El segundo caso es la (re)generación neuronal: mucho tiempo se pensó que las neuronas se perdían y, a diferencia de las células, no se regeneraban. Hoy se sabe que, en el hipocampo, estructura vinculada a la memoria, y que por cierto es de mayor tamaño en las mujeres, se puede dar un proceso de generación de nuevas neuronas, por lo que su estimulación también, a través de los criticados procesos de memorización, le dan una ayuda social al cerebro para ofrecer mejores resultados.
Así que, desde lo social, mediante la implementación de reglas y memorización en la adolescencia, se generan mejores condiciones para el aprendizaje. Obviamente, la escuela y las figuras parentales, conjuntamente, pueden trabajar en estas tareas. A veces se critican o minimizan medidas, procesos y funciones por ignorancia, valdría la pena informarse un poco más ¿no?

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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