Educar la percepción

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Educar al sujeto que aprende a través de mediaciones fuertes desde el ámbito de la comunicación, pero limitados en materia de propiciar aprendizaje infantil y adolescente, impone el deber profesional al magisterio de realizar análisis de contenido y contribuir decididamente a la educación del perceptor cuyo filtro determinante es la formación social y cultural.
La televisión no es anodina. Al menos en su versión mexicana ha fungido históricamente como antieducativa, como escuela de pseudovalores, como territorio de propaganda, como falaz posicionamiento de personajes que se compran traje mediático para engañar en el tiempo político perpetuo en el que se ha convertido la democracia mexicana.
Los educadores hemos tenido por siempre un rival muy poderoso en los contraturnos las programaciones, deshacen en mucho el tejido, sobre todo en materia de valores.
Por otro lado, la televisión ha vendido a líderes políticos que cómodos en el estudio, con bebidas y sillones apoltronados, con armaduras ideológicas bien definidas improvisan proyectiles transclasistas.
Con maquillaje para difuminar arrugas y expresiones que delatan; hablan, gesticulan frente al micrófono, muy lejos de las necesidades de los ciudadanos al que prometen representar y gobernar.
La televisión ha dado a luz también a una clase de periodismo que detrás de la trinchera de la libertad de expresión denosta, desacredita, miente, tergiversa y sabotea.
Ungidos de poder por el monopolio edificado desde los cuarentas y transformado en duopolio a principios de los noventa, los lectores de noticias detrás de sus trajes caros, son voceros de la alianza de quienes representan el poder político y machacan a manera de marro y yunque, un permanente estado de desinformación y una chatarrización del derecho a la información del ciudadano martirizado con engañifas del bien común y del buen gobierno.
Quienes administran la televisión plaza Sésamo no tienen ante sí la oportunidad histórica de reivindicación, pero tal vez si la oportunidad de hacer un trabajo con enfoque sociocultural diferente.
Para ello, tendrá que aprender bastante.
El magisterio tendrá que estar atento a los pros y contras de la firma del convenio con las televisoras comerciales anunciado a principios de agosto. Tendrá que aportar.
Como canales de información de contenidos, el giro posible; la experiencia insuficiente en el telepreescolar, teleprimaria, teleeducación especial, teleindigena, etcétera.
La televisión cultural y socialmente ha sido aliada de la desinformación de las masas, que es una forma velada de dominación. El escenario no cambiará de la noche a la mañana.
La pandemia y las inequidades, el retroceso, el complejo mapa de la calidad para los más pobres, los rezagos en riesgo de incremento.
La imagen, el sonido a ritmo de reggaetón, el color y el movimiento que colonizan y a veces deforman. Esperemos.
La SEP y la pandemia, la SEP y una alternativa desesperada, los teleniños, los teledocentes, los webinar-funcionarios y el riesgo de acentuar la crisis de la educación, la necesaria suma de voluntades y energía, la tele y la intimidad el hogar, la tele y su poco confirmada formación de las inteligencias.
La tele y su poder de penetración, el peor es nada de una estrategia, la tele como mediación, el giro de la nueva escuela mexicana condicionada por la pandemia.
Los estadios de edades infantil y adolescente como objetos de deseo de políticas públicas sobre educación.
Tiempo líquido imprevisible. ¿Del mismo lado en pos de la buena educación: la voluntad política y el desinterés empresarial?
Los educadores y comunidad profesional de las instituciones escolares tendrán ahora que estar atentos y hacer vigilancia pedagógica. El aprendizaje no se genera cuidando el canal o el contenido del mensaje del emisor que corre el riesgo de alienar.
La vigilancia pedagógica tendrá que atender la calidad de la oferta es cierto, pero sobre todo ha de atender la asimilación y significación del saber en cada uno de los educandos.
Los cómo habrán de responderse en el microespacio del grupo escolar y de los sujetos participantes activos en el modelo híbrido de educación a distancia.
Este debate emerge en un contexto en el que los docentes de los subsistemas estatal y federal han cumplido con distintos niveles de involucramiento su primer semana de “capacitación” con más o menos aprehensión de los contenidos, menos que más articulados a sus necesidades y contextos, ausente el tema de la televisión educativa; en un marco de opacidad en el manejo de los recursos asignados en otros pre-ciclo escolar para efectos de actualización.
Sin ninguna computadora entregada a maestros o alumnos, el sistema prepara el paso, se visiona ya el camino de un primer trimestre de incertidumbre.
En un marco también de cambios de adscripción de las distintas funciones en el servicio educativo y de asignación de nuevas plazas docentes con mecanismos que no terminan de ser los más justos, hay un desplazamiento de los nuevos egresados de las escuelas Normales públicas, al menos en Jalisco.
Pocos maestros normalistas de escuelas oficiales de reciente egreso aparecen en la lista de prelación. Muchos egresados de Normales particulares no apadrinados esperan su oportunidad. El fenómeno requiere analizarse: ¿la calidad de formación fue impactada por la pandemia? ¿La comisión mixta que estableció los criterios y evaluó, actuó con objetividad y transparencia? ¿El criterio de experiencia en el servicio aun de manera interina, es una variable más fuerte que las prácticas profesionales establecidas en planes y programas de estudio? ¿De qué manera se fortalece y revalora el normalismo en la entidad?
Cambios de adscripción a distancia acordados de manera central.
Listas a distancia difundidas por internet.
El reto de construir credibilidad a distancia, las certidumbres del servicio educativo.
Mientras procesamos algunas respuestas cerremos la reflexión sobre la propuesta híbrida que viene para el inicio del nuevo ciclo escolar.

1. El niño y el adolescente tendrán que constituirse en teleeducandos pese a los matices de indefensión cultural que le dificultan la comunicabilidad con la lección.
2. Ante la debilidad de referentes de algunos, el discurso pedagógico estandarizado tendrá poco impacto en materia de aprendizaje real.
3. El pasado de las televisoras comerciales de entretenimiento, de escaso reto a la inteligencia, podrá mostrar arte audiovisual como fortaleza, pero centrada en el mensaje, su apropiación puede ser muy etérea.
4. El mensaje desde el emisor es lo menos importante en un enfoque constructivista donde el centro del proceso es el alumno.
5. No hay investigación educativa suficiente, pero la evidencia empírica apunta a que el umbral de olvido de lo visto en la televisión es muy alto.
6. El tiempo de atención del educando a la pantalla televisiva es breve. Atender parcialmente o poner fugaz atención no es aprendizaje.
7. Canto de sirenas del color, el sonido y el movimiento. Referentes de quien aprende.
8. Educar al perceptor para no sucumbir al canto de sirenas del color, sonido y movimiento, poderosos distractores.
9. El docente ha de habilitarse en ciencias de la comunicación para discernir la estructura del mensaje, el mapa conceptual de la imagen. Ha de construir alianza con los administradores en el hogar de la tele.
10. Desde la dimensión pedagógica curricular el uso racional de la oferta que viene. Filtrar, adaptar y vigilar, accesibilidad y asimilación.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

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