¿Bailar al son que nos toquen?

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián

“Bailar al son que nos toquen” con el disfraz ideológico que oculta lo que realmente somos. El vaivén de los tiempos, los cambios de reformas educativas, modelos y tendencias, sobre todo las que son ampliamente financiadas y de las cuales se puede obtener recursos, generan un panorama complejo para la labor docente.
Pareciera que la carga ideológica está ausente y únicamente sale a relucir cuando atenta contra los grupos de poderes reales y fácticos, así al día de hoy hemos visto, por ejemplo, resistencias entre otras cosas: a los libros de texto, a la Nueva Escuela Mexicana y no es exclusivo de nuestro país, son procesos de guerra de poderes en todas las sociedades donde no existen los mecanismos para ello, únicamente se configuran de formas distintas en cuanto a su objeto de discurdia.
Un ejemplo podría ser: por qué en otros sexenios el “clamor popular” –que de popular no tiene nada-, no se había escuchado en contra de los contenidos ideológicos que figura en los libros de texto; la respuesta es sencilla, porque los grupos de poder son los dueños, entre otras cosas, de toda la estructura que apuntala o derriba ideologías. Las fracturas sociales siempre han beneficiado a los mejor posicionados.
Los maestros están en medio de esta guerra ideológica y en algunos casos se alinean con las corrientes y modificaciones ideológicas –a veces con conocimiento de causa o por inercias-, en casos aparentan estar sin estarlo y, en otras formas de llevar esto, se encuentran aquellos que ofrecen una resistencia con distintos niveles de acción.
Sabemos que cuando una ideología se concreta, ha sido trabajada paciente, paulatina, financieramente, con elementos clave de penetración social, cultural e ideológica, disfrazada e incluso mimetizada, así, por ejemplo, tenemos religiones que declaran no serlo, minorías que realmente son poderosas y contrastan con la noción cultural que hasta ahora teníamos de minoría.
Es decir, en la práctica docente, por salud mental, el cuerpo profesoral ha aprendido a simular y tendríamos que agradecer que el Estado Mexicano en sus distintos colores e ideologías no tenga la capacidad para regular de forma real la práctica docente, porque eso deja márgenes de acción que a la larga resultan saludables para tener opciones formativas para una población que se debate entre su cultura y las estructuras construidas para moldearlo y que no necesariamente son del Estado.
El peligro es: actualmente existen movimientos y estructuras supranacionales que están moldeando al profesorado incluso desde ciertos perfiles profesionales clave que se han posicionado fuertemente en las sociedades. Se conforman así proyectos de tendencia mundial que promueven, exigen y usan accionares violentos contra quienes no se alinean. El problema es no identificar este proceso de moldeamiento hacia todos los seres humanos y para ello la maquinaria en marcha combina por un lado sutilezas que se confunden con el entorno sociocultural invisibilizándose y, en otros tan violentos que despedazan estructuras y personas sin miramientos.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com

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