Cómo pasar del semáforo verde al rojo y no morir en el contagio

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Vivimos en una sociedad profundamente contradictoria donde las paradojas son los hilos que sostienen gran parte de las políticas públicas y sus acciones. Resulta que cuando estuvimos bien (semáforo verde) se nos pidió quedaron en casa y confirmarnos, y ahora que estamos mal (semáforo rojo) podemos salir a la calle, ir a bares, las escuelas se abren de par en par y caminamos como si nada pasara. Todo se abre menos las bibliotecas (una paradoja más), las bibliotecas de la UdeG aun con dos asistentes se prefiere mantenerlas cerradas, claro, no se vaya a contagiar la gente de cultura o los jóvenes adquieran el virus de las buenas ideas.
Así las cosas, la realidad en la que vivimos me recuerda el brillante libro de Eduardo Galeano Patas pa´arriba. Sin embargo las contradicciones o las paradojas de esta sociedad no son casuales, ni gratuitas. Parece que la racionalidad política cuyo interés está puesto en rendirle pleitesía a los de arriba, se coloca por encima; aunque los de abajo se contagien de malos bichos, que sufran y se enfermen. Los de arriba sueñan en cumplir con sus aspiraciones políticas transexenales, aun a pesar de todo lo que suceda abajo.
En esta tercera o cuarta ola (ya ni eso tenemos claro), los contagios han afectado incluso a personas vacunadas, en el magisterio ha habido personas contagiadas que lamentablemente han muerto algunos, y de ello nadie dice nada (son daños colaterales).
¿Qué está pasando entonces que se prefiera un mundo patas pa’arriba? Que la sociedad casi en su conjunto necesitaba espacios de respiro de una asfixiante pandemia y que los políticos al refrescar el ambiente piensan en capitalizarlo para su futuro. Desde hace varios meses el entorno social se ha contaminado por las aspiraciones políticas de muchos, el que tiene un cargo pequeño piensa en un puesto grande y el que tiene uno grande piensa en uno enrome, el problema es que son muchos y muchas que piensan igual y esto entorpece la vida cívica, debido a que genera tensiones artificiales en un contexto que deberá ser más armónico.
El regreso a las escuelas ha estado cobijado bajo este contexto contradictorio, los colegios tienen que justificar lo que cobran al atender a niñas y niños que están inscritos ahí y las escuelas públicas tienen que justificar el salario que le pagan a maestras y maestros, ante ello, todos quedemos expuestos ante una serie de riesgos inéditos. El contagio puede ser de cualquier cosa, no importa el agente, lo único importante son las aspiraciones políticas que tienden a devastar todo lo que se ponga en el camino.
Esta racionalidad política, tan carente de sentido común, es la que nos tiene en mayor riesgo. Es por ello que es preferible cuidarnos en todo momento porque la seguridad plena tardará en llegar. Es sugerente cuidarnos aun hasta de aquellas personas que desde el poder dicen cuidarnos.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com

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