¿Debemos acostumbrarnos a los efectos del Covid y actuar como si nada?

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Al parecer no nos quedará de otra que acostumbrarnos a convivir con el Covid y todas sus variantes, así lo ha sido con la gripe, la influenza y qué decir de enfermedades más letales como el cáncer, ante ello las personas no dejan de convivir, relacionarse, asistir al trabajo, a la escuela y cuanto espacio exista en comunidad, para los humanos sentirse parte del todo es vital y cualquier enfermedad o síntoma no es una barrera que lo pueda impedir.
Es por ello, y a diferencia de los inicios del Covid, uno, dos, tres o más casos positivos que sean parte de un grupo de convivio cotidiano (antros, estadios, cines, escuelas, oficinas y demás espacios de trabajo) no suspenderán o impedirán la realización de eventos y actividades, las razones pueden ser bastas, pero quizá la que más predomina es que las autoridades no están considerando detener lo que detona y soporta la economía y, mucho menos, cerrar los espacios recreativos, culturales y educativos porque a decir de los gobernantes, el tema del Covid sube sus índices de contagio en los meses de diciembre, enero y febrero tanto por la cuestión del clima como por las celebraciones de Navidad, Año Nuevo y Día de Reyes.
No podemos negar que la pandemia le ha generado a la escuela aprendizajes de la virtualidad que estaban pensados a largo plazo y es, seguramente, la mejor lección que ha dejado en estudiantes y docentes; en cuanto a los protocolos impuestos, éstos han generado cansancio y desesperación por la distancia y la poca efusividad que implica la nueva presencialidad y, aún así, los estudiantes coinciden que es mejor esto, que estar distantes de las aulas y sus compañeros.
En el recuento de las experiencias en este retorno a las aulas el pasado lunes 17, las autoridades educativas de Jalisco se centraron en los números positivos arrojados: 97% de escuelas abiertas y más del 75% de estudiantes de educación básica presentes; pero no así en las necesidades y problemáticas que cada escuela va enfrentando, en redes sociales maestros y directivos de escuelas demandan más empatía, apoyo y comprensión, ya que no hay escuela que esté ausente de casos positivos en estudiantes, docentes, administrativos, personal de servicios y directivos, y lo preocupante (de estos dos días) es que los trabajadores de la educación que resultan con síntomas de Covid o son positivos, las instituciones de salud solo los protegen con siete días de incapacidad y después de éstos, tendrán que incorporarse a las aulas estén como estén de salud y si son o no peligro de contagio para los demás.
No por algo las clínicas del IMSS y el ISSSTE, quienes proporcionan servicios médicos a los trabajadores de la educación, han estado atiborrados y las autoridades (fieles a su estilo) no han facilitado las cosas para que se queden en casa recuperándose.
Lo cierto es que las escuelas no pueden (ni deben) permanecer cerradas mientras otros espacios de la comunidad permanecen abiertos y se sabe pueden provocar contagios, pero tampoco se pueden dejar al libre albedrio y a las ocurrencias de las autoridades al cuidarlas de más o cuidarlas de menos según sea el interés político para justificar otras cosas que beneficien al grupo político que gobierna.
Es necesario hacer un recuento preciso de casos positivos de estudiantes y docentes, posteriormente tomar las medidas de salud requeridas y, si una escuela se cierra por ello, será comprensible, de otra manera, no se vale que se tomen medidas generales que invisibilizan los casos y las historias particulares, las cuales abundan en estos tiempos de la variante ómicron y es necesario escucharlas.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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