19 de septiembre

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez*

La tierra en sus movimientos telúricos ha elegido el 19 de septiembre para manifestarse, los años 1985 y el 2017 han hecho viva la letra del himno nacional “retiemble en su centro la tierra”, aunque no es al sonoro rugir del cañón, en este caso la causa es un fenómeno natural, este 19 de septiembre de 2019 la historia cambia y son los huracanes los que se presentan en esta fecha, con estos eventos está presente la fuerza de la naturaleza y la humildad del ser humano ante estos eventos.
El sismo de 1985 que sucedió a las 7:19 horas, con una magnitud de 8.1 grados en la escala de Ritcher, fue una gran lección en muchos sentidos, entre ellos la deficiencia estructural de los edificios que se habían construido sin atender reglamentos o sin tomar en cuenta el tipo de suelo, las construcciones antiguas resistieron mejor que las nuevas, no existían rutas de evacuación y era evidente la falta de organización de la población así como la ausencia de prevención, y por otro lado la parte positiva de la unidad nacional, de ayudar cada quien con lo que puede, desde una donación en especie, hasta el trabajar a hombro partido para retirar los escombros, sale el espíritu solidario y se extiende la mano, es el apoyo que te brinda el desconocido.
En este contexto surgieron los grupos heroicos como Los Topos, que se han especializado en el rescate de las personas que están bajo los escombros, su ayuda a trascendido fronteras, han estado presentes en otros países que han sufrido estas conmociones, también se han creado de organismos e institutos dedicados a la protección civil, como lo fue el Centro Nacional de Desastres (Cenapred) que ahora extiende su atención a huracanes e inundaciones.
Este sismo de 1985 ocurrió frente a las costas de Michoacán tardando dos minutos la onda expansiva en llegar al centro del país, ahí surge la alarma sísmica, que es una red de sensores que detectan estas ondas vibratorias, que puede avisar 50 segundos antes, que pueden ser momentos clave en la vida de alguien. Ahora que hemos realizado los simulacros y contamos el tiempo que tardamos en evacuar podemos valorar la importancia de cada segundo cuando la tierra tiembla y se mueve.
Cada 19 de septiembre en las escuelas hacemos simulacros de evacuación, esto como parte de la cultura de la prevención que se ha aprendido a golpe de tragedia, de edificios caídos, de personas atrapadas bajo lozas de cemento, la tierra como planeta joven, de apenas 4000 millones de años continúa con sus procesos de acomodo de las placas tectónicas, la ubicación geográfica de nuestro país en la falla de San Andrés nos indica que estamos en riesgo, esta falla de desplazamiento o deslizamiento representa dos de las placas más importantes de la corteza terrestre, la del Pacífico y la Norteamericana. Las investigaciones señalan que se produce un terremoto de 6 grados cada 22 años, también predicen otro gran terremoto.
De nuevo un 19 de septiembre en 2017 sucede otro sismo, mismo día, semejante contexto, diferente año, es en Ciudad de México que se sacude la tierra para recordarnos que no hemos aprendido la lección, parece que somos proclives a olvidar una vez que pasa el tiempo y seguimos con un pensamiento mágico de que a nosotros no nos pasará, hasta que el dolor nos inunda con estas situaciones. La afectación fue menor que en 1985, sin embargo, el más triste aprendizaje sucedió en la escuela Rébsamen, que brindaba educación preescolar, primaria y secundaria ubicado en Villa Coapa de la Ciudad de México, esta escuela que se construyó sin las normas de los organismos oficiales como el INIFED y con dictámenes estructurales comprados, la escuela-negocio que va ampliando sus espacios conforme va aumentando la matricula, con ausencia de verificación o supervisión de ingenieros calificados, esta es la tragedia que se puede evitar pero que no se ve venir, los inocentes son los niños muertos que estuvieron en el lugar y hora equivocados.
En septiembre se han dado las condiciones, sucedió en Oaxaca también en 2017, en el Istmo de Tehuantepec se da otro sismo de gran magnitud, de 8.1 que duró tres minutos y sucedió a las 23: 49 horas, las casas, hospitales, escuelas que hoy en día todavía luchan por su reconstrucción, el palacio municipal de Juchitán, este ocurrió de noche por lo que la tragedia fue en los hogares.
Ya es de conocimiento la escala de magnitud o de Richter fue ideada en 1935 por el sismólogo Charles Richter y los valores van de 1 al extremo abierto, todos por experiencia ya asociamos el temblor con la medición cuantitativa, la cual mide la energía sísmica liberada en cada sismo independientemente de la intensidad (https://www.sgm.gob.mx/Web/MuseoVirtual/Informacion_complementaria/Escalas-sismos.html). Este fenómeno natural también ha estremecido al mundo, los sismos más potentes se han dado en Chile, 22 de mayo de 1960: magnitud de 9,5, en 27 de febrero de 2010; el más mortífero Haití, 12 de enero de 2010: 316 mil muertos; Perú, 31 de mayo de 1970: más de 66 mil muertos.
En esta cultura de la prevención se requiere actuar en coordinación con las instancias y dependencias, que no generen burocracia pero que orienten a la realización permanente de acciones como son simulacros, talleres, conferencias que incrementen este conocimiento científico que se requiere para preservar la vida.
Otra acción será activar los comités de participación social que se hayan organizado con este propósito, que esto se incluya en las prioridades de la escuela, que se programen y realicen a lo largo del año, más allá del 19 de septiembre y del 22 de abril, fecha de las explosiones en Guadalajara.
Como profesores necesitamos documentar con datos científicos las explicaciones de los fenómenos naturales, acercar a nuestros alumnos a la ciencia, con la formación de hipótesis, de la experimentación, del análisis, de la consulta, para que se incremente el numero de científicos y de personas preparadas para enfrentar los desastres naturales.
Estos fenómenos de gran magnitud encierran grandes enseñanzas. La cultura de la prevención indica actuar aunque no pase nada, pero atentos a que vaya a pasar de todo, lo más seguro es que este tipo de fenómenos se sigan presentando, ¿cuándo?, ésa es la interrogante, por ello la acción educativa es invaluable, en la escuela recaen muchas tareas tiene gran relevancia que la comunidad de aprendizaje para la vida se ocupe de integrar diversas acciones de protección civil que hagan la diferencia. De nosotros depende que esta tarea sea rutina o se convierta en una acción significativa, esperamos que no se repitan los hechos del 19 de septiembre y que ya hayamos aprendido las lecciones.
Se necesita enseñar geografía del tiempo y del espacio, no basada en el estudio de las capitales, o de interpretación de mapas, una geografía de la comprensión, que entienda a la naturaleza, que desarrolle la observación y el cuidado de la vida de todas las especies. No son asuntos teóricos, son prácticos y son parte de la formación científica que brinda la escuela.
Dedico las líneas de este breve artículo para recordar a mi prima Griselda Brambila que perdió la vida en el CONALEP de la Ciudad de México donde estudiaba en 1985, su cuerpo fue uno de los que no se encontraron, la búsqueda amorosa de su mamá y de familiares y amigos resultó un viacrucis donde pudieron palpar de cerca el dolor de las pérdidas y la inmensidad de la afectación del terremoto que conmovió las fibras más íntimas de los mexicanos y de la comunidad internacional.

*Doctora en Educación. Jefa de Sector de Educación Preescolar en la SEJ. grace-soto@supervisores.sej.gob.mx

Comentarios
  • Mary Limón

    Excelente artículo, que nos hace pensar, llevándonos de los datos oficiales hacia la reflexión personal de la magnitud de la tragedia para la que podemos estar preparados, si así lo decidimos y minimizar sus consecuencias, cerrando con una dedicatoria que te deja reflexionando que es real y sobretodo que sí nos puede pasar. Felicidades Dra. Grace!!

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