De plagios y requisitos

 en Jorge Valencia Munguía

Jorge Valencia*

Borges dijo que llegamos al punto de sólo comunicarnos a través de referencias de otros: “el lenguaje -escribió en ‘Utopía de un hombre que está cansado’- es un sistema de citas”.
La escritura también sufre el proceso de polarización: de la democracia al fusil. De la estupidez y el ciberacoso a la lírica y la metáfora. Las redes sociales han difundido la creencia de que todos son especialistas en lo que sea. Los “youtubers” opinan de política o de ciencia lo mismo que de maquillaje o de futbol, con una autoridad sólo atribuible a la ignorancia y la pretensión.
Por otro lado, el lenguaje academicista ha llegado al punto de exigir ensayos estudiantiles con cierto número de citas y códigos, independientemente del contenido. El fundamento de los asesores de tesis es que ya todo está escrito.
En cuestión de lenguaje, falta poesía y sobra Tiktok.
La ministra Yasmín Esquivel sufre la exhibición más vergonzosa: la acusación de plagio. La publicación de su tesis en comparación de la supuestamente original del abogado Édgar Ulises Báez demuestra que la única diferencia entre una y otra es tipográfica. Más completa aún la de aquél.
No se trata de un hecho aislado sino de una perversión conocida por todos los que pasamos en México por la universidad y sabemos que el título es un requisito. En la víspera de su investidura presidencial, Vicente Fox publicó una tesis cuyo contenido y estilo provocó al menos sospecha de su origen y autoría a la que nadie dio seguimiento por desinterés y sentido común.
Por el contrario, lo ocurrido con Esquivel tiene una repercusión política que sólo pudo ocurrir bajo el contexto histórico de la denostación del liderazgo moral del presidente, luego de más de treinta años de publicada su tesis.
¿Cuáles son los protocolos universitarios para la revisión y autorización de las tesis? ¿Su incumbencia aún tiene vigencia? En otra dimensión, ¿cuál es la pertinencia profesional de un trabajo de tesis? ¿Quiénes conceden las plazas laborales y en base a cuáles criterios de destreza intelectual que las universidades garantizan? Las universidades… ¿preparan a los estudiantes para desarrollar un trabajo de tesis? ¿Para qué sirven las tesis?
Más allá de toda discusión académica y política, está demostrado que mentir tiene consecuencias. A veces mediatas e indirectas. Aunque a nadie le consta, se sabe que en un país azotado por la corrupción, los títulos se obtienen en el mercado negro. O sólo se fingen sin consecuencias. Existen empresas que ofrecen inescrupulosamente la elaboración exprés de tesis profesionales para estudiantes postergatorios o que no leyeron a Umberto Eco.
Acerca del asunto, el presidente recurrió nuevamente a la ambigüedad evangélica: “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. La lapidación es constitucional: somos monolitos etimológicos a los que ya hasta nos escandaliza la sanción de una trampa.
Lo grave está en que se trata de una ministra cuyo oficio consiste preisamente en la aplicación de la ley. Su única excusa para no inculparse a sí misma es que ya no es abogada.
Todo está patas arriba. Las citas son una forma lingüística de la autocondena.

*Director académico del Colegio SuBiré. jvalenci@subire.mx

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar