Consultas

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

El reciente ejercicio de ciudadanía del 1 de agosto de 2021 para que la población emita petición de juicio a los últimos cinco expresidentes, marca un hito en la historia reciente de la democracia en México.
Con todo el sarcasmo tuitero y ofensivo de los activistas expresidentes panistas Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa, con toda la unidad derechista en contra, la consulta no ha sido un fracaso.
Construir la democracia mexicana no es fácil.
Es cuesta arriba, desde las ruinas en las que se convirtió la participación ciudadana desde el último balazo de la Revolución Mexicana hasta el control “institucional” pensado por la horda de generales hijos de la Revolución y abogados cachorros de la Revolución.
Visible la baja participación por razones organizativas del INE o por razones de abulia del tema político en las mayorías, el ejercicio es positivo al dar voz a muchos y responder afirmativa o negativamente a la pregunta de hacer juicio a cinco de los expresidentes.
La pandemia y la tercera ola de la cepa Delta, los ecos en el imaginario colectivo del Quédate en casa, también se suman como factores en contra de la participación deseada.
La formación cívica y política diferenciada y la participación comprometida no son prioridad de todos.
No todos tienen la memoria histórica fresca a pesar de que los mexicanos pagamos caro los aciertos o desaciertos de quienes gobernaron.
Sexenios que transcurrieron el tiempo de manera tersa, inocuos en materia de desarrollo social y económico, encierran en sí una oportunidad sugerente de análisis y evaluación; la consulta es apenas una ventanita para extender la mirada y superar el tentador presentismo.
La consulta es una introducción, una experiencia formativa y de compromiso con los asuntos públicos en materia de gobernabilidad.
Es obvio que el ejercicio político de la ciudadanía pasa a secundario cuando se la está pasando mal en materia económica.
La mirada objetiva es necesaria, la documentación del pasado reciente será una manera de curar la desmemoria. La democracia como forma de vida y la demanda de la nación como práctica.
La salud de la República se juega en la participación libre de sus ciudadanos, hay mucho trabajo por hacer en las instituciones políticas garantes de que la democracia no siga en condiciones de baja estatura.
De manera inédita se ofreció la opción de participar con libertad, de que cada mexicano se convierta en juez de sus gobernantes que escudan su enriquecimiento inexplicable en los intrincados laberintos de un estado de derecho que se hace de la vista gorda con los delitos de cuello blanco.
Un estado de derecho que se ensaña con los más débiles y que a los farragosos códigos penales suma un sistema de justicia invidente con quienes mandan, con quienes compran y trafican, con quienes pactan con las logias modernas del engaño al pueblo, con quienes tienen partidas secretas, sistemas de espionaje interno.
Con aquellos que en las entrañas de los palacios de gobierno, al tener el mando único, facultado para el uso legítimo de las armas y la violencia, tienen en sus estructuras de seguridad el timón para conducir sin luces y rendir cuentas discrecionalmente.
Hay huella profunda del robo de la riqueza nacional y también hay manifiestos signos del costo social de las políticas zopiloteras en el incremento exponencial del número de pobres.
La consulta como experiencia democrática no fue catártica ni una manera premeditada para canalizar los odios y las diferencias, hay cosas por revisar, revelar, analizar.
Los “Harvaritos” y otras reliquias de gobernantes que balbucean inglés y consiguieron su tesis de derecho apócrifas, gobernaron con las patas y saquearon a manos llenas, con el cociente intelectual comprado publicitariamente y el valor agregado de sus mañas aprendidas en las universidades extranjeras que les dieron posgrados en Economía de la rapacidad y distanciamiento social del pueblo al que gobernaron.
Por elemental justicia tal vez debió votarse masivamente a favor del juicio, hay muchas cuentas por aclarar y el pasado en este caso debe mantenerse vivo en la memoria.
El porcentaje necesario de votación a favor del juicio a los expresidentes no sucedió por diversas razones, pero los números hablan quedito y dejan claro el mensaje.
El resultado de la consulta igual no puede interpretarse como exoneración o como poema a la impunidad de los responsables del desastre nacional en varios sectores.
Tendrán que buscarse nuevas formas para clarificar los hechos.
El tema está en la agenda de una comisión de la verdad para seguir las huellas profundas de la corrupción y el saqueo de bienes nacionales.
Nuestro estado de Derecho tiende una cortina protectora sobre ciertos personajes, lejana al sentir de mucha gente que en el vox populi hace juicio histórico desde la hipoteca de sus proyectos de vida personales y familiares, desde sus desaparecidos.
La gente observa desde el desempleo y el subempleo, desde el regateo constante de su calidad de vida, mientras aparece cíclicamente en el lenguaje de sus políticos el signo de los millones y abultadas cuentas en Andorra y otros paraísos fiscales.
Se entera de bastiones de corrupción y enriquecimiento inexplicable y se entera igual que legalmente no pasa nada. Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto, transiciones aterciopeladas en las bisagras de sus sexenios, personajes jefes de equipo y ex gobernadores que también la deben.
Si la participación de los empadronados fue escasa, tal vez el espectro de oscuridad se extiende al magisterio y los trabajadores de la educación que también participaron escasamente.
¿Le debe algo la cuarta transformación al gremio magisterial?
¿El cumplimiento de mover marcos normativos para eliminar la evaluación punitiva ha sido insuficiente?
¿La Nueva Escuela Mexicana no ha sumado los consensos necesarios?
¿El modelo neoliberal de educación sigue cosificando pensamiento y acción de los educadores públicos?
¿Nada que reclamar por la pérdida de prestigio social durante las administraciones pasadas ante la sociedad que sirve y le da sentido y misión?
Mientras en algún momento encontramos evidencia para acercar la comprensión, las respuestas corresponden al nivel individual y colectivo de los formadores de cultura cívica y ética, los hacedores de los modernos ciudadanos constructores de la nación mexicana que esta vez dejaron pasar y no votaron.
La consulta ciudadana como instrumento debió integrar la participación de todos para tener la fuerza de revisión y evaluación de los temas educativos metidos en la caja negra y que aún descansan en los archivos de la impunidad.
Que tal la revisión de temas como Enciclomedia, del Programa Escuela de Calidad, del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, de las escuelas de tiempo completo, del Instituto Nacional de Educación de Adultos, de la Educación Superior y los Institutos Tecnológicos, de los posgrados públicos y privados y sus RVOE, de la licitación de los Libros de Texto Gratuitos, del costo de la ineficacia en materia de calidad educativa, de la venta de plazas en los dos subsistemas y los ascensos 2015-2018, del manejo discrecional del co-gobierno SEP-SNTE del profesorado, de la improvisación de los tomadores de decisiones que desfilan sin pena ni gloria, de los marcos lógicos como se hace presupuestación y programación de cobertura, de la construcción de aulas y escuelas; la compra de insumos como computadoras e internet, el desvío de recursos de formación y actualización docente a empresas de servicios de digitalización u oferentes de pseudocapacitacion, entre otros.
Consulta ideal por acontecer. Para que la necesaria voz de la democracia retumbe fuerte y fortalezca la toma de decisiones para el saneamiento de las finanzas públicas y la administración en el pasado y en el presente, para construir gobernabilidad y avanzar un paso hacia mejor democracia.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

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