Confidencialidad: herramienta de poder

 In Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

La confidencialidad es condición en contratos, funciones, acciones y demás. Con ella se prohíbe dar a conocer situaciones, dictámenes, procesos, decisiones y más. Resulta conveniente la secrecía para mantener las cosas encubiertas y con ello generar una imagen fundamental para el control social y la paz.
Cuando la sociedad desconoce algunas situaciones, no puede alertarse, incomodarse, prepararse ni angustiarse, entrar en pánico ni generar situaciones que desestabilicen el orden y la paz social. La cuestión radica en el concepto antropológico de ser humano del cual se parte para mantener esa confidencialidad.
Cuando se considera que el ser humano es incapaz de conocer y entender lo que pasa sin entrar o generar pánico y caos, se le concibe con un desarrollo poco propicio para una vida social, racional, y con ello se considera de forma implícita que su formación es deficiente e inacabada, es decir, es necesario mantenerle en la ignorancia, porque el conocimiento generará conflictos en su interior y en el mundo social.
La confidencialidad se muestra en la práctica como elemento de protección hacia la sociedad y como elemento de respaldo para maniobras diversas que pasarán inadvertidas no sólo por la sociedad, sino por aquellos sectores que pudieran estar involucrados.
Para la formación se requiere que áreas comunes de competencia estén enteradas de lo que acontece; por ejemplo, médicos deberán estar enterados incluso de fallas o errores médicos que serán formativos y con ello se podrá prevenir o resolver. En educación, de igual forma, todo lo concerniente a organización, gestión, acción y sucesos relacionados con la formación debiera ser comunicado al gremio profesoral, directivo y personas en formación dentro del campo de la educación.
Así, la confidencialidad opera en detrimento del enriquecimiento civilizatorio, mantenimiento de ilusiones-controles, fortalecimiento de visiones de ser humano débil y sin formación que los incapacita, encubre y posibilita maniobras que generalmente benefician a pequeños grupos.
Hay que diferenciar cuándo la confidencialidad protege y cuándo encubre; la protección será evitar dañar a una persona o grupo y el encubrimiento es generar una cortina de humo u opacidad que se vuelve cómplice para lesionar a otros en beneficio de unos pocos que actúan de manera intencionada y probada en prejuicio social, civilizatorio, humano y demás.
La discriminación ética, moral, filosófica y antropológica es fundamental para saber qué debe ser comunicado y qué no; es decir, hay situaciones que impactan, no en lo personal, sino en lo colectivo, porque lesionará al grupo social en su conjunto o a grandes segmentos o sectores poblacionales y eso debe ser comunicado, no puede permanecer dentro de los marcos de confidencialidad.
La confidencialidad se ha convertido en una herramienta de control social, encubrimiento, complicidad y, sobre todo, permite lesionar a grandes sectores sociales que desconocen de dónde y por qué les suceden cosas.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com

Start typing and press Enter to search