Doctorado en Desarrollo Educativo: Reflexiones finales

Luis César Torres Nabel*

El pasado sábado 30 de septiembre, se llevó a cabo el Acto Académico del Doctorado en Desarrollo Educativo que oferta la Unidad Guadalajara de la UPN en nuestro estado, por considerarlo de interés queremos reproducir con autorización de su autor las palabras y reflexiones finales del Coordinador del Programa.

I. Nos gusta vivir abrumados de sentido, mientras nuestra vida pasa. Entre paráfrasis y citas, entre análisis y hermenéuticas, entre hojas sueltas y tabiques enciclopédicos, entre sueños y falta de tiempo en una contradicción a la física, ¿cómo puede ocurrirnos eso?
II. En el año del 2008 un par de escritores franceses comenzaron un duelo epistolar público. En una de las misivas Lévy le cuestiona a Houellebecq: … ¿cuál es el deseo de los escritores?, y en consecuencia responde –el de desagradar vamos, el gusto de desaprobar. El vértigo, el goce de la infamia–.
III. ¡Nada más políticamente incorrecto para la Educación!, sobre todo si pensamos a ésta como “el cultivo de nuestra sociedad”, nuestro tesoro más grande. Sin embargo, los caminos del educador, del docente, del investigador no se apartan mucho de este deseo de los críticos de la sociedad, de los rebeldes y los revolucionarios. ¿Qué más nos daría aplicar los planes y programas de estudio tal y como fueron concebidos en escritorios y mesas redondas, tal como fueron dictados por organismos internacionales?
IV. Al final, el sueldo es el mismo, y desde la racionalidad económica incluso habría una mayor ganancia costo-beneficio.
V. Pero aquí, en este territorio y en esta identidad de crítico social, no es así. Y entonces nos declaramos incompetentes en las racionalidades del mercado y surge la dicotomía de declararse rebelde o elegir ser abyecto y desalmado, ¿qué cosa fuera?
VI. Los que estamos aquí, en el mundo de lo académico, solemos replantearnos el sentido de nuestro trabajo, después de cada secuencia didáctica, clase, texto, planeación, reporte, proyecto, publicación, discurso… de tanto en tanto sabemos que no es sólo por dinero, o por la hoguera de las vanidades, en el fondo lo que da vueltas por los laberintos de la razón es el gusto por buscar formas nuevas de saber y hacer, formas más amplias de conocimiento entre estudiantes y docentes, y aún más, entre seres humanos. Más allá de la burocracia, hay un goce de cancelar y recrear los mandatos institucionales, un goce por saber cosas nuevas y por compartirlas…
VII. Es por todo esto, que no deja de asombrarme el temple de algunos, como los siete festejados que han llegado hasta aquí. Sabiendo desde donde vienen, por lo que han pasado, los compañeros que han elegido otro camino, o los que se adelantaron en el destino… como caen y se levantan, como construyen y deconstruyen sus ideas, sus hipótesis y sus narrativas, como envejecen algunos de sus sueños, como hacen que nazcan otros…
VIII. El final de un proceso lleva como consecuencia pensar ¿qué sigue?, a mi parecer esa pregunta ya tiene una respuesta física desde la progresión del tiempo. En dado caso, la pregunta importante es ¿cómo seguir?…

*Doctor en Ciencias Sociales. Coordinador del Doctorado en Desarrollo Educativo de la UPN Unidad Guadalajara. cesartn@upngdl.mx