Aprovechar el regreso a la escuela

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Aprender es la tarea permanente de los seres humanos en este planeta. El verbo aprender de pronto parece confinado a la escuela. Afuera de esta institución, parece, no hay obligación de aprender. Sin embargo, a toda hora en cualquier lugar, nuestras herramientas para el aprendizaje pueden utilizarse para aprender en y de la vida. También puede dejarse guardadas y sólo “ver pasar” las oportunidades.
Por esa característica es sorprendente la alarma, desmesurada a mi ver, por la pausa escolar por causa de la pandemia y sus efectos en las personas y en la vida de relaciones acostumbrada. Los escolares de todos las edades y nivel de estudios, tal como cualquier persona puede hacer uso de las herramientas emocionales, intelectuales, de reflexión y comprensión y aprender en o fuera de la escuela. La pregunta en este regreso a la escuela no es cuánto “perdiste” sino cuánto aprendiste, sí de la mal llamada educación obligatoria, y más importante de tus vivencias, actividades y sucesos durante la pausa de confinamiento impuesto.
De ahí que al abrirse otra vez la escuela se puede proseguir los procesos de enseñanza escolar, no en lugar donde se suspendieron, o en el lugar donde deberían estar sino, sobre todo en el lugar en el que se encuentren los aprendizajes donde la persona se encuentre y del que pueda dar cuenta si le preguntan: ¿Qué aprendiste en este tiempo de pausa escolar? Y de arrancar, sin sentir ni hacer sentir a las y los estudiantes que están “atrasados”.
¿Y los profesores, profesoras, autoridades y demás personal trabajador de las escuelas, qué hicieron, qué aprendieron, cuáles retos enfrentaron y cómo, cuáles sentimientos y emociones vivieron, reflexionaron y comprendieron? ¿0 también están “atrasados”? ¿O ellos no se pudieron atrasar? La pregunta para ellos también es qué aprendieron de ayudar a otros a aprender en esta pausa. Esa demanda no se escucha solicitada por quienes urgen “meter” otra vez en las aulas a los niños y niñas. ¿Aprendieron a facilitar aprendizajes de otros a distancia, por medios digitales, o sólo “siguieron” el manual de la SEP?
La pausa y el fin de la misma obliga a revisar con profundidad nuestras ideas sobre aprender y cómo facilitar esa compleja tarea en otros, pues “nadie educa a nadie y nadie se educa sólo” (Paulo Freire) Tal revisión se fundamenta en ese aprendizaje logrado por los estudiantes fuera de la escuela. ¿Cuál fue? ¿Cómo fue? ¿Cómo valorarlo y hacerlo causa de motivación para los estudiantes que regresan o incluso para quien abandonaron y ahora puede regresar?
Sería muy de lamentar un regreso como se dice en materia jurídica a “tal como estaban las cosas antes del acto reclamado”. Todos sufrimos la pausa de maneras diferentes. Varios cientos de miles murieron por el contagio. Otros vieron fuertemente modificadas sus condiciones de vida. Y más. Después de todo esto, será muy triste y causa de desánimo reconocer nuestro no–aprendizaje, y nuestra ansia a volver “a lo anterior” sin caer en la cuenta que ese estar fue con el cual nos contagiamos y sufrimos. La siguiente emergencia nos tomará “igualitos” o fortalecidos con muchos aprendizajes para enfrentarla. Está en nosotros.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

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