De fines electorales y actualización

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

¿Que sería de la elecciones sin el andamiaje electrónico, computacional e informativo que fue necesario operar en el proceso recién concluido?
¿Es útil informarse primero del proceso electoral en tiempo y forma? ¿Para quién(es)?
¿Pasó la prueba la ética de los profesionales del periodismo y la difusión de la información?
¿El INE y sus similares en las entidades federativas fueron imparciales como informantes?
Seguramente que sin las tecnologías de la información y la comunicación, sin el trabajo de los equipos humanos en esa jornada ya memorable, la circulación de la información sería menos expedita y daría menos balas a los rápidos analistas y comunicadores sociales emergentes.
Mientras la frase calderonista “Haiga Sido como haiga Sido” emerge en el imaginario colectivo cada que se publican resultados de un proceso electoral después de 2006, mientras su esposa Margarita Zavala se regodea con su curul, mientras campean ilusiones y desilusiones, se torna ineludible alimentar la reflexión en procesos electorales como la CdMx, Nuevo León y Jalisco, entre otros
La guerra sucia incluyendo granjas de boots, empresarios militantes de variadas maneras y video del excardenal Sandoval Íñiguez, fue eficaz y contribuyó a redistribuir la geografía del poder.
Las aguas poco transparentes y revueltas de las campañas se aquietan y hoy se ven como historia.
El proceso produjo sus triunfadores, algunos de ellos cuadros políticos jóvenes que demostraron supina ignorancia de los municipios por gobernar.
Mientras llegan algunas respuestas y asimilamos que algunos docentes, por ejemplo, de confusión clasista, cuál aprendices políticos, reprobados en historia nacional, se dejaron seducir por una torta, caballos, jaripeo y vendieron dignidad y voto; es tiempo de amainar pasiones y aceptar los resultados del proceso del 6 de junio que para algunos fue exitoso.
Los empresarios que vendieron chatarra en las campañas ya han cobrado y algunos productos de la guerra sucia hacen corte de caja y amenazan con cobrarnos de maneras innovadoras y de paso gobernarnos con su sabiduría y experiencia.
Mientras los participantes en las mesas electorales son en lo general dignos de felicitación por su paciencia y entrega cívica.
El INE del cuestionario Lencho, aún en cuarto intermedio de trabajo y soluciones, también recibe felicitaciones de patrones y beneficiarios, felicitaciones del mismo poder ejecutivo expresivo en su manifestación de felicidad.
Habría que comentar a ras de suelo que en láminas informativas adheridas en viejas paredes grafiteadas de escuelas lucen entre sol y polvo los números del resultado de la casilla, lucen ignorados por los transeúntes que vuelven a las exigencias de sus actividades de todos los días.
También a nivel de charla se informa que concluida la fiesta cívica de las elecciones, los participantes por parte de los organismos electorales (en pocos casos literalmente) abandonaron los lugares de votación; inclusive algunas personas en ayuno involuntario ese domingo, no saben ir al baño y dejaron sucias las escuelas que con compromiso cívico aperturaron sus puertas.
Algunos distritos electorales prometieron compensar económicamente a intendentes por el trabajo extra y no cumplieron. Esa escena, esperamos todos, ojalá no sea un pronóstico del tipo de gobierno por venir en la transición, en la diosa alternancia, que como los vaticinios del oráculo de Delfos no estamos seguros si ganamos o perdimos con los ahora felices triunfadores.
Uno de cada dos de los enlistados en el padrón electoral votó, que grave crisis de nuestra democracia cuando hay esos niveles de abstención, aunque los datos ilustran que han habido peores niveles de participación.
Que crisis democrática crónica vivimos para aceptar como éxito la miseria de estos porcentajes.
Las franquicias en las que se han convertido los partidos políticos o las personas, las personas más veloces que Usain Bolt para cambiar de partido o de municipio, los que ayer eran presidentes municipales de una cabecera o delegados y hoy lo serán de otro o gobernadoras, las hijas que sustituyen al papá en la boleta electoral, los martirizados de niños por jugar golf y hoy serán gobernadores.
Los resultados “exitosos” no documentan el optimismo.
Se visiona la reedición de la guerra de tres años entre liberales y conservadores en el camino accidentado hacia 2024. La elección del 6 de junio le da trinchera a unos y otros y, como en las mejores batallas, el estratega y los líderes locales tendrán que discernir el mapa y el objetivo.
Bendita política, fábrica generosa que recicla ambiciones personales cada trienio, que aglutina en alianza a los que creíamos contrarios.
No es página de la historia muerta el 6 de junio, no es pragmatismo simple para una sociedad la elección de sus gobiernos.
Ahora la moderna ciudadanía tiene otras responsabilidades. Por ejemplo, vigilar, hacer contraloría social, exigir resultados y materialización de promesas.
Ninguno de los puestos de elección popular, incluyendo regidurías, está mal pagado, tal vez la sociedad debería ser maestra de sus gobernantes tan solo por este hecho, recibir servicios más profesionales.
Mientras tanto, el tema educativo, secundario, visto de pasadita o ignorado sigue como parte del pulso vital de esta nuestra sociedad aún en emergencia sanitaria.
Parte de la tendencia ahora es centrar la comunicación del sistema educativo en los medios digitales.
Si bien, la pandemia nos ha llevado a este puerto como una necesidad, no se puede afirmar que por esta vía se concrete la necesaria comunicabilidad y la calidad de gestión en sistemas educativos de muchos actores, como el nacional y el estatal.
Desde oficinas centrales se informa, se orienta, se diserta sobre mensajes a veces encontrados, dándose por hecho que, del otro lado, hay un perceptor dispuesto en escucha y acciona operar políticas de ambos niveles de decisión.
La ola de los medios implica la urgente construcción de habilidades digitales. Los tecnoboys del sistema educativo no han hecho trabajo de formación sistemático de estas habilidades al menos en el sector de los trabajadores de la educación. La conectividad y el acceso a la misma no está socialmente distribuida.
Mucho ha quedado a responsabilidad del usuario y al proceso de autodidactismo y búsqueda de alternativas para cumplir con las responsabilidades; en lo general, los profesores sabemos hacerlo, la profesión misma nos obliga a procesos de actualización constante.
El punto central es la orfandad institucional y la ausencia de estrategia para subsanar necesidades de actualización. Los videos y webinars y youtubers son insuficientes en el debate pedagógico.
El libro es la brecha entre las generaciones que concurren en la actividad educativa de la escuela pública y el mercado emergente que se ha generado para posicionar oferentes que colonizan con videos, tutoriales y novedades de apps para enriquecer bajo supuesto de funcionalidad una diversidad de productos.
Martirizados por los exámenes en puerta.
Martirizados por la declaración patrimonial.
Los trabajadores de la educación, vistos como objetos por el ejercicio de los tiempos presupuestales, alejados de dónde se calientan las decisiones de la mejora continua sobreviven y construyen educación pública también en tiempos electorales.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

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