Decidir es vivir

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

La vida es como seguir una línea continua, es tomar determinaciones a cada instante; es lograr algo que debe hacerse por el sentido de compromiso, del hecho de vivir el diario andar. Claro que existe el miedo porque no se tiene la certeza de haber tomado la mejor decisión, pero sólo el mismo andar demostrará si vas bien o no. ¿Te equivocaste? …¡es de humanos¡… y sólo queda aprender e intentar evitar errores, eso se logra nuevamente a través del verbo decidir.
El ser humano ha usado infinidad de analogías en todo lo que pueda imaginar para querer comprender la vida. Hay quien la compara con árboles frutales, otros con un libro en blanco para escribir diario; hubo quien dijo que es como una tela, primero se ve bonita de un lado y el tiempo te enseña que también hay un revés (tal vez no tan bonita) pero ahora se entiende porque ya se sabe cómo está hilvanada. Otras comparaciones hablan como si fuera una actuación teatral y un sinfín de ejemplos más que se pueden mencionar porque la esencia de la vida es esa, vivirla, experimentarla y apropiarla como felicidad sin dejar de agradecer al creador.
Crecer es comprender que decidir implica responsabilidad, es adquirir sabiduría, sin embargo, hay personas muy jóvenes que perciben este razonamiento y hay quienes tienen una edad madura y no lo vislumbran. Culpar todo lo que le rodea a uno del fracaso es fácil, con el triunfo pasa al contrario, se asocia con “lo hice yo sólo”. Cada quien tiene su propio concepto de felicidad o fracaso y esto también es una decisión personal.
Si uno no sabe decidir, entonces está desperdiciando su poder, sus determinaciones no generarán el gozo de comprender que nada nos hace ser quienes en verdad somos, más que por las decisiones que hemos tomado a lo largo de aquella línea continua que hemos recorrido por algún tiempo.
El hecho de decidir nos hace cuestionarnos y eso quiere decir que siempre hay por lo menos dos opciones para elegir una; tal vez haya tres o cuatro alternativas e intentamos tomar la que nos permita continuar, la que acarrea a encontrar lo que se busca.
Se puede estar en un punto en el que no sabemos cómo llegamos a “X” lugar, tal vez por distracción o por “buena o mala suerte”, pero habría que checar algunas preguntas: ¿hacia dónde quiero ir?, ¿cuáles son los deseos personales de alcanzar algo?, ¿tengo ideales por conquistar?
Así es la vida y se puede comparar con ladrillos, cada uno de éstos es una decisión que formará un muro, una casa o una construcción majestuosa. Usted lector, ¿qué analogía escogería para describir lo que es decidir para vivir?

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. veve30@hotmail.com

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