Baja autoestima estudiantil: problema que se agrava

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Hablar de la autoestima es un tema que, aunque parece fácil y trillado, no lo es. Desde hace varias décadas diferentes teorías, principalmente psicológicas, empezaron a abordar el tema para hacer énfasis sobre la importancia de su desarrollo en las personas, para mantener una salud emocional, y psicológica obviamente, estable. Sin embargo, en el ámbito de lo educativo tiene en realidad relativamente poco tiempo en el que se ha abordado a partir de la consideración de las habilidades socioemocionales.
Mirando la historia en general se entiende porque la falta de consideración del concepto, dado que las relaciones sociales no tomaban en cuenta el sentir del otro. De hecho, en las escuelas por mucho tiempo se daba por sentado que la autoestima era un proceso que sólo dependía del propio sujeto, sin embargo, con el tiempo se empezó a hacer patente que esta valoración que hace un sujeto de sí, de manera consciente y sin que entremos en discusiones filosóficas sartreanas o hegelianas, o lacanianas para los psicoanalistas, depende también de la valoración que los demás hacen de uno. Aunado a lo anterior, algunos teóricos empezaron a plantear la posibilidad de que la autoestima fuera contextual, sólo en algunos roles sociales, y no una constante en los individuos. Por tal razón, y a manera de ejemplo, hay quien puede tener una gran valoración de sí en un escenario como el trabajo y una relativamente baja en otro como en el deporte.
Por diferentes cuestiones de la vida y de maduración cognitiva y emocional, llega un momento en el que algunas personas tienen la capacidad de valorarse independientemente de la opinión de los demás, lo cual, si no es un autoengaño o una valoración a partir de la denigración de otros, sería una experiencia ideal y una meta que conseguir. Pero no es un proceso fácil, ni automático o que llega con la edad; es diferente en todos y cada uno en realidad.
Tenemos aquí entonces una gran complicación que se empieza a agravar con la pandemia. En el caso de las y los infantes y adolescentes es un hecho que, primero en la familia y también en la escuela, encuentran palabras, contacto y retroalimentación que ayudan a construir una adecuada imagen de sí y una autoestima estructurante. Y he aquí el problema: ¿qué pasa con la autoestima de aquellas y aquellos estudiantes que no encuentran en la familia elementos que ayuden a su fortalecimiento?, ¿qué sucede o sucederá con aquellos estudiantes que encuentran en la escuela elementos para enriquecer su autoestima, como la amistad, los deportes, la popularidad o su desempeño escolar, entre otros factores?
Ahora tenemos claro que la escuela juega un importante papel en la construcción y consolidación de la autoestima de muchos estudiantes, pero las condiciones están planteando un escenario en el que se regresará a clases en la modalidad virtual, por lo que se prolongará al aislamiento y con ello el estancamiento y/o debilitamiento de la autoestima de algunos alumnos.
Las habilidades socioemocionales aún no muestran un impacto significativo de los estudiantes, al menos en el caso de diferentes escuelas del nivel Medio Superior puedo decir, aspecto que se complica aún más al trabajarlas en línea.
Así, cuando se regrese a las aulas, nos enfrentaremos a estudiantes con rezago educativo, o con estrés y ansiedad acumulada por el aislamiento o por la falta de dinero o pérdida de seres queridos, a los que tenemos que sumar aquellos alumnos que requieren forzosamente del contacto social que se tiene en la escuela como espacio físico, por lo que podremos tener un número considerable de casos con baja autoestima. Es un escenario complicado, no óptimo para generar y producir aprendizajes, al menos en el nivel Básico y Medio Superior. Tal situación nos llevará, como ha sido en los últimos años, prácticamente a decidir, como docentes desde lo personal, institucional, por subsistema y por nivel, estatal o federal, sobre lo que se tiene que trabajar de forma prioritaria. Es por eso que, para terminar, tengo que dejar aquí una pregunta que seguramente ya muchos docentes se han hecho: cuando estemos nuevamente en un salón de clases frente a un grupo de estudiantes ¿qué es lo primero que tendremos qué hacer?

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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