El buen o mal fin

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez*

En los últimos años se ha instalado este fin de semana largo en el mes de noviembre, me refiero al Buen Fin en que se esperan ofertas y promociones que estimulen el consumo y el ahorro, un poco paradójico, o más bien contradictorio, el que se pueda ahorrar de esta manera. Esto luce como un engaño de la mente, o de la economía, hay una reminiscencia de la vieja normalidad para lanzarse de lleno a la experiencia de búsqueda de satisfactores, es un impulso instintivo cumplir deseos, como cuando todo estaba bien.
Este año perdimos grandes celebraciones, los cumpleaños en los que hoy abundan los mensajes virtuales, pero se han postergado los abrazos, los festejos no se diga, también los regalos, el día del niño, de la madre y del padre estuvieron custodiados por la policía y la guardia nacional para evitar los grupos donde se propagara el contagio. El verano y las vacaciones trascurrieron en confinamiento y muy pocos pudieron disfrutar de las playas y los mares. Las fiestas patronales, el 15 de septiembre y Día de Muertos se han festejado en casa; parece que el que se va a salvar es el Buen Fin que ya ha iniciado su publicidad y ha lanzado a los clientes a superar los miedos para adquirir los productos anhelados. Es de las pocas cosas salvadas.
El Buen Fin surgió como alternativa al Black Friday o viernes negro estadunidense en el que se venden productos a precios increíbles, en la versión mexicana la estrategia es el endeudamiento, captar los recursos económicos, comprometer el ingreso, ese que ni siquiera está seguro en tiempos de pandemia, ante el cierre de tantos negocios y establecimientos. Promociones especiales para esta fecha, algunas inexistentes, subieron los precios para poder aplicar los descuentos, son pocos pesos, pero la publicidad engañosa publica la oferta del año. De cada producto destacan marca, tamaño, funcionalidad, estilo y un sinfín de características para promover las ventas.
Es desde el lunes 9 de noviembre que la gente con posibilidad de compra o de deuda, salió a la calle a abarrotar las tiendas, es una fecha esperada, se han ampliado los horarios y las miradas buscan esa compra de oportunidad, las medidas restrictivas de botones rojos ya están más relajadas. Las tiendas lucen llenas y hay filas en las cajas para pagar, llevan varios productos lo que hace más lento el servicio, el ofrecimiento de 3-6-12-18 y 20 meses sin intereses no se puede resistir. El momento es claro para rescatar la economía, pero no hay que confundir a quien hay que rescatar, a los grandes emporios evasores de impuestos que han disminuido las ganancias, en todo caso lo hay que salvar es a nosotros mismos de no atarnos con cadenas de deudas o dar la mano a los pequeños comerciantes o productores de cuyo sustento vive una familia. Ya no es sólo un fin de semana, se extendió dos semanas para ayudar en la distancia social, del 9 al 20 de noviembre, comentan que las buenas ofertas van a aparecer hasta la segunda semana, la mercadotecnia tiene pensamiento flexible y creativo siempre sorprendente, los mercadólogos estudian psicología social para comprender estas motivaciones internas.
La economía y su reactivación ejercen su poder, tal vez en próximos días haya arrepentimiento, pero de momento existe respuesta consumista, hay una prevalencia de la enajenación de una sociedad de consumo ofrecedora que se viste de oferta y cumple los deseos de satisfacción comercial. En muchos casos se adquiere algo que es atractivo y está en oferta, pero que en realidad no es lo que necesita. El verdadero valor de las cosas, lo que le cuesta a la naturaleza y a las personas se paga con vida, ya lo decía el expresidente uruguayo Mújica: “no compras con plata, compras con el tiempo de tu vida que gastas para conseguirla”.
Habrá que hacer la lista de prioridades, los datos duros mencionan pérdidas de empleos que son observables en los entornos cercanos, así como aumento de las deudas, no hay seguridad económica, los ahorros y las ventas disminuyen, el mundo está ante una segunda ola de contagios y en muchos lugares nos lanzamos ante un Buen Fin de forma inconsciente e irresponsable, si no tenemos cuidado será una mala decisión con algunas deudas más. Un trago amargo o amenaza comercial es la insolvencia que se convierte en grillete que tarde o temprano deriva en embargo o, en subir los datos personales al buró de crédito, institución que registra todos los movimientos financieros de cumplimiento, retraso o impago de los compromisos adquiridos.
En esta lista de prioridades garantizar la alimentación, vivienda, luz y agua son parte de los imprescindibles, pero cada quien puede hacer su listado de acuerdo con sus necesidades, eso ayudará a no escuchar el canto de las sirenas de las innumerables ofertas que traen logotipo rojo y negro.
En educación sería positivo aprender algunas estrategias del Buen Fin como lo es promocionar lo que ya tiene un valor, pero que se va dejando de lado, hacerle publicidad a la escuela para que forme el pensamiento crítico, por ejemplo, recuperar algunas situaciones de motivación para estimular los aprendizajes ante un posible cansancio de la modalidad a distancia. ¿Qué tal dos semanas para implementar acciones de apoyo a los rezagados, a los que están en riesgo de deserción o de plano no hemos ubicado?
Ofertar y promocionar el juego o la lectura por sus grandes cualidades, pensar en adquirir libros usados o nuevos, tabletas o computadoras, juegos de mesa, equipos de deporte, muebles para realizar tareas, que sean espacios destinados al estudio son compras que dejan bienes mayores que contribuyan al desarrollo de las habilidades como la búsqueda de información y la resolución de problemas. Otra propuesta puede ser destinar recursos al aprendizaje de otro idioma o para desarrollo de habilidades digitales o educación financiera, el aprender a hacer después rendirá beneficios que no sean sólo gastos.
Los padres de familia pueden considerar apoyar con una aportación voluntaria que no llega ni a mensualidad de la pantalla que se pretende adquirir. La escuela continúa necesitando el mantenimiento, limpieza y cuidado de las áreas, sigue pagando el internet, se utiliza papel e insumos de los equipos de cómputo, cada centro de trabajo puede decir que los gastos no los detuvo la pandemia, atender las necesidades del edificio escolar y cooperar con ello si es buen fin.
Reflexionar o pensar dos veces las cosas antes de tomar decisiones para los próximos meses en los cuáles la prioridad sigue siendo el cuidado de la vida. La educación si es una inversión, donde el beneficio se acumula en los meses, el interés es el aprendizaje de lo que vale la pena, se adquiere calidad de vida que se paga con trabajo colaborativo, nada es gratis, sin embargo, se valora lo que se tiene.

*Doctora en Educación. Jefa de Sector de Educación Preescolar en la SEJ. grace-soto@supervisores.sej.gob.mx

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