Cuesta de enero

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Si los números con los que inició el ciclo escolar 2019-2020 en Jalisco no han variado, hoy retornan a clases un millón 721 mil 844 estudiantes y 80 mil 832 profesores que integran las comunidades educativas en las 13 mil 680 escuelas de los niveles administrados desde la Subsecretaría de Educación Básica.
Más de un millón y medio de biografías académicas de educandos sobre las que hay que trabajar con sistema y emoción.
Más de 80 mil educadoras y educadores que regresan a su ejercicio como profesionales de la educación y que forman con su hacer el activo más importante de la entidad; a saber, los niños, niñas y adolescentes.
Ha concluido el período vacacional de invierno y el próximo período vacacional de primavera será aproximadamente en tres meses, de los días 6 al 17 de abril.
El fin de cursos en el que todos hemos de rendir favorables cuentas en materia de aprendizajes será el 26 de julio. Es tiempo de ponernos el overol y apropiarnos de las herramientas para esculpir valores, actitudes, habilidades y conocimientos.
Hoy es tiempo de retomar mochilas y platicar con los compañeros sobre lo vivido en las dos últimas semanas. Es tiempo de retomar los contenidos y objetivos de aprendizaje, es tiempo de presentar las tareas extraescolares asignadas para no perder el ritmo.
Es tiempo también de releer el Programa Escolar de Mejora Continua y del Programa Individual de Trabajo.
La responsabilidad y los deberes esperan en las aulas. La alegría del reencuentro con amigos y maestros en las puertas de ingreso de las escuelas y los salones de clases es parte del escenario de este primer día laborable del año 2020.
La aventura de aprender de nuevo.
La cuesta de enero por subir cognitivamente.
Desentumecer músculos y neuronas.
Volver a entonar la melodía y afinar las gargantas.
Tomar el lápiz y hacer nuevos trazos, nueva escritura de la biografía académica personal.
El invierno es propicio para aprender a pesar de los riesgos de enfermedades respiratorias.
Por el frío y la contaminación a cuidarse en la práctica de actividades al aire libre y estudiar.
Hay nuevos días, nueva luz solar que aprovechar.
Vuelven a la vida los libros que nos han regalado al inicio del ciclo escolar y que en las mochilas escondidas, lucieron dormidos por unos pocos días.
Cuanta información por procesar, cuantas imágenes, esquemas, gráficos y mapas por interpretar, cuantos viajes por emprender a puertos desconocidos en esa emocionante tarea por conocer.
Cuántas voces por escuchar, cuántos argumentos por compartir.
Y el repaso de apuntes para sintonizar, para encontrarnos de nueva cuenta con nuestros trazos y nuestras palabras escritas que ya son del año pasado.
El reto de mejorar nuestra escritura y comunicarnos con el maestro, con la maestra, con los compañeros.
Ahora traemos tal vez algo de crecimiento en estatura, ahora tal vez traemos algo de peso acumulado, algo de holgazanería muscular. Transformemos ese peso en energía mental, en movimiento y despliegue físico para nuevas metas y objetivos de aprendizaje, para nuevos saltos y logros.
La cuesta de enero puede ser una apasionante escalera del aprendizaje.
Acomodemos el espíritu y subamos para contemplar nuevos horizontes.
Aprender y practicar nuevos VALORES. ¿Qué tal el ser un poco más responsables? ¿Qué tal el practicar un poco más la solidaridad? ¿Qué tal debatir y discutir sobre algunos valores que plantean dilemas y pensamiento divergente? ¿Qué tal el ser honestos con nosotros y con los compañeros? ¿Cómo nos vendría practicar más la tolerancia y la inclusión de quién es, de quién piensa y siente diferente? ¿Qué tal si hacemos de nuestra escuela, de nuestro salón de clases un lugar donde se practique la veracidad y la justicia?
Y qué tal si desde este primer día del año en que regresamos a clases aprendemos, modificamos ACTITUDES.
Sí, hay que retomar esas cuestiones que tienen que ver con la relación humana positiva, con un clima escolar de paz, de comunicación saludable e integración. Hay que aprender y mejorar nuestras actitudes que nos ponen cortos en el encuentro con la belleza y la felicidad, ¿qué tal si nos retiramos de las tentaciones del bullying e intentamos comprender las diferencias? ¿Qué tal si aprendemos con humildad y huimos del ostracismo del orgullo? ¿Qué tal si aprendemos a obedecer a nuestros padres? ¿Qué tal si aprendemos a ser más participativos en las tareas de casa? ¿Y si mejoramos las habilidades de escucha y habla para resolver conflictos antes de que se sedimenten en el tiempo?
Hoy es un buen tiempo también para mejorar las HABILIDADES y construir. Mejorar la eficiencia de nuestras manos y hacer y producir cosas. Manejo del desempeño y coordinación psicomotriz ojo mano: espacio, tiempo, ancho, alto, rápido, lento, lejos, cerca.
Qué tal si seguimos practicando flauta dulce, manejo de la guitarra, dibujo, pintura, conducción en bicicleta, enceste, pateo del balón, golpeo del balón de Volley Ball, modelado con distintos materiales, etcétera.
Tal vez también sea tiempo de mejorar las habilidades de pensamiento, ¿qué tal mejorar nuestra capacidad de análisis, de síntesis? ¿Y si ejercitamos la observación? ¿Nuestro potencial de descripción? ¿Qué tal si usamos más la razón y menos la creencia? ¿Qué tal si usamos más la demostración que el verbalismo?
¿Y si sumamos también a nuestra agenda ejercicios para mejorar las habilidades digitales? Manejo de máquinas y herramientas, de programas y aplicaciones; y de éstas, solo esas que nos educan, las que nos hacen crecer.
Aprendamos nuevos CONOCIMIENTOS. El mundo del saber es inconmensurable, hay mucho por conocer. Mucho por procesar y significar de esta revolución permanente del conocimiento que vive la sociedad contemporánea. “Aprender a conocer” plantea uno de los pilares del Informe Delors para la educación del siglo XXI; “aprender a aprender ” ya planteaba John Dewey a principios del siglo pasado.
Aprendamos a conocer. Del océano turbulento y abigarrado de información seleccionemos la que nos edifica. Pulamos como artistas nuestra destreza intelectual para el uso y el manejo de la información.
Conocer, procesar, interpretar y asimilar los nuevos conocimientos.
Ir a la escuela puede ser eso: pasión por conocer, pasión por aprender. El aula puede ser eso: un lugar que humaniza, un lugar donde se aprende con alegría y se desarrollan habilidades sociales.
Pasión por desentrañar la ciencia, el mundo de los números, la Historia, la Geografía, el arte, la conciencia ecológica, la educación para la salud y la sexualidad, etcétera.
Que los días venideros sean la oportunidad para retomar el paso, el impulso.
Que se sumen las voluntades para restablecer la normalidad necesaria para hacer de las aulas un espacio donde se suba la cuesta de enero en la dimensión cognitiva.
El educando que aprende y que se desprende del embriagador efecto de las fiestas decembrinas, desde el niño de preescolar al adolescente que cursa el último grado de secundaria.
La educadora y el educador que gestionan y acompañan el aprendizaje con la vocación y la competencia profesional renovada.
La cuesta cognitiva en la que van juntos para superar dificultades.
La formación de las inteligencias en la que subyace el filos pedagógico, el sentido de una profesión que sabe del valor del tiempo, la responsabilidad, el método y la estrategia didáctica centrada en quien aprende.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

  • M. Xavier Borges A

    Dr. Rubén,Tus preguntas, son una invitación optimista, estimulantes y retadoras, para transformarnos en entes positivos, ante el catastrofismo que pregonan, quienes desconocen el trabajo docente e ignoran las carencias de medios y hasta de personal, que priva en nuestras escuelas. Me convence el optimismo.

  • Griselda Gómez

    Tiempo de votos renovados en nuestra misión educadora, reconozco la visión idealista y me sumo a la tarea de emprender la cuesta del saber en conexión con el ser, binomio por construir, binomio por prospectar .

  • Patricia Arellano Zataráin

    ¿Qué tal si retomamos nuestro trabajo y labores diarias con alegría, empatía, confianza y conocimiento y demostrar que somos competentes para la vida en sociedad?
    Excelente reflexión para continuar con mi trabajo el cual me sostiene y me mantiene viva y feliz.
    Me hizo recordar mi infancia escolar y valorar más mi labor docente. Felicidades!!

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