Día del Maestro

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

15 de mayo, Día del Maestro. Vale la pena dedicar un día para reconocer cualidades de los maestros y las maestras, asimismo, los buenos efectos de su labor de enseñanza y de guía para con los estudiantes. Niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos, reciben esa entrega de los maestros/maestras, la cual les ayuda a crecer en todos los aspectos de su persona, de acuerdo con la personalidad de cada uno. Ese crecer lo llamamos formación.
Ahora, conviene reconocer que esa formación depende en primer lugar a la persona, al individuo, con ayuda del maestro/maestra, pues nadie puede “educar” a otro. Y al mismo tiempo hemos de reconocer que nadie se educa sólo. Son los maestros/maestras acompañantes privilegiados de los procesos educativos de los estudiantes con quienes le ha tocado trabajar.
Mención aparte merecen los formadores/formadoras de maestros/maestras a través de las escuelas Normales. En estas escuelas los maestros hacen un trabajo, digamos, en dos pistas. Por una parte, colaboran en la tarea formativa de los jóvenes aspirantes a dominar el arte y la ciencia de enseñar y para lograrlo también han de dominar el arte de construir relaciones educadoras con los aprendices. De otro: el profesor normalista trabaja en la pista de formar a los estudiantes y en la pista de formarlos en el arte de enseñar a su vez a quienes sean sus estudiantes.
Y esto se replica en los estudiantes normalistas. Han de aprender las diferentes materias del currículo normalista y han de aprender a aplicar lo aprendió en quienes serán sus propios estudiantes, una vez terminada su formación normal. Y aun antes en las prácticas de su propio plan de estudios.
Estos procesos de formación de formadores y formación de docentes están por enfrentar cambios radicales pues los avances de la ciencia y la tecnología hoy son veloces, comparados con los de unos años atrás. Y si los graduados de la escuela Normal irán a las escuelas formadoras de niños/niñas y de jóvenes y adolescentes han de conocer, dominar esos avances en los mismos procesos normalistas. Los rápidos e importantes avances de la ciencia moderna y sus aplicaciones a la vida diaria y a los campos profesionales antes refractarios a los avances. Valga un ejemplo personal. En mis estudios profesionales tome un curso de contabilidad básica. El profesor, un brillante profesional del tema tenía como lema: “De los innovadores en contabilidad, líbrenos dios”. Y por esa mentalidad, todo en ese curso debía hacerse con lápiz, para poder borrar los errores, y presentar siempre trabajos limpios y exactos. Hoy eso no sólo es obsoleto. Ni siquiera se considera.
Los maestros/maestras de este segundo decenio del siglo XXI no pueden permitirse dar la espalda a los avances científicos y técnicos, hoy indispensables para realizar su labor. Y menos las escuelas formadoras de formadores y docentes. Es así fundamentado en la importancia, para resolver la vida en este país mexicano, de contar con ciudadanos formados en saber pensar, convivir y compadecer para evitar la dominación por unos pocos, y puede ayudar a edificar una sociedad pujante, capaz de dominar el pasado y empujar hacia adelante porque sabe cómo transformar el hoy en un mañana mejor y más humano. Felicidades a los maestros y maestras.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

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