Educar en el buen vivir

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Buen vivir es una cosmología alterna a la construida en Occidente a partir del pensamiento surgido en los años finales de la Ilustración cuyo centro filosófico fue la razón, ante todo.
En esa época la filosofía occidental define la concepción de ser humano como centro del mundo y la sociedad, un antropocentrismo opuesto a un ser humano primordial y abstracto. María Nelsy Rodríguez, Josefina Aguilar y Diego Apolo, profesores de la Universidad Nacional de Educación, en Ecuador, nos ayudan a superar esta idea antropocéntrica y comprender la idea del Buen Vivir en un artículo de la Revista Mexicana de Investigación Educativa, titulado “El buen vivir como desafío en la formación de maestros” (RMIE, 2018, voL. 23, núm. 77, pp. 577-596).
Explican cómo la sociedad moderna: “en la búsqueda de la verdad con fe ciega en la razón, crea un individuo que se asume como fuente única de certeza y prioriza su propia actividad de pensamiento como la verdad absoluta para comprender la realidad; la separación del sujeto que estudia la realidad (objetiva) sitúa en el mundo a un individuo moderno abstraído de la naturaleza” (p. 579) y por la misma razón, en el proceso colonial sufrido por los pueblos de América, se desecharon las ideas de los pueblos primigenios consideradas “primitivas” y sobre todo “opuestas” a la verdad moderna pues los conquistadores nunca comprendieron la idea de un ser humano vinculado a la naturaleza, al medio ambiente en el cual vivía.
Rodríguez et al. (p. 578) nos explican cómo “la relación simbiótica del ser humano con la tierra como productora y dadora de vida es un conocimiento que se encuentra en las culturas originarias.” Y es vigente. Ecuador los incluyó en su Constitución en 2008, al reconocer al país como plurinacional y multilingüe y recoger la filosofía del Sumak Kawsay, (Buen Vivir) como dinámica sociocultural y económica promotora de la vida comunitaria centrada en la armonía entre las personas y todos los seres del universo. Este reconocimiento plantea un reto para la formación de profesores, pues hasta hoy los supuestos educativos se mantienen vinculados a la idea de la razón como fuente de conocimiento. Conocer y comprender el Buen Vivir implica enriquecer el modo tradicional con los conocimientos ancestrales redescubiertos y puestos en la escena pública en los años recientes por los ahora ya reconocidos pueblos indígenas. Es a través de la educación, del proceso educativo, cómo es posible abordar y construir una sociedad del Buen Vivir.
La cosmología del Buen Vivir facilitará a los estudiantes un acercamiento entre el conocimiento occidental, la ciencia y la técnica basada en el método científico y el conocimiento ancestral de la agricultura, la espiritualidad, la ritualidad y la gastronomía, entre otros saberes.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

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