¿Cuál es la diferencia en el éxito o el fracaso de los proyectos educativos?

 en Andrea Ramírez

Andrea Ramírez Barajas*

El pasado sábado 16 de este mes de febrero, el gobierno de Enrique Alfaro, presentó la versión final y más acabada de su propuesta de gobierno para el sector educativo, aunque no tuve el honor de haber sido invitada ante un evento tan trascedente, he basado este artículo en las notas periodísticas y los boletines oficiales a los que pude tener acceso.
Se nota un tono triunfalista del nuevo gobierno estatal, además se habla de la consulta de quién sabe cuántos miles de personas (los especialistas en educación –dentro de los que me cuento– no hemos sido consultados en ningún momento). Puedo afirmar que el gobierno apostará todas sus canicas a esta propuesta sexenal, pero el éxito de la misma no tiene sustento, ni tampoco está asegurado el mismo; veamos por qué.
A diferencia de lo que sucedió en el sexenio anterior, en donde la corrupción y el descarado mal manejo de los recursos públicos fue el principal enemigo del proyecto sexenal (que tampoco lo hubo). Hoy se espera una gestión un poco más honorable y transparente en cuanto al manejo de los recursos públicos, pero eso no basta para cumplir con éxito una iniciativa que parece sacada del saco en donde se guardaban las cartitas al niñito dios. Junto con la honestidad en el manejo de los recursos se ocupa también eficiencia en la gestión y la habilidad de los funcionarios para surcar adelante la anunciada propuesta. Y aquí, aparte de las personas recicladas de gobiernos anteriores, la imposición por negociación política y los leales a gobierno, veo poca capacidad y experiencia en el equipo de trabajo que deberá sacar adelante la propuesta en cuestión.
No quiero entrar en detalles acerca de los contenidos del plan de gobierno en educación, esos ya se conocen o se pueden consular fácilmente en el portal de la SEJ y en este mismo portal de Educ@rnos; me interesa más bien detenerme y comentar en torno a la estrategia de dicha propuesta.
El proyecto sexenal en educación del gobierno de Enrique Alfaro no contiene ni una sola línea que hable de cómo garantiza el éxito de dicha propuesta, todas son alegorías o frases bien intencionadas en torno a la bondad del magisterio y su compromiso profesional, pero ¿cómo le hará el Secretario en turno y su equipo de trabajo para garantizar éxito en su proyecto educativo sexenal?
Tal vez se contemple en documentos derivados de dicha propuesta pero se requieren metas intermedias, indicadores para medir el avance y, sobre todo, contar con mecanismos de verificación de que la estrategia va cumpliendo con sus expectativas de origen.
La diferencia entre el éxito o el fracaso en las iniciativas de política educativa, reside en que el éxito a lograr es debido a que todos o la mayoría de los componentes del propio sistema han hecho suya la propuesta en cuestión, se han apropiado de ella y actúan en consecuencia, además contribuyen con sus acciones en una misma perspectiva, reconocen riesgos pero saben cómo prevenirlos y enfrentarlos. Por el contrario, el fracaso de una iniciativa en políticas públicas es que da un amplio margen para su apropiación y pareciera que dicha propuesta está acompañada de una varita mágica para que los actores educativos la hagan suya. Al respecto, puede consultarse a Inés Aguerrondo sobre esta idea.
No sólo se trata de tener claro qué se pretende hacer en educación durante seis años, también se trata de acompañar a ello en cuanto a cómo hacerlo, con qué se cuenta y sobre todo hacia dónde se desea llegar, el concepto de gobernanza que nos enseñó Parsons, ¿qué pretende o hacia dónde quiere llegar el gobierno de Enrique Alfaro con su proyecto sexenal en educación?, espero que con el paso de los días el triunfalismo del pasado sábado no se transforme en frustración y molestia tal como se vivió con el corrupto de Francisco Ayón al final del sexenio pasado.

*Doctora en educación y consultora independiente. andrearamirez1970@hotmail.com

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