Cerebro 2.10 millones versus Web 3.0

 en Alma Dzib Goodin

Alma Dzib-Goodin*

El cerebro se renueva, aprende, se adapta, se autorrepara, se autoanaliza, es capaz de determinar errores en su ejecución y volver a empezar. Esto no es una simulación de sistemas artificiales, son procesos perfeccionados en base a otros prototipos naturales que han sido capaces de subsistir pese a todo. El cerebro humano es la suma evolutiva de otros prototipos y día a día aprendemos más de su capacidad simple de adaptarse.
Antes de la hoja de papel, había cerebros humanos comunicando. Antes del video en HD, había personas contando historias. Antes de las estaciones de radio, había cerebros dando noticias y compartiendo el arte. Antes de los satélites, había cerebros enviando mensajes al resto del mundo. Antes de los teléfonos inteligentes, hubo cerebros inteligentes que los pensaron, los creyeron posibles, los diseñaron, los probaron, arreglaron sus problemas y volvieron a empezar, perfeccionando cada detalle, agregando aplicaciones que nos hacen la vida más fácil.
Un teléfono inteligente puede decir cómo llegar a un lugar, pero necesita saber el destino.
De ahí que la tecnología en su afán por simular al cerebro comprendió la infinita plasticidad que el cerebro natural tiene, por ello ésta se va desechando, se hace obsoleta, igual que aquellas áreas que no se usan, que no se atienden, Darwin observó que el cuerpo se atrofia y estudios muestran que el cerebro también. Se satura de información en un día de trabajo caótico, o en semana de exámenes, después de días sin dormir, similar a los sistemas artificiales después de saturar la memoria RAM.
La otra aplicación que se ha copiado es la capacidad de procesar información, es cierto, los computadores lo hacen más rápido, pero aún no pueden interpretarla sin el apoyo de su ejemplo natural. Aunque Google tiene un algoritmo para completar palabras, necesita la información suficiente para decidir que es lo que se desea buscar. Esa misma capacidad de completamiento de la información que el proceso cognitivo ha ido perfeccionando durante miles de años.
En el plano educativo, la primera gran herramienta aprovechada por la Educación con el fin específico de compartir información con fines de enseñanza-aprendizaje fue el libro. Éste sustituyo a la palabra, y su aplicación más ingeniosa no fue diseñada sino hasta que Jan Amos Comenius en el siglo XVII puso imágenes en los libros, para que los niños aprendieran mejor.
Tres siglos después, se realiza la siguiente revolución, cambiando los libros por pantallas, pero es sólo una herramienta más puesta al servicio del aprendizaje a la que el cerebro se adapta, no se agrega nada nuevo, excepto el recuerdo de la sobre estimulación, misma que se había dejado de lado desde que el hombre pudo descansar de sus predadores, creando lo que se conoce como problemas de atención, que en realidad es el despertar de la conciencia después de haber pasado siglos con la cara mirando al frente y el silencio místico heredado por la educación eclesiástica.
No hay misterio alguno en las nuevas herramientas, el cerebro se adapta a ellas siempre y cuándo, éstas sean parte del ambiente y sirven para resolver problemas. Las personas más adaptadas a ellas son quienes las usan en la vida cotidiana, el resto de los mortales sólo emplea un promedio de 12 aplicaciones y de ellas conoce sólo un 20% de sus funciones.
La generación X nace con la revolución tecnológica, no tuvieron que aprender el lenguaje de Basic para abrir y cerrar documentos o aplicaciones, no conocieron los computadores monocromáticos o los discos flexibles de 5 1/2. No pelearon con las impresoras de punto. A cambio de ello nacieron con Windows, no la primera versión que revolucionó tanto, al presentar la información con una estructura fácil de leer y con la maravillosa cualidad de tener íconos, ¿íconos?, ¿cómo las imágenes en los libros de Jan Amos Comenius?
Agregamos sonido a las lecturas, se agregó movimiento y la opción de personalizar los entornos, siendo el último gran paso la eliminación de botones y teclas, creando pantallas interactivas.
Actualmente millones de bits de información están al alcance, se dice que prácticamente se puede aprender todo lo que se desee con un sistema digital, todo, ¿en serio?, bueno, primero habrá que enseñar a seleccionar la información relevante para resolver una pregunta o problema específico a partir de un buen diseño de proceso que lleve a una meta.
¿Dónde se quedó el cerebro humano en medio de todo esto?, no fue a ningún lado, sigue cumpliendo su papel, el que la naturaleza le dio, el mismo que otorgó a todas las especies para crear respuestas específicas ante el ambiente, sigue su proceso de evolución, igual que los aparatos inteligentes, de manera literal su legado es renovarse o morir.
Cuando se dice que la era tecnológica ha producido cambios a nivel cerebral, están en lo cierto, pero se niega la constante motivación por responder ante el ambiente. Aún las especies que dependen de genes cerrados como las abejas o los pájaros han demostrado que su capacidad de pervivencia depende de su connectome, que es el conjunto de conexiones neuronales.
El cerebro humano ha logrado superar lo que ninguna otra especie ha podido hacer, no sólo se ha adaptado al ambiente, ha adaptado el ambiente, lo cambia, se provee de abrigo, usa la imaginación, es creativo, todo esto gracias al uso de las herramientas que él mismo ha creado, buscando siempre hacerlas mejores, creando nuevas, imaginando siempre otras formas, texturas y funciones. La tecnología debe verse como una extensión de la mente creativa, que no tiene motivo alguno de frenar el legado evolutivo. El cerebro continuará su proceso de adaptación con tecnología, del tipo que esta sea.
Prueba de ello es que existen grupos que nunca han visto un computador, y sin embargo son capaces de crear espacios de identidad. La cultura es en este sentido, el paracaídas de apoyo a la creación de respuestas, como lo muestran los estudios antropológicos y etológicos.
¿Hay beneficios en el uso de la tecnología? Actualmente hay tres formas de cerrar una puerta: con el movimiento de un brazo, con un botón o tocando una pantalla, pero no debe olvidarse que estos tres métodos están logrando la misma meta y todos dependen de la respuesta de un cerebro.
Un problema que se observa en las estrategias educativas es el olvido de esta capacidad, con la tendencia a crear patrones de respuesta específico: así se hacen las cosas, siguiendo un algoritmo específico, pero esto es ir en contra de miles de años de evolución, el cerebro se volvió creativo, pasó de un cerebro Neandertal a un Sapiens, pero no debemos olvidar que muchas otras especies han acompañado al cerebro humano. Ahí están los reptiles, los virus y las bacterias. ¿Cómo se puede entonces pensar que una herramienta puede afectar algo que sigue y seguirá siendo un prototipo?

*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. alma@almadzib.com

Comentarios
  • Víctor Ponce

    Cómo se adapta el cerebro del niño a entornos sociales y familiares precarios en afectos y socializaciones básicas… La soledad aparece como constante en las adolescencias y Juventudes fragmentados, adjetivo de Saravi

  • Víctor Ponce

    Qué hermoso texto. Gracias

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