Cuando el asunto de la gasolina se conecta con todos los hilos del sistema

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Hemos visto, a partir del problema de la escasez de gasolina en nuestra ciudad, que somos altamente vulnerable y fácilmente propensos a una psicosis colectiva. El problema de la gasolina se ha conectado con otros muchos problemas, tales como la alta dependencia del automóvil, el problema de la movilidad en el uso de formas de transporte público masivo y seguro, el desplazamiento de la bicicleta y de otros medios de movilidad que no dependan del combustible, las largas filas de automovilistas desde muy temprano para tener acceso al ahora preciado líquido.
Tantas cosas a partir de un asunto que parecía menor o fácilmente solucionable. La gasolina y su distribución habían servido para tejer una amplia red de corrupciones que involucran a altos funcionarios de Pemex y a tres presidentes anteriores, y de la noche a la mañana se pretende una solución “cambiar las formas de distribución para evitar los robos”. Los ciudadanos son los que terminamos pagando tanto una medida como otra, la solución planteada por el presidente Andrés Manuel López Obrador es correcta, sí, pero no tomó en cuenta las implicaciones inmediatas. Hay soluciones que pueden irse mediando poco a poco para no afectar y causar “daños colaterales”.
Hoy es un tema común en cada familia, en cada charla de sobremesa, en las conversaciones entre amigos y hasta en las redes sociales. ¿Y qué pasa con la gasolina?
Desde nuestra perspectiva, dentro de la cual se pretende un enfoque crítico y siempre educativo, el problema de fondo se sintetiza en la siguiente pregunta: ¿cómo nos hemos formado para responder a problemas de fondo que afectan masivamente a sectores amplios de la ciudadana y cómo respondemos al respecto? Es lamentable poder darnos cuenta de cuanto dependemos del automóvil y ver también, como se transforman las personas cuando no pueden hacer uso de éste.
Me parece que en el grupo selecto del presidente López Obrador no pensaron en las implicaciones que tendría una medida como la de este tipo, que se pensaba técnica. Para esto sirve la formación cívica y ciudadana, para prever y preparar a las personas a responder de manera solidaria y portarnos civilizadamente ante situaciones de este tipo.
El problema de la escasez de gasolina es sólo un pequeño componente que sirve como escaparate para desmontar que tan vulnerables somos ante riesgos de contingencia social. Y junto a ello las soluciones que se vierten son de distinto tipo, todas ellas con tintes oportunistas y de desinformación. Alguien sabe qué está pasando realmente, alguien puede asegurar cuándo y bajo qué condiciones se tendrá una solución global a este problema, alguien ha podido constatar qué tanto esta medida ha afectado la integridad personal de las personas. No, un problema más que se relaciona con el problema de la gasolina ha sido el problema de la desinformación o distorsión de las cosas.
Para los ciudadanos de a pie, para las personas que no tenemos auto-dependencia es bueno acercarnos a la próxima parada del camión o buscar la estación más próxima del tren eléctrico urbano. Lo que sí vale o lo que sí cuenta en términos educativos es que aprendamos de estas lecciones para ser mejores ciudadanos y aprendamos a convivir con los otros o al lado de los otros y otras, aun bajo un contexto de escasez, de amenaza o de incertidumbre.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

Comentarios
  • Manuel

    Una de las múltiples implicaciones para abordar el tema gasolina es la ausencia de un pensamiento en configuraciones que tocara la DIALÉCTICA de los puntos y no solo los lugares comunes del debería o tendría o gustaría. Por mientras la implicación más inmediata es deshacernos de la adicción a la gasolina y con ella de la espantosa monstruosidad del progreso derivado de la vida urbana local

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