¿Dónde quedó la educación cívica en este proceso electoral?

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Pues si, conforme vienen las nuevas elecciones, también vienen las viejas y las renovadas estrategias para lograr (a costa de lo que sea) los votos suficientes que les permitan a los partidos políticos, a las coaliciones y a los candidatos obtener triunfos y así ocupar espacios en los ayuntamientos, las cámaras de diputados y senadores, las gubernaturas y la presidencia de la república.
Al parecer, lo único que les funciona a los candidatos es hablar mal de los otros y minimizar las propuestas (cuando las hay) de los contrincantes, en este juego de campañas poco aseadas, lo único que demuestran es que por más que quieran ser diferentes a los otros terminan por ensuciarse a sí mismos, ya que como dicen en el barrio: ¡el que se lleva, se aguanta!
Nunca como ahora hemos visto cosas que antaño eran impensables, con un INE participativo y en una línea diferente a la del gobierno federal, con un presidente jugando a la defensiva, unas televisoras y medios de comunicación vendiéndose al mejor postor, unas agencias encuestadoras que arman los números a la imagen y semejanza de quien lo pida, ello provoca que en una misma semana un candidato se aparece en primero, segundo, tercero o último lugar, lo cual está mediado por al billete que gasta o deja de gastar.
La mentira y la falsedad están presentes en todos los discursos de los candidatos, cuyas actas de natalicio político padecen de insomnio y desmemoria, muchos de los que ahora se presentan demócratas en otros tiempos fueron autoritarios, de pronto surgen coaliciones contra natura donde una representación política es atea por principios, apoya los matrimonios igualitarios, pero, al mismo tiempo, están en contra del aborto.
Lo cierto es que el civismo sigue estando ausente, primero porque no hay cultura ciudadana para elegir candidatos, principalmente porque en los procesos de elección permean los círculos familiares, los grupos sectarios y el linaje, contrario a ello está ausente la formación de cuadros y perfiles profesionales para la política y de una o de otra manera ello se refleja en cómo se gobierna.
Se cree que quien llega al poder es mejor que quien lo dejó y no es así, la ciudadanía que vota es fácilmente influenciable por la publicidad y la mercadotecnia a través de los medios de comunicación y las redes sociales, en 2018 (por ejemplo) a los votantes cautivos les vendieron una telenovela que Televisa diseñó con un candidato guapo y una actriz famosa, en este 2021 esos mismos sujetos piden a los votantes que reflexionen el voto y que voten en contra del partido que está en el poder porque ellos si saben de política y (ahora sí) van a salvar al país.
En síntesis, el hecho de que después de tantos años con asignaturas como ética, civismo, educación cívica, cultura de la legalidad y formación cívica y ética en educación básica no hemos podido formar ciudadanos críticos que puedan darse cuenta de cuando los engañan y cuando les están prometiendo cosas que se pueden cumplir y si no se cumplen, estos mismos ciudadanos podrían tomar las calles, las plazas y las instituciones para hacer que las promesas se cumplan, pero lamentablemente no es así y los partidos políticos y los candidatos lo saben, de otra manera se la pensarían dos veces para dar la cara y pedir el voto.
La formación ciudadana es más urgente que nunca, sobre todo cuando uno ve el nivel de campañas de este 2021, que por fortuna terminan este domingo, mientras tanto esperemos mejores tiempos para tener los candidatos y partidos políticos que merecemos como país y que en lugar de ver por la unidad sacan provecho para enfrentarnos unos con otros, ¡qué lástima!

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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