Aquí no sabemos de ese tema; mejor no lo investigues

 en Luis Rodolfo Morán

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

En las universidades hay expertos y especialistas. Parte de las tareas de la educación superior es aprovechar sus talentos para que formen a otros que se conviertan en profesionales de las disciplinas que cultivan. Pero las universidades no pueden contener a todos los especialistas de todos los temas, en especial si se trata de temas novedosos. Así que las instituciones se ven en la necesidad de formar nuevos especialistas para que investiguen y conozcan a profundidad los problemas emergentes. O, en algunos casos, deben buscar a esos especialistas, que fueron formados en otras instituciones, para que esos temas formen parte del repertorio de problemas a plantear, reflexionar y resolver.
Desafortunadamente, en años y semestres recientes me han llegado noticias de algunas instituciones de educación superior en que se resisten a que entren nuevos temas. Pongamos por caso: un estudiante de la disciplina “A” quiere titularse con una investigación que le llevará a conseguir su título como profesional de ésta. Ha tenido magníficos cursos y excelentes profesores en los temas relacionados con esa disciplina en “Aa”, “Ab”, Ac”; pero se le ocurre que la disciplina podría darle para explorar algún tema de su interés, que ha sido investigado en otras instituciones dedicadas a la disciplina “A”, digamos “Ad”. Y busca un asesor para su tesis.
Hasta aquí todo parece ir bien. Entre el estudiante, los docentes y los directivos de la institución podrían llegar a un acuerdo para que el estudiante realice su investigación o se integre a un equipo que pueda ampliar sus horizontes. Nótese que el tema es un tema legítimo dentro de la disciplina y es de interés del estudiante. Pero resulta que en esa institución todavía no hay especialistas en el tema, así que le asignan a un asesor para que lo convenza de que ese tema no es factible de estudio, a pesar de estar dentro del campo disciplinar. O lo mandan con alguien que lo asesore y lo convenza de que participe en un equipo de investigación que explora los temas del investigador o de la investigadora titular, pero que están muy lejanos del interés del estudiante.
El razonamiento consiste en que si ese tema no se ha estudiado en esa institución y no hay docentes que sepan de él, el estudiante debe de abstenerse de abordarlo, sólo porque no hay quien asesore en un tema novedoso a un posible profesional de la disciplina.
En casos más perversos, el supuesto asesor obliga al estudiante a trabajar en el tema que investiga su equipo y lo convierte en autor de artículos y reportes en que el estudiante efectivamente puede explorar temas de su interés, pero para convertir en autor principal al asesor de una tesis que se dilata mientras el supuesto asesor logra comprender sus vericuetos, basado en el estudiante, para luego ser el docente de mayor “experiencia” quien se convierte en el especialista connotado en el tema.
No es que suceda de vez en cuando. Lo triste es que muchos tesistas, con un tema que les inquieta, tienen que posponerlo para mejor momento, o simplemente olvidarlo, por la simple razón de que no hubo quién los apoyara en su institución académica. Lo que plantea la pregunta: ¿qué hacen las autoridades y qué hacemos los docentes para apoyar a los estudiantes con inquietudes que van más allá de lo que se ha trabajado en nuestra institución hasta el momento?

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

Comentarios
  • verónica vázquez-escalante

    Efectivamente Doctor, quien ya está en una zona de dominio y confort no quiere apoyar o dejar crecer a las nuevas generaciones y con frecuencia los becarios o asesorados tienen que hacer trabajos que abonen a lo ya establecido, dificilmente los dejan innovar.Saludos

  • Alma Dzib-Goodin

    Creo que Verónica toca una de las aristas, la zona de comfort. Conozco profesores que ya tienen un machote listo y los alumnos ya solo agrega datos para que se titulen pronto y sin molestar al profesor.
    El otro tema que vemos continuamente es el desconocimiento de metodología. Tuve el caso de una alumna que estaba haciendo investigación cualitativa, pero por supuesto implicaba números y por el solo hecho de ver números, el panel que la evaluaba insistió en más de tres ocasiones que era investigación cuantitativa. Aunque les explicamos la diferencia y todo se centraba en la pregunta de investigación. Terminamos escribiendo “cuantitativo” en contra de nuestra voluntad pues no se estaba tratando con investigadores, sino con necios.
    El tercer problema, usted lo remarca, no se permite al alumno intentar, caer, plantear ideas, parece que el maestro debe guiar y eso es un grave error. Es mucho más enriquecedor para el alumno aprender de “sus errores” y no de los errores del asesor.
    Sin duda un tema que deja a los alumnos en el limbo y que les implica años para lograr su proceso de titulación.

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